Mazda es una de esas compañías que viajan por un camino paralelo, un camino propio, donde las tendencias se siguen siempre que supongan algo más que un puñado de ventas. Ahí está la negativa a adoptar el downsizing en sus motores –la tendencia a reducir el cubicaje para reducir los consumos, pero emplear otras fórmulas para lograr buenas prestaciones– o, más actualmente, la decisión que han tomado en la empresa de no montar pantallas táctiles, porque según ellos, su manejo es peligroso.
En esto último estamos de acuerdo, bueno, también en el tema del dowsizing, ya que son cosas más que lógicas. Pero sobre todo, estamos de acuerdo en su estrategia de producto, aunque tenga mucha presencia de SUV en su catálogo. Básicamente, porque es uno de los pocos fabricantes generalistas –con aspiraciones premium– que todavía tienen en oferta automóviles lúdicos como es el Mazda MX-5. Y lo mejor de todo es que no hay intención de retirarlo del mercado, ni siquiera cuando tenga que ser un coche eléctrico por obligación.
Pocos coches en el mundo tienen una legión de seguidores tan extensa y fiel como el Miata. Desde que se lanzó al mercado por primera vez, hace ya un buen puñado de años –la primera generación se puso en circulación en 1989–, el objetivo del Miata ha sido el mismo y nunca, en ninguna generación posterior, se ha desviado de ese objetivo original: mantener fiel la esencia de la conducción pura, inspirada en los “viejos” roadster ingleses. Y esa misma esencia se mantendrá con la próxima generación.
El éxito del Mazda MX-5 es incontestable, es el roadster más vendido del mundo y con una espectacular diferencia y ha sido, sencillamente, por mantener su mismo espíritu, su misma esencia durante las sucesivas generaciones que se han lanzado al mercado. Así, es de esperar que con la siguiente renovación veamos como la marca sigue la misma senda. No obstante, no sabemos gran cosa de esa renovación, aunque supuestamente, el Mazda Vision Study, que se presentó en formato conceptual y coupé, es un adelanto del futuro Miata. Obviamente, su condición de coupé despista un poco, aunque no sería la primera vez que aparece una carrocería coupé sobre la base del MX-5, aunque sea en formato prototipo.
A comienzo de año se afirmó, desde la propia maca, que el Miata nunca desaparecerá, será uno de los símbolos de Mazda y estará siempre en el catálogo, lo que quiere decir, que finalmente se conviertirá en un eléctrico. O, quizá, aprovechando esa puerta abierta por Europa, adopte los combustibles sintéticos, una solución que solucionaría de un solo golpe el problema del peso de las baterías, un quebradero de cabeza para un coche como el roadster japonés. El principal problema que tienen ahora en la compañía japonesa para mantener el pequeño descapotable en activo, es cumplir con las futuras regulaciones, mientras se mantienen fieles al concepto original.
Ya hemos visto como los coches, casi todos, han subido de peso de forma casi incontrolada y un compacto, como el Peugeot 308 HDi, arroja sobre la báscula poco más de 1.400 kilos. Ese será el principal foco de trabajo para la próxima generación, el NE, aunque por el momento, según parece, no se ha decidido nada. La generación actual se presentó en 2015 y la futura renovación no se espera hasta 2025. Lo próximo que veremos relacionado con el Miata, será la adopción de los actuales grupos propulsores de la marca con hibridación ligera con toda seguridad, lo que permitiría superar la Euro7 y avanzar hacia un futuro eléctrico que, como hemos dicho, quizá nunca llegue tras la aceptación de los combustibles sintéticos.
La adopción de un grupo motor micro híbrido, también permite el montaje de una transmisión manual, una parte esencial de la configuración del Miata y es evidente que poder mantener un elemento que cada día es más escaso, será un tema vital en su desarrollo.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS