El Aston Martin Lagonda Vignale fue un coche conceptual de cinco plazas diseñado por Moray Callum, diseñador que trabajaba para Ghia, la empresa que construyó el Vignale para Lagonda. Se presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra de 1993 junto a otra creación del hermano de Moray, Ian Callum, el Aston Martin DB7 Vantage.
Fue una reinterpretación del modelo Lagonda en clave postmoderna, que estuvo en el mercado desde 1974 hasta 1990. El prototipo se lanzó a modo de globo sonda para ver el interés que podía despertar en el mercado un modelo de Aston Martin de cuatro puertas. Lo cierto es que se recibió con cierto entusiasmo, pero Ford -la que ponía la pasta- decidió su no-entrada en producción por su elevado precio y por ser una marca poco conocida fuera del Reino Unido. Solo se construyeron tres unidades y han sobrevivido dos.
Este sedán de cuatro puertas y cinco plazas tenía unas dimensiones considerables, con 5.232 mm de longitud, 1.981 mm de anchura y 1.447 mm de altura. En un principio se especuló con utilizar un chasis de un modelo de Jaguar, o de un modelo de Lincoln según otras fuentes, pero al final se decidió construir un chasis a medida, partiendo de un perímetro tubular de acero al que se le añadieron diferentes paneles de aluminio.
La carrocería estaba realizada en materiales compuestos ligeros, sustituyendo el cromo de las molduras por el níquel a causa de su mayor variedad de tonos. Las líneas curvas eran las predominantes en su diseño, tanto en la carrocería como en el interior.
Esta inmensa berlina de más de 5 metros de longitud mezclaba elementos clásicos como el diseño curvado de los elementos de la carrocería con toques modernos como llantas y faros
Preguntando a Mr. Vignale qué criterios le llevaron a materializar tan llamativa creación, sus palabras fueron las siguientes: “Mi Lagonda es el ejemplo de un coche postmoderno cuya estética se puede calificar de clásica moderna”. Los elementos clásicos quedaban plasmados en las líneas y formas del capó, techo y maletero, así como el gran tamaño de las ruedas.
Los elementos “modernos” se mostraban en el diseño de las llantas, los alargados intermitentes, la parrilla delantera y los faros, pero sobre todo en el diseño de su interior, materializando un claro objetivo: buscar el máximo confort, lujo y majestuosidad conforme a la máxima expresión de lo que era un Gran Turismo.
Los interiores fueron diseñados por David Wilkie y la elección de colores y materiales corrieron a cuenta de Sally Erickson. Mostraba materiales de lujo y exquisita calidad, como cuero tipo pergamino, inserciones y elementos de madera de haya, molduras de aluminio, tapizado interior y techo en lanas de primera y unas plazas traseras con un ordenador portátil en una plaza (ojo, en 1993) y un ¿tocador? para las damas en la otra plaza.
En su conjunto el habitáculo recuerda a un salón colonial británico, con el lujo supeditado al confort. Los asientos contaban con todo tipo de regulaciones eléctricas con memoria para sentirse totalmente cómodos frente a un curioso salpicadero cóncavo fabricado en madera. Este salpicadero enmarcaba unos relojes de fondo blanco de lecturas exactas, en el más genuino estilo Art Nouveau.
Un automóvil artesanal y tan exclusivo como este podía tener serios impedimentos para su fabricación en serie, según las palabras del entonces cabeza ejecutiva de relaciones públicas de Ford, Walter Hayes: “No tenemos un firme programa de producción del Lagonda Vignale; por el momento interpretamos su presencia como una base de investigación y estudios estéticos para algo muy exclusivo”.
Su habitáculo artesanal recordaba a un salón colonial británico, enfocado al máximo confort y lujo de sus ocupantes, con toques neo retro. Se planteó con dos mecánicas, un V8 de 4,6 litros y 190 CV de origen Ford, y un V12 de 5,9 litros y 400 CV. No pasó de la fase de prototipo
En un principio se pensó utilizar un motor V8 de Ford de 4,6 litros, 190 CV y 366 Nm de par motor, acoplado a una transmisión automática de cuatro velocidades. Al final se decidió elegir un motor más adecuado y potente, un V12 de 5,9 litros y 48 válvulas, usado posteriormente en el Aston Martin Vanquish V12 y en el DB7. Este propulsor entregaba 400 CV muy elásticos y progresivos.
Toda la mecánica estaba respaldada por una excelente gestión electrónica. Se recurrió a una caja de cambios automática de cuatro relaciones procedente del Aston MartinDB7, así como otros elementos mecánicos como el equipo de frenos de cuatro discos ventilados, parte de las suspensiones -independiente en ambos ejes-, diferencial…
En total se construyeron tres unidades. Las dos primeras originales construidas por Ghia llevaban cinco plazas y el motor V8 de 4,6 litros. Uno iba pintado en gris -posteriormente destruido- y otro en azul Sorrento. Este último se vendió en 2002 por parte de Ford en una subasta por 403.500 dólares, unos 461.000 euros de hoy.
La tercera unidad presentaba numerosos cambios con el objetivo de pasar a producción, utilizando una plataforma diferente de Ford, con unas dimensiones más pequeñas y algunos cambios de diseño, como una parrilla rediseñada y unos faros diferentes y una pintura de color rojo Burdeos. La mayor novedad era el motor V12 de 5,9 litros pensado inicialmente. Su interior se configuró para cuatro personas. Se vendió en 1995 al sultán de Brunei por 1,3 millones de libras esterlinas, unos 2,5 millones de euros de hoy.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS