El siguiente anuncio va para todo amante de la ingeniería bávara a quien se le ha pasado por alto las últimas novedades sobre su coche fetiche: calma. El BMW M3 tendrá una sexta generación y, salvo vaivenes del tiempo, no se limitará a las propulsiones puramente eléctricas.
El tema arrastra un historial en el que un prototipo camuflado del futuro iM3 fue visto a finales del 2024, pero la actualización más reciente partió de un artículo de los colegas australianos de Car Expert publicado el 7 de febrero y titulado BMW dice que los modelos de gasolina y eléctricos del M3 coexistirán “mientras la regulación lo permita”. El eje de la información, las declaraciones de los responsables de BMW M.
Reafirmaciones. En la noticia de diciembre, la noticia paralela a la novedad del eléctrico apuntado para el 2028 fue la continuidad asegurada del M3 de combustión, a lanzarse también dentro de tres años para inaugurar la sexta generación denominada G84. Lo difundido días atrás por Car Expert fue un poco más allá. Sylvia Neubauer, vicepresidenta de Clientes, Marca y Ventas de BMW M, fue un poco más allá.
Además de la llegada de los eléctricos, Neubauer dijo que “creemos que habrá espacio para otras tecnologías, como propulsores híbridos o convencionales”. He aquí algo que rescato sobre este asunto y que tomo de los colegas de Autoevolution –El BMW M3 de combustión interna coexistirá con el BMW M3 eléctrico, publicado el 10 de febrero– quienes dan como una posibilidad concreta –nada ilógico, claro está– que entre los híbridos se ofrezca un M3 híbrido ligero con un sistema de 48 voltios acompañando al seis cilindros.
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Los beneficios que daría este tipo de propulsión al M3 es una apreciación a tener en cuenta. El asterisco se colocaría en las retenciones de frenado y habría que probarlo una vez salga a las calles para confirmar qué tanto afectará al manejo, pero por el peso que implica la tecnología, generaría un saldo positivo en rendimiento y eficiencia de combustible.
Motivados por el deseo de volver a ver un BMW M3 cupé a gasolina
Vaya tiempos aquellos en los que el M3 coupé, el que se extraña desde su partida con el E92 de cuarta generación, no era una especie en extinción. Hoy, un sugerente dato de mercado sobre la marca alemana podría ser el siguiente: en el 2024, BMW M vendió 206.582 unidades, lo que le valió un aumento del 2,1 por ciento tanto a nivel trimestral como interanual, y el más elegido de la división fue el i4 M50, un alto impacto tras su estreno.
Veredicto. El espíritu de los cupé de BMW M sigue vivo en los clientes y la propia gama acompaña a que no se apague su fuego, sea con el i4 o con los dos puertas y el Gran Coupé de combustión. ¿Qué quiero decir con esto? La futura sexta generación del M3 sería una excusa interesante para hacer una excepción en el segmento. Si el G84 se lanzara hoy mismo, la demanda eléctrica reflejada en el i4 le indicaría un camino impostergable a la división y, empujados por el deseo, nos entusiasmaríamos con leer a Neubauer confirmar el retorno del cupé dos puertas al M3.
Falta. El tiempo vuela, pero es temprano para conjeturas. “Mientras la regulación lo permita“. Aunque la declaración apuntó a las berlinas y familiares, quizás en un futuro no muy lejano esas regulaciones toquen la puerta de la Serie 4 y se abra entonces una ventana para que la gasolina pase a ser sólo un permitido, un permitido reubicado en el M3. “Ofrecemos modelos M Performance totalmente eléctricos en la mayoría de los segmentos”, adelantó también Neubauer, por lo que deberíamos contemplar al M4 en sus palabras. Bastante pretensioso, pero soñar no cuesta nada.
Mauro Blanco
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