
¿Qué quiere decir esto? Pues que tienes un coche para casi lo que quieras. Es cómodo, fácil de conducir, eficiente –muy eficiente– y si tienes prisa, corre; vaya si corre. Es un coche con 300 CV, y están ahí, todos y cada uno de ellos, aunque luego no se note a la hora de darles de comer. Hay que tener claro que no es un coche deportivo, es un SUV, lo puedes ver a simple vista, y no anda como te esperarías de un coche deportivo con 300 CV. Un Hyundai i20 N es más rápido, sin lugar a dudas, pero, obviamente, no más versátil ni más capaz en el día a día.
El RAV4 enchufable es, quizá, uno de los mejores híbridos enchufables del mercado. Toyota domina la hibridación de tal forma, que no importa si es enchufable o convencional, son la maldita referencia y si no fue suficiente al comprobarlo con la gama del C-HR, el RAV4 enchufable nos lo confirma. El consumo es muy contenido siempre, sin importar la carga de la batería, el tacto general es soberbio en toda circunstancia y los andares del coche ofrecen un agrado de conducción de primer nivel. Lo único que no me gusta es el color…
Primera impresión: sobrio, no soso
Desde fuera, el RAV4 PHEV no grita atención, lo cual —en tiempos de diseño anguloso y calandras de proporciones bíblicas— es casi un acto de rebeldía. Su línea es musculosa, con proporciones que insinúan capacidad sin caer en la exageración. En rojo o gris grafito, uno no se sentiría fuera de lugar ni aparcado frente al Liceo Francés, ni en una urbanización de La Moraleja. Si lo escoges de un color más oscuro, entonces, la presencia del coche es todavía mejor.

Se ve musculoso, con cierta garra; no es el típico diseño soso como los que tenía antes Toyota
Hace poco se presentó la próxima generación y, para ser sinceros, hay que decir que Toyota ha caído en modas y tendencias. Ha exagerado formas, ha radicalizado rasgos y ha perdido, al menos por mi parte, algo de esencia. Cosas que no ocurren con este RAV4 que he conducido y eso que musculación y rasgos marcados no le sobran. El caso es que aquí, todo es más acertado, está mejor colocado y mejor integrado, tiene carácter y personalidad sin tener que recurrir a líneas recargadas, calandras enormes o faros superrasgados y con firmas lumínicas rebuscadas.
Como he dicho antes, lo único que no me gusta es el color. El plata no le sienta bien ni a Mercedes, pero claro, para gustos los colores. No sé como le sentaría el azul medianoche de la generación anterior, pero seguramente mejor que el plateado que luce la unidad de pruebas. Si fuera mi coche optaría por el GR Sport en azul Orion o en rojo Emoción, ambos con el techo en negro, aunque no he probado el GR Sport, todo sea dicho.
Por dentro: té con tostadas, pero en Chamberí
El habitáculo es justo lo que uno espera de Toyota: materiales de calidad más que decente, mandos bien situados y una pantalla táctil que no requiere un máster para usarse –aunque, por gráficos e imagen, esté un paso por detrás de algunos rivales–. Los asientos son cómodos incluso después de tres horas de tráfico por la M-30 bajo lluvia torrencial. El silencio a bordo en modo eléctrico te hace apreciar los pequeños placeres de la vida, como un buen podcast o el canto ocasional del climatizador.
Ciertamente, conducir el RAV4 PHEV te hace dudar sobre tus ideales: “¿y si me compro un RAV4? Lo malo es que es un SUV, y en casa no somos de SUV… Pero es que, de verdad, va tan bien… ¿Por qué no? Podemos salir con los perros, aprovechar en vacaciones para ir al merendero aquel perdido en medio del monte o la casa rural en aquel pueblo que ni siquiera tiene las calles asfaltadas… Y el resto del tiempo, que nos haga la vida más cómoda en las putrefactas calles llenas de agujeros que tenemos alrededor de casa”.

Dentro es cómodo, suficientemente grande para casi cualquier familia, visualmente, en lo que respecta al diseño, no es la repanocha, pero es agradable y, además, ¡¡tienes mandos físicos para la climatización!! Odio, cada día más, tener que gestionar una pantalla para no pasar frío o no cocerme de calor…
Paseo por El Retiro, escapada a la sierra, lo que quieras, no hay problema
En modo eléctrico, el RAV4 se comporta como un chófer discreto: hace su trabajo sin hacer ruido. Tiene hasta 70 kilómetros de autonomía eléctrica realista, suficiente para el día a día desde Pozuelo a Príncipe Pío sin encender el motor térmico y, aunque tardes vida y media –el tráfico en la capital es entre malo y peor–, al menos, lo harás sin gastar en exceso y de forma bastante cómoda.
Pero pisa el acelerador, deja que se desperece el motor de combustión, y la entrega de 306 CV llega con la compostura de una cena en Ponzano: sobria, potente y sin necesidad de fuegos artificiales. Hay potencia, por supuesto, pero no desborda, no asusta, todo es ordenado, correcto; podríamos decir que el Toyota RAV4 PHEV es un tipo educado y respetuoso, que levanta 50 kilos en mancuerna como el que se rasca el culo un domingo a mediodía…
Lo mejor de todo es que no importa si la batería está cargada o no, Toyota ha desarrollado un grupo híbrido enchufable que funciona exactamente igual que sus híbridos convencionales y eso se agradece sobremanera. Las sensaciones al volante, la respuesta del motor, la potencia disponible… No hay diferencia, al menos que se aprecie claramente al conducir, entre la batería cargada y la batería totalmente vacía. Ni siquiera el sonido del motor o todo lo que se siente al volante.

Más de 700 kilómetros de autonomía sin necesidad de hacer malabares; el grupo motor del RAV4 enchufable es de lo mejorcito
Y por si fuera poco, puedes aventurarte fuera de la carretera sin miedo a romper el coche en el primer agujero que te encuentres. Es más, puedes ir tan rápido, o casi, que por asfalto. Entre semana, oficinista con corbata, los fines de semana, runner capaz de afrontar terrenos que te pueden llegar a sorprender. El RAV4 es el coche ideal para ir a trabajar el lunes, y subir a la sierra el sábado con el niño, los perros y las bicicletas en el techo. Y lo he comprobado…
Consumos ridículos, sobre todo por ciudad
En trayectos urbanos, puedes no quemar ni una gota de gasolina. En viajes largos, el sistema híbrido suaviza ansiedades climáticas y de autonomía. Un servidor, tras más de 500 km variados entre ciudad, autopista y alguna curva cerca de Navacerrada, ha visto consumos combinados de 2,5 litros, mientras que con batería descargada, los consumos, según ordenador, rondaban los 6,5 litros. Ni mal para un SUV que pesa lo suyo y corre más de lo que muchos deberían poder hacer.
¿Es el RAV4 PHEV el SUV más emocionante del mundo? No. ¿Es uno de los más sensatos, refinados y, digámoslo, con más clase madrileña? Sin duda. Si tuvieras que cruzar Madrid en plena hora punta o escapar un viernes por la A-6 sin preocuparte demasiado, este Toyota lo haría con una compostura digna de un desayuno en el Ritz: silencioso, eficaz, y sin dejar huella (ni de CO₂ ni de estrés).
Además, si lo comparamos con los rivales más directos, el RAV4 PHEV poco tiene que envidiar a nadie, más bien les sirve a los demás de referencia. Ell Ford Kuga PHEV, quizá su rival más directo, ofrece una conducción muy cómoda y una eficiencia urbana destacable, con una autonomía eléctrica similar, aunque es claramente más dinámico y directo en sus reacciones, no tan confortable –aunque también destaca por lo refinado de su funcionamiento– y su grupo híbrido es menos contundente y se nota cuando se le exige en carretera abierta.

Por su parte, el Peugeot 3008 Hybrid4 aporta ese je ne sais quoi del diseño francés: más futurista por dentro, con una interfaz visual más atrevida (y a veces confusa), y hasta 300 CV en la versión de tracción total. Su conducción es más suave, más “boutique”, ideal si tu ruta diaria incluye una parada en Conde Duque o algún brunch con vistas a la Castellana. Sin embargo, su autonomía eléctrica es algo más modesta, el confort general es ligeramente más alto, pero no alcanza el aplomo japonés del RAV4 en carretera.
En resumen: el Kuga es como ese amigo simpático y cumplidor que siempre llega a tiempo, el 3008 es el estiloso que se preocupa por los detalles, y el RAV4… el que te lleva, te cuida y no dice ni mu.

Evolución del Toyota RAV4 en una sola imagen. Primera generación frente a la que, desde ya mismo, es la “penúltima” edición del SUV nipón
Datos técnicos
FICHA TÉCNICA | Toyota RAV4 | |
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MODELO | RAV4 PHEV | |
MOTOR | Delantero transversal. Cuatro cilindros, 2.487 centímetros cúbicos, atmosférico | |
RENDIMIENTO | Potencia máxima | 185 CV a 6.000 revoluciones |
Par máximo | 227 Nm entre 3.200 y 3.700 revoluciones | |
Combinado | 309 CV | |
TRANSMISIÓN | Caja de cambios automática de engranaje planetario, e-CVT. Tracción delantera con diferencial libre | |
DIMENSIONES Y PESOS | Largo por ancho por alto | 4.600 x 1.855 x 1.685 mm |
Batalla | 2.690 mm | |
Peso en orden de marcha | 1.910 kg | |
DATOS PRESTACIONALES | Aceleración de 0 a 100 km/h | 6 segundos |
Aceleración de 80 a 120 km/h | ~8,8 segundos | |
Velocidad punta | 180 km/h | |
Relación peso potencia | 6,1818 kg por CV | |
CONSUMOS | Consumo medio homologado (NEDC) | 1 l/100 km |
Consumo medio durante la prueba | 2,5 litros /100 km con batería cargada 6,5 litros/ 100 kilómetros con batería descargada |
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PRECIO UNIDAD PROBADA | Desde 41.600 euros |
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS