He de reconocer, que cuando se dio a conocer la llegada del nuevo FIAT 600, el escepticismo fue la primera sensación que tuve. No porque se recuperar una denominación que España tiene un peso enorme, sino porque resulta muy aburrido que la única forma de llamar la atención sea esa, recuperar viejas denominaciones. ¿Acaso se han acabado las ideas? Los fabricantes tienen un departamento de marketing descomunal, son tan poderosos que incluso han llegado a dominar como deben ser los coches que se van a vender, así que capacidad tienen para imaginar nuevos argumentos que un “simple” nombre antiguo.

Obviamente, en cuanto se supo la noticia, todos los amantes del clásico 600, del pelotilla, pusieron el grito en el cielo y criticaron todo lo criticable, sobre todo cuando el nuevo FIAT 600 en nada se parece al “viejo” modelo. Con el 500 jugaron la baza del diseño, de mantener la esencia, hasta cierto punto, del modelo original –esencia estética, claramente, la sencillez y la economía se perdieron por el camino–, pero con el 600 han ido por otro camino y, al menos desde mi punto de vista, se ha buscado un modelo complementario al FIAT 500 con el que poder batallar en un segmento donde la compañía italiana tiene mucha experiencia: el de los utilitarios.

FIAT es una de las mayores especialistas en el segmento B y con el FIAT 500X tenía un coche bastante majo, que cumplía con lo que se podía llegar pedir de un coche así, aderezado con un estilo que solo en Italia son capaces de lograr. La simpatía que despertaba la gama 500 no la tenía ningún otro rival y, por ello, el FIAT 600, el reemplazo del 500X, ha buscado ese camino, el de la simpatía. ¿Se podría haber hecho de otra forma? Desde luego, pero ellos tienen más información que nosotros, así que quizá tengan razón. No obstante, tampoco sería la primera vez que meten la pata hasta el fondo…

Así, el FIAT 600 es como un 500 más grande y capaz, y por lo tanto, sube un escalón en el catálogo de la marca y adopta un nuevo nombre, uno que solo siga una lógica aplastante: si es más grande y más capaz, pasa de 500 a 600. Ni más ni menos, aunque claro, también se aprovecha la relación con el FIAT 600 original, ese que conocimos en España como SEAT 600 y revolucionó el país.

Los prejuicios, siempre, enturbian la realidad

Como decía al inicio, al conocer la noticia del regreso del FIAT 600, y después al ver las fotos, el escepticismo fue la primera sensación. Sí, había prejuicios, la comparación con el modelo original fue inevitable –escribí un libro sobre el SEAT 600, no me culpéis por compararlos… –. Y después de una semana con el coche en garaje y de haberlo usado para absolutamente todo, he de afirmar algo: que malos son los prejuicios. Salvo por la decoración de la unidad que nos dejó la marca, que no me gusta nada –la tapicería es original, pero la combinación de colores me parece mejorable–, creo que bien podría tener un hueco en mi garaje como coche para todo; es agradable de conducir, gasta poco, se conduce de con una facilidad pasmosa, tiene una buena dinámica y si dejamos a un lado las llantas, no es un coche feo.

Muchas veces, cuando quedamos para las sesiones de fotos, le digo a Miguel que, por favor, se deje los prejuicios en casa y que venga con la mente en blanco y muy abierta, pero en esta ocasión fui yo el que debería haberse aplicado la retahíla desde el inicio. De todas formas, el haber afrontado la prueba con malas sensaciones no ha venido mal del todo, me ha permitido darme cuenta de lo tontos que somos a veces solo por cuestiones de nombre. Y ocurre lo mismo con e Mitsubishi Eclipse Cross, por ejemplo, con el que nos hemos ido “de campo” y nos lo hemos pasado en grande –todavía no hemos publicado ese reportaje–.

El FIAT 600 es, en definitiva, un utilitario como lo fue el original, adaptado al mercado que le toca vivir como el original, cuyo precio no es excesivamente alto: 22.346 euros según el portal oficial de la marca en España, aunque es una oferta temporal, el precio que figura sin oferta es de 25.300 euros, que tal y como están las cosas, es aceptable. Pero ojo, porque es el precio de la versión con grupo motor híbrido con 100 CV, el más interesante desde mi punto de vista, el 600E, con oferta incluida, es 10.000 euros más caro. Hay otra opción híbrida con 136 CV, que es cosa de 1.300 euros más caro que el “pequeño” –sale, con oferta, por 23.666 euros–.

Con esto quiere decir que no hagas caso a las denominaciones, porque en ocasiones, juegan malas pasadas. El FIAT 600 es un coche más que bueno si quieres un segmento B de aspecto pintón, con un grupo motor híbrido de prestaciones dignas y unos consumos muy bajos, todo ello adornado con la etiqueta ECO de la Dirección General de Tráfico. Solo debes saber que no es deportivo, ni tampoco lo pretende, para eso está el Abarth 600E.

El FIAT 600 tiene mucho en común con el Jeep Avenger

Lo primero que me llamó la atención cuando vi por primera vez el FIAT 600 es que no resulta tan pequeño como te esperas. La ficha técnica dice que mide 4.178 milímetros de largo y 1.779 milímetros de anchura, se podría decir que está en la media, pero parece algo más grande. Seguramente sea por su diseño, aunque en su interior tampoco se echa en falta más espacio. Los tres que somos en casa –los perros no los cuento en esta ocasión– nos hemos movido bien, sin apreturas, y el maletero da para hacer la compra diaria y algo más. Vamos, que la función de coche “de familia” la cumple, y bastante bien.

También me llamó la ateción los muchos elementos que comparte con el Jeep Avenger. Gran parte del salpicadero es el mismo, como la zona donde están colocados los mandos de la transmisión –se gestiona mediante botones–, los mandos de la climatización también sin iguales, los botones de los elevalunas, la instrumentación… Incluso el volante es el mismo, con la salvedad que falta el radio inferior en el caso del FIAT 600. Es un interior agradable, al que solo le cambiaba la combinación de colores de la tapicería. No se han usado los mejores materiales ni se han efectuado los mejores ajustes, pero no hay nada que se pueda reprochar porque todo ofrece un aspecto bastante decente. Es una de las cosas que se deben tener en cuenta a la hora de escoger el FIAT 600, al menos en su versión híbrida de 100 CV.

También recuerda al modelo pseudo yankee en el tacto general, en la posición de conducción y en las reacciones. Incluso acepta circular fuera del asfalto siempre que el terreno no esté muy roto.

Fácil, cómodo y con un gasto aceptable

No obstante, lo mejor del coche es como se conduce y como se comporta, cosas que, todo sea dicho, deberían ser el pilar básico de cualquier elección cuando hablamos de coches. ¿De qué te sirve un coche muy bonito, si luego no es agradable de conducir y en carretera no se comporta correctamente? Con el FIAT 600 tendrás un coche muy cómodo, con una suspensión de tarado suave que absorbe bien los baches de cualquier calle. Obviamente, nos los elimina por completo, pero no aprecié movimientos bruscos ni incómodos, tiene unos andares bastante suaves que se ven un poco enturbiados por las vibraciones del motor. A bajo régimen apenas notas que está el motor de gasolina en funcionamiento, pero si aceleramos un poco o buscamos salir de un cruce con soltura, el motor genera algunas vibraciones. Son pocas y no son molestas, pero se notan.

Así, en general, el FIAT 600 es muy suave. Si tienes un poco de tiento con el acelerador, puedes circular en modo eléctrico bastante tiempo. En teoría, siempre predomina el motor eléctrico hasta los 30 km/h y la autonomía es testimonial –no más de tres kilómetros–, pero en realidad, siempre está presente, como cabe esperar de cualquier grupo motor híbrido. Es el mismo grupo motor que usa el Jeep Avenger semi híbrido –también lo hemos probado y os contaremos cosas más adelante–.

El grupo motor no tiene unas prestaciones de órdago, ya lo hemos visto en otras ocasiones como con el Peugeot 208 o el mencionado Jeep Avenger, pero la microhibridación le sienta muy bien. Sale mejor desde parado, no es nada espectacular, pero el motor de combustión vibra algo menos, empuja lo suficiente para cualquier usuario y mantiene velocidades en autopista tan elevadas como te atrevas –no pasa de los 186 km/h de marcador–, aunque se siente más cómodo alrededor de los 140 km/h. No porque falte potencia o chasis, es como más agradable resulta de conducir: no hay vibraciones desde el motor, apenas hay ruido mecánico, el consumo se mantiene contenido –rara vez pasa de los 6,1 litros– y las suspensiones mantienen el confort general en todo momento.

Las curvas… Bueno, nada que no se pueda apreciar a simple vista. El FIAT 600 Hybrid es de esos coches que sabes lo que vas a encontrar con solo verlo. Esto quiere decir que no es un deportivo, ni tampoco lo pretende. Puede rodar ligero en carretera de curvas, pero si pasas de un límite, empiezas a notar señales de que no está cómodo. Es un coche ideal para fluir por la carretera, adaptar tu ritmo a la personalidad del vehículo y dejarte llevar con suavidad. Si corres más de la cuenta, el motor, a base de ruido y vibraciones, para después las suspensiones, que resultan blandas, dejarán claro que no es así como debes conducir.

Más personalidad que muchos rivales

El FIAT 600 es un coche al que podemos considerar honesto, no engaña ni pretende ser más de lo que es. Al menos así me lo ha parecido a mí, y me ha convencido. ¿Se podría llamar de otra forma? Sí, claro, pero como hemos dicho antes, la lógica apunta hacia ese nombre. De todas formas, estoy convencido de que si olvidas el nombre y lo pruebas te cambiará la percepción que tienes del coche.

Tiene mucha personalidad. Su diseño es claramente inconfundible, la decoración interior es original, es cómodo pero no por ello especialmente torpe y esconde un comportamiento que acepta circular a ritmo alegre si no hay muchas curvas cerradas, porque prefiere las de radio amplio. Personalmente, me gusta, pero, repito, con otro color exterior y una tapicería que no sea blanca. También estoy convencido de que la versión híbrida con 136 CV irá mucho mejor… Así que voy a preguntar en FIAT, a ver si tenemos suerte.

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