Volvo ha presentado, hace tan solo unos días, su nuevo SUV de siete plazas y cien por cien eléctrico, que podemos considerar la transición del popularísimo Volvo XC90 a esta modernidad nuestra a baterías. Se trata del Volvo EX90, cuyos primeros datos ya os avanzamos aquí, y que ha confirmado lo anunciado por la marca entonces: es el modelo del fabricante sueco más seguro de la historia. Porque también es el Volvo más avanzado tecnológicamente hasta la fecha.

La presentación de este modelo de vital importancia para la marca sueca tuvo lugar en el centro de Estocolmo, a modo de homenaje de los orígenes del fabricante, pese a que la producción del Volvo EX90 está planificada para llevarse a cabo en Estados Unidos, en primera instancia, y posteriormente también en China. Supone el punto de inicio de una estrategia de electrificación masiva de su gama, que pasa por el lanzamiento de un nuevo vehículo a baterías cada año hasta ofrecer tan solo modelos eléctricos ya en 2030.

Otro de los objetivos a medio plazo del fabricante sueco es el de convertirse en una marca neutral en cuanto a su huella de carbono para 2040. En este Volvo EX90, sin ir más lejos, una parte importante de sus componentes están fabricados a partir de materiales reciclados. En concreto, Volvo nos ha querido contar que son de este origen un 15 % del acero y un 25 % del aluminio presentes en su chasis, como lo son hasta 48 kilogramos —15 % del total— de los plásticos utilizados en el ensamblaje de este SUV.

El Volvo EX90 es toda una declaración de dónde estamos y adónde queremos llegar”, ha dicho Jim Rowan, director ejecutivo de la marca

Un exterior reconocible y para observar

Estéticamente, el Volvo EX90 incorpora muchos de los rasgos identificativos de las líneas de diseño de los vehículos lanzados recientemente por la marca sueca. Así, los faros delanteros adquieren en su firma lumínica las formas bautizadas como el “martillo de Thor”. Volvo asegura que la “forma sigue a la función” en el caso de su nuevo SUV. El frontal carece casi de aberturas, como buen eléctrico —tan solo existe una pequeña entrada de aire activa, es decir, con una trampilla que se abre o cierra en función de las necesidades de refrigeración de su sistema eléctrico—, y las ventanillas se han enrasado con los marcos de la carrocería, del mismo modo que los tiradores de las puertas. Con todo, el coeficiente aerodinámico —Cx— anunciado para el modelo se queda en un modesto 0,29, un tanto peor que el declarado para el BMW iX —0,25—.

Llama la atención la pequeñísima joroba sobre el parabrisas, casi a modo de la muesca para la cámara delantera en un moderno smartphone, en la que se aloja el sistema lidar, una de las claves que permiten a Volvo anunciar un nivel de seguridad sin precedentes para su nuevo SUV de siete plazas. Junto con cinco radares, ocho cámaras y 16 sensores de ultrasonidos, que constituyen el hardware de sus sistemas de interpretación del entorno en tiempo real, permite detectar obstáculos, así como calcular las velocidades de estos, incluso cuando se circula a 120 km/h. Según la marca, es capaz de detectar a un peatón en la vía a una distancia de hasta 250 m.

Estos sistemas se apoyan en un módulo NVIDIA DRIVE que se ocupa de procesar esta información para generar una visión de 360 grados en tiempo real del entorno del vehículo. También se incorpora la herramienta 3D denominada Unreal Engine, desarrollada en la industria de los videojuegos y que contribuye al buen funcionamiento de estos sistemas de seguridad del Volvo EX90, que en última instancia se rigen por un software desarrollado internamente por el fabricante sueco. Algunos de estos, como el Pilot Assist, se benefician de dicha exhibición tecnológica, ya que ofrece nuevas funciones como la asistencia para el cambio de carril.

La integración del un lidar permitirá al Volvo EX90 incorporar sistemas de conducción autónoma nivel 3 tan pronto como estén disponibles

Un SUV que también observa su interior, con Android Automotive integrado

Como ya habíamos apuntado hace unas semanas al hablaros de este inminente lanzamiento del Volvo EX90, se presentan en este vehículo importantes mejoras también en lo relativo a su capacidad para identificar el nivel de atención del conductor en todo momento. Varios sensores y cámaras, operados según algoritmos desarrollados asimismo por la propia marca sueca, supervisan la concentración del conductor según los movimientos de sus globos oculares. En caso de percibir una leve distracción, o cualquier atisbo de soñolencia, el asiento frente al volante vibrará levemente, y el vehículo será incluso capaz de detenerse por sí mismo y solicitar ayuda si es necesario.

La apuesta por la tecnología de vanguardia continúa en el interior, donde nos encontramos con una pantalla de 14,5 pulgadas de diagonal y orientada de manera horizontal situada en el centro del salpicadero. Está destinada a la gestión del sistema de infotainment del vehículo, que emplea Android Automotive como sistema operativo, del mismo modo que los vehículos de Polestar, fabricante parcialmente propiedad de Volvo. La compatibilidad con el ecosistema de Google es completa, también sin cables, pero permite a su vez conexión inalámbrica con Apple CarPlay. Eso sí, la activación de algunas funciones del vehículo en remoto, como la climatización, solo podrá realizarse mediante dispositivos con sistema operativo de Google.

Lleva instalada conectividad 5G, que permitirá la rápida adopción de las numerosas actualizaciones de software a distancia que se prevén para este modelo —y se temen para la generalidad de automóviles en el futuro próximo—. El sistema de sonido lo provee Bowers & Wilkins, con dos novedades para la marca: Dolby Atmos integrado y altavoces en el reposacabezas, todo ello dirigido a proporcionar una experiencia más inmersiva en términos de acústica.

Es un eléctrico puro con hasta 600 kilómetros de autonomía con una sola carga, diseñado para llevar más lejos nuestros estándares de seguridad, el primer coche Volvo que está verdaderamente definido por su software y que formará parte de un ecosistema más amplio, que conecta tu domicilio y el resto de dispositivos. El Volvo EX90 es el comienzo de algo nuevo en Volvo en muchos sentidos”, ha añadido Jim Rowan

Una misma batería para dos niveles de potencia

Casi para el final hemos dejado la parte decisiva, la que convierte al Volvo EX90, como a cualquier otro vehículo, en un automóvil: su sistema de propulsión. Desde el inicio estará disponible tan solo la versión más potente de las dos que por ahora sabemos que configurarán su gama. Denominada Twin Power Performance, instala dos motores eléctricos de imanes permanentes, uno en cada eje, con una potencia máxima de 380 kW —517 CV— y 910 Nm de par. Cuenta, por tanto, con tracción total, aunque es el motor delantero, de 272 CV en esta versión, el encargado en ambos casos de mover al vehículo en las fases de menor exigencia. Además, es posible desacoplarlo para permitir la propulsión por inercia y mejorar su eficiencia, gracias a la instalación de un sistema de embrague.

Posteriormente llegará una versión menos prestacional, denominada Twin Motor, también con tracción total a partir de un motor por cada eje y con 300 kW —408 CV— de potencia máxima combinada. En este caso, su motor delantero aporta solo 163 CV, mientras que el trasero es el mismo de la versión anterior, de 245 CV de potencia. La batería es común para ambos modelos. Se declaran para esta 111 kWh de capacidad bruta —107 kWh netos—, y ofrece una autonomía, medida en ciclo WLTP y para la versión menos potente, de 600 km por cada carga completa. Puede recuperar un 70 % de su carga —del 10 al 80 %— en menos de 30 minutos, gracias a una potencia pico de recarga de 250 kW. Permitirá, además, carga bidireccional, lo que posibilitará que este Volvo EX90 se convierta en un proveedor de energía eléctrica en cualquier momento, aunque esta función todavía está pendiente de su aprobación para cada mercado concreto.

No sabemos nada por ahora del precio que tendrá este Volvo EX90 cuando se ponga a la venta. Tal y como hemos comentado, comenzará a fabricarse ya en 2023, en Estados Unidos, en una planta que se pretende que alcance para entonces la neutralidad en cuanto a emisiones de carbono de sus líneas de producción, de camino al objetivo de la compañía de alcanzar dicha meta para su balance total de operaciones en 2040.

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