Salvo para aquellos que hayan estado viviendo en una cueva, todos sabemos que mañana, 18 de octubre, distará de ser una jornada normal en Cataluña. Las reacciones de facciones separatistas a partir de la sentencia del Tribunal Supremo a los políticos condenados por sedición, malversación y desobediencia están haciéndose -lamentablemente- demasiado visibles.

Para mañana estos sectores llaman a una huelga general que paralice la actividad económica en toda la comunidad autónoma. Episodios pasados ya han permitido ver que, si bien la mayoría de los manifestantes están en su derecho de protestar, y lo hacen cívicamente, algunos radicales pueden poner reaccionar muy de malas respecto a aquellos que quieran ir a trabajar. No es una huelga por motivos laborales, por lo tanto no es legal hacerla.

SEAT anunció hoy que ha parado su fábrica de Martorell desde el mediodía, y mañana no va a funcionar, dejándose de producir más de 3.000 turismos. Los 6.800 empleados se quedarán en casa para evitar follones, tanto a la entrada y salida del trabajo, como por la posibilidad de quedarse como rehenes en un corte de carreteras o de comunicaciones por parte de manifestantes, ídem para los proveedores. SEAT ha añadido que no es un cierre patronal y no se perderán sueldos, y los sindicatos de la fábrica no secundan el paro.

¿Por qué hoy? Martorell es uno de los puntos donde llega hoy una marcha a pie desde Tàrrega, y querían evitarse problemas con los trabajadores que salen del turno de tarde precisamente a esta hora. No es algo baladí que el principal motor económico de Cataluña pare su actividad. Tampoco es baladí lo que está sucediendo en ciudades como Barcelona o Girona, donde el clima está más tenso que en una final deportiva de esas de alto riesgo.

La planta de Nissan en la zona franca de Barcelona no tiene previsto parar su actividad mañana.