El Shelby Cobra es un automóvil mundialmente conocido, un coche casi sin igual que levanta pasiones allí donde aparece una unidad. No en balde, tanto su diseño –un roadster puramente británico– como el corazón que late bajo su capó delantero, formaban y forman todavía a día de hoy, una combinación brutal. Evidentemente, también está el hecho de haber ganado infinidad de carreras.
La variante más famosa y deseada es el Cobra 427, un disparate de automóvil con motor de siete litros atmosférico y más de 400 CV capaces de retorcer el chasis como su fuera de papel. Hay muchas otras versiones, pero esta es tan desproporcionada que, como cabría esperar, es objeto de culto. Sí, es cierto que están los 427 Supersnake, pero se fabricaron muchos menos –solo sobrevive uno– y no tienen tanta repercusión entre la afición general. Los fanáticos del modelo ya son un tema aparte, que seguramente estarán pensando ahora mismo que vaya “jartá” de tonterías decimos.
Pero es cierto, fuera de los máximos seguidores del Cobra y de los coches americanos, el modelo más popular es el Cobra 427 y versiones como el Supersnake quedan un poco relegadas a los más puristas. Por eso, también pasa del Cobra 289 Dragonsnake, una de las versiones más raras y poco conocidas del Cobra, del cual, solo se fabricaron cinco unidades. Pero el Dragonsnake tiene una historia muy interesante detrás, además de ofrecer unas prestaciones bastante respetables.
El Cobra 289 Dragonsnake nade del deseo de Carroll Shelby de competir en carreras de resistencia con el Cobra, un objetivo que implicaba realizar algunos cambios en el modelo. Por un lado, se escogió el V8 289, como el nombre del modelo indica, pues aunque no era tan potente como el 427, gastaba mucho menos. Aun así, Shelby trabajó en el motor para obtener diferentes grados de potencia. El rango de potencias iba de los 271 a los 385 CV, aunque en su versión más extrema, podía rondar los 400 CV, aunque solo se fabricó una unidad con esta opción de motor.
Las carreras de resistencia, como su denominación indica, se basan en poder aguantar durante muchas horas en pista. Por eso, los tiempos de las carreras de resistencia no suelen ser tan rápidos como, por ejemplo, los tiempos de la Fórmula 1, porque los coches están sometidos a un mayor esfuerzo y hay que cuidar la fiabilidad. Ese mayor esfuerzo también afecta al chasis, por lo que suele ser necesario reforzarlos, como ocurrió con el Cobra 289 Dragonsnake. Shelby tuvo que reforzar el chasis en diferentes puntos, además, también añadió un radiador más grande y un diferencial trasero de deslizamiento limitado.
Solo el nuevo diferencial ayudó a mejorar las capacidades del Cobra cuando había que asumir mayores cantidades de potencia y par, que se combinó con los nuevos refuerzos del chasis para convertir al Cobra Dragonsnake en una leyenda del automovilismo americano. No en balde, los Cobra Dragonsnake fueron la creación de Shelby American para enfrentarse a Ferrari en el campeonato. También fue un rival directo de los Corvette Stingray en Estados Unidos.
La unidad de las fotos fue subastada por Mecum Auction en 2022 y es el único ejemplar que se fabricó con especificaciones “Stage III”, es decir, con el motor de 400 CV.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS