Lo supimos a principios de año, la Unión Europea estableció que, para 2030, las emisiones de carbono de los turismos nuevos bajasen un 35 % respecto a los niveles de 2021 (que rondarán los 95 g/km de CO2) y un 30 % para las furgonetas. Esa norma, en la práctica, impide que los Estados miembro pusiesen objetivos más duros por su cuenta.
Y es que para 2025, 2030 o 2040 se anunciaron en varios países europeos –incluso el nuestro– la prohibición de matricular vehículos ligeros con emisiones directas de CO2, salvo que fuesen históricos, y en el saco se metía a los gasolina, los diésel, los de GLP, los de GNC e incluso los híbridos. Solo se librarían los híbridos enchufables y los eléctricos o de pila de combustible de hidrógeno.
Dinamarca era uno de esos países, y está volviendo a la carga. Junto a otros 10 Estados de la UE, presionó el viernes en Luxemburgo para que se endurezcan los objetivos de reducción de emisiones o, al menos, que permitan que países a nivel individual endurezcan sus políticas. La UE pretende llegar a la neutralidad en carbono para 2050, y para 2030 las emisiones en la eurozona deben caer un 40 % ¡respecto a los niveles de 1990! Para 2017 se había llegado a una reducción del 21,9 %.
El sector del transporte está incrementando sus emisiones, mientras otros están consiguiendo reducirlas. La reducción global se ha estancado, incluso repuntado levemente
Algunos gobiernos están empezando a sentir la presión, ya no solo de la comunidad científica, sino de la calle. Las protestas contra el cambio climático -y la inacción política que hay detrás- están trascendiendo lo que tradicionalmente ha sido cosa de ecologistas y movimientos verdes. Esta tendencia está calando cada vez más en las capas más jóvenes de la sociedad, ya que serán las que más van a sufrirlo.
Ya no es solo por el movimiento estudiantil Fridays for Future, esas protestas ya pueden empezar a alcanzar el día a día. Por ejemplo, esta misma mañana unos tres centenares de manifestantes han bloqueado el tráfico en el paso elevado sobre el Paseo de la Castellana, en Madrid. Y había convocadas protestas en unas 50 ciudades de todo el globo. E irá a más.
Las futuras prohibiciones de matriculación afectarán solo a los modelos nuevos, e indicarán a los fabricantes un camino claro por el que seguir: electromovilidad a saco, no seguir invirtiendo en motores de combustión interna y poner todos los huevos en esa cesta. Tranquilos, que vuestros coches legalmente adquiridos antes de todo esto seguirán pudiendo circular, no les retirarán la matrícula, como mucho será más costoso moverlos por temas de impuestos.
De todas formas, ahora mismo el problema de las emisiones en el transporte (el sector que más emisiones de carbono produce) tiene una solución efectiva a corto plazo y de consecuencias más visibles: imponer impuestos al queroseno de aviación y/o aumentar las tasas aeroportuarias, reduciendo el consumo excesivo que se hace del transporte por aire -debido al fenómeno low cost– y derivando esos viajeros al tren, al autobús, o simplemente, que viajen menos. Ahora bien, la aviación civil es solo el 13,6 % del problema, de acuerdo a los datos de hace tres años. Los turismos siguen siendo los principales responsables.
El hecho de que durante años los fabricantes hayan estado haciendo trampas al solitario y manipulando los ciclos de homologación bajo norma NEDC nos ha hecho perder mucho tiempo en avances. Si se hubiesen cumplido en el mundo real los objetivos de reducción que ya había desde 2007, ahora no tendríamos que tomar medidas tan duras. Y ya no solo es que fuera eso, es que la popularización y el aumento desproporcionado de ventas de SUV solo hacen por empeorar lo que ya es un enorme problema.
Javier Costas
Me gustan los coches desde que tengo uso de razón (o antes). Tras haber conducido más de 400 coches aquí sigo, divulgando y aprendiendo a partes iguales sobre las cuatro ruedas. Vosotros habéis hecho que se convierta en mi pasión.Ni la población ni la renta per cápita de Dinamarca (al igual que Luxemburgo) es equiparable a casi ningún otro país de la UE. Ya ni digamos España (y más aún la vaciada, tanto de población como de empleo)…
Y ya no hablemos de los medios…
En la España vaciada habrá que mantener los coches existentes con vida más tiempo, al menos mientras sus usuarios los necesitan. La mayoría de la población está en ciudades y pensando en las ciudades se toman estas medidas. En un pueblo de 100 habitantes donde nadie tiene un eléctrico no tiene ningún sentido poner puntos de carga.
Yo me muevo en metro a diario, y estas al tanto de como anda mi garaje, por cierto ayer me toco un R4 en un sorteo en la concentración de los Yébenes y no es coña.
Evidentemente hay que tomar medidas, basta con mirar estos calurosos días en pleno en octubre, pero solo espero que al menos podamos circular con nuestros queridos clásicos al menos los sábados y domingos, a título personal y con eso, seria feliz.