Coche del día: Porsche 911 Carrera 4 3.6 (993)

Coche del día: Porsche 911 Carrera 4 3.6 (993)

Casi tan placentero como el 911 Carrera, pero con un plus de seguridad


Tiempo de lectura: 5 min.

El Porsche 911 Carrera 4 3.6 de la generación 993 se dio a conocer en otoño de 1994. Un año antes se dejó ver en  Salón del Automóvil de Frankfurt la cuarta generación del Porsche 911 Carrera (a secas) con propulsión a las ruedas traseras. Entre medias de ambas versiones se comercializó el Carrera Cabriolet. A simple vista el Carrera 4 era muy difícil de diferenciar del Carrera con un solo eje motriz.

Tan solo se distinguía por unos detalles mínimos, como el logo “Carrera 4“ de color titanio que presidía su bonita zaga y los situados en los embellecedores de las ruedas, el conjunto de pilotos traseros de color rojo, los intermitentes delanteros en blanco y la pintura color titanio en las mordazas de los frenos.

En su habitáculo la única diferencia era el color del pomo de la palanca de cambios, también pintada en color titanio. El resto del equipamiento era idéntico, con doble airbag, cierre centralizado y elevalunas eléctricos y aire acondicionado, entre otros muchos elementos de confort.

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Porsche 911 Carrera 4 3.6 (993)

Este compacto deportivo medía 4.235 mm de largo, 1.735 mm de ancho y 1.300 mm de alto. El sistema de tracción total solo añadía 50 kg de peso respecto al Carrera normal, marcando en báscula 1.420 kg. Un aspecto digno de destacar era el mantenimiento del volumen del maletero delantero -123 kg- gracias al compacto diseño del diferencial delantero.

Los ingenieros de Porsche tenían una tarea ardua por delante. Tenían que crear un nuevo sistema de transmisión con menor peso que la mostrada en el primer Carrera 4, allá por 1988. De hecho, pesaba 30 kg menos a pesar de llevar nuevos componentes. El objetivo era evitar cualquier pérdida de potencia y mantener al mismo tiempo las prestaciones y el consumo, así como el comportamiento y placer de conducción de la versión de dos ruedas motrices.

De forma resumida, este nuevo sistema de tracción total contaba con un embrague de acoplamiento viscoso junto a un transeje que permitía trasladar potencia y tracción al eje delantero, un diferencial de frenado automático (ABD) y un diferencial autoblocante mecánico para el eje trasero con un tarado que oscilaba entre el 25 y el 40 %.

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Porsche 911 Carrera 4 3.6 (993)

El acoplamiento viscoso distribuía de forma automática el par motor al eje delantero en función del deslizamiento de las ruedas traseras, ofreciendo al coche una elevada capacidad de tracción. También se compensaban las diferentes velocidades de las ruedas de cada lado del coche al trazar las curvas.

Su motor bóxer de seis cilindros y 3,6 litros nos deleitaba con el agradable rugido de sus 285 CV y nos empujaba hasta los 270 km/h, a pesar de sus 1.420 kg de peso

El diferencial de frenado automático reforzaba esta capacidad, detectando a través de los sensores del ABS el deslizamiento de cada rueda. De esta forma aplicaba un par de frenado a la rueda que deslizaba y asignaba más par motor a la opuesta. Este sistema era eficaz hasta los 70 km/h.

El último elemento de este complejo sistema de tracción, el diferencial autoblocante mecánico, que conseguía un efecto de estabilización al cambiar la distribución de pesos en las curvas, manteniendo al coche en la trayectoria marcada por el eje delantero con una precisión total. Su conducción era levemente distinta al Carrera, pero con sensaciones prácticamente iguales y un aumento de efectividad. Se reducía levemente el placer de conducción -algo menos juguetón- a cambio de ofrecer una mayor seguridad.

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Porsche 911 Carrera 4 3.6 (993)

El motor era de arquitectura bóxer como en todos los 911, con un bloque de seis cilindros que cubicaban 3.600 cm3. Este motor atmosférico llevaba dos válvulas por cilindro e incluía un sistema de inyección electrónica de combustible. Entregaba 285 CV a 6.100 RPM y 340 Nm a 5.250 RPM de par motor máximo. Seguía estando refrigerado por aire en la generación 993, lo que le da un sonido muy especial.

La caja de cambios era manual, con seis relaciones. El equipo de frenos contaba con cuatro discos ventilados y ABS, y la suspensión era independiente en ambos ejes, con sistema McPherson delante y dobles brazos detrás, con barras estabilizadoras en ambos ejes. Los neumáticos eran de medidas 255/40 R17.

El Porsche 911 Carrera 4 aunaba casi el 100 % del placer de conducción del Carrera normal pero con un plus de seguridad

Las prestaciones eran muy buenas, manteniendo la velocidad máxima respecto al Carrera de tracción a las ruedas traseras, con 270 km/h. La aceleración se mejoraba en algunas décimas, consiguiendo alcanzar los 100 km/h desde parado en 5,5 segundos. La ventaja obviamente era muy superior sobre firme deslizante.

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Porsche 911 Carrera 4 3.6 (993)

Los consumos por vías interurbanas no eran exagerados, alrededor de los 9 l/100 km a una velocidad media de 120 km/h. La ciudad no era su medio preferido, pues llegaba a beberse cerca de 18 l/100 km de zumo de dinosaurio. Sus 74 litros de depósito de combustible le otorgaban una autonomía media de alrededor de 600 km.

El Porsche Carrera 4 3.6 (993) aunaba casi todo placer de conducción de su homólogo de propulsión a las ruedas traseras, pero con una mayor seguridad. La elección dependía del nivel de exigencias o de preferencias de su afortunado propietario y conductor. Era y es un coche con su sitio en nuestro listado de máquinas con espíritu RACER.

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Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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