Nos encontramos ante un bonito convertible de bolsillo, cuyo aspecto mas representativo era un techo duro retráctil que lo convertía de coupé a cabrio en 18 segundos y viceversa. Un biplaza con un amplio maletero y buenos motores con un precio ajustado suponía una buena opción para quien deseara un coche de este tipo sin desembolsar una fortuna, cuando ese tipo de coches tenía sentido. El Opel Tigra TwinTop rivalizó con el Peugeot 206 CC o el Nissan Micra C+C, de similar planteamiento.

No podemos negar un gran atractivo visual a este dos plazas diseñado por el carrocero francés Heuliez. Con sus escasos cuatro metros poseía dos amplias plazas y un maletero enorme (440 litros con la capota puesta, que se reducía a 250 litros descapotado, y aparte añadir un espacio de 70 litros detrás de los asientos). Teníamos que tener cuidado al entrar y salir para no golpearnos en la cabeza, pues el pilar A estaba muy inclinado.

Partiendo del Opel Corsa C, sus interiores son prácticamente iguales, con la misma mala calidad. No teníamos quejas en amplitud y confort, salvo que fueses una persona muy alta. Al no tener el volante regulación en profundidad el pilar A nos quedaba muy cerca con el consiguiente peligro para nuestras cabezas. Algo que no se entiende es el hecho de que los deflectores de aire traseros fueran una opción, algo que debería ser de serie.

Lo más interesante de este coche era su doble uso como coupé y cabrio. Para accionar su mecanismo era necesario tener el coche parado, liberar las dos palancas de bloqueo y por último desplegar el protector del maletero, acción que solo se realizaba con el maletero vacío. Después de 18 segundos sonaba un pitido y ya podíamos disfrutar de un cabrio. Hasta los 140 km/h se podía circular con comodidad y era aconsejable llevar las ventanillas subidas. El confort térmico era bueno tanto en verano como en invierno, con o sin capota.

El motor Ecotec 1.8 de 128 CV era la mejor opción dentro de la gama. Un motor potente y elástico, no con mucho par -165 Nm a 4.000 RPM-, a partir de este régimen ya perdíamos fuelle y no convenía apurarlo mucho más. Si realizábamos una conducción orientada a la economía el consumo no subía de los 6 litros; si por el contrario pisábamos el pedal derecho con alegría rondábamos los 8 litros, lo cual no era excesivo.

Era un vehículo pensado para conducirlo con una orientación al confort y por carreteras buenas, no invitaba a la conducción deportiva, la dirección asistida era blandita y desagradable en esta situación. La frenada estaba encomendada a cuatro discos siendo bastante eficaces, al igual que la palanca de cambios. Entre las opciones que se podían elegir teníamos la radio CDC 40, ordenador de a bordo, navegador GPS, pack Sport Prestige (ESP, asientos de cuero y llantas de 17 pulgadas), teléfono…

También se pudo adquirir con sendas motorizaciones de menor potencia, un 1.4 de gasolina con 90 CV (manual o automático), y un 1.3 CDTI con 70 CV.

Por una cantidad razonable poseeríamos dos coches en uno para lo que quisiéramos, para escaparte con tu pareja o irte de vacaciones, como herramienta de trabajo o simplemente por el placer de conducir sin techo. No salía caro disfrutar de este placer, estaba al alcance de muchos conductores. En 2017 se especuló con la posibilidad de su renacimiento en 2019, pero de momento es solo eso, una especulación.