Coche del día: Alfa Romeo 75 2.0 Twin Spark

Coche del día: Alfa Romeo 75 2.0 Twin Spark

Las dos bujías fueron seña de identidad de la marca durante algún tiempo


Tiempo de lectura: 5 min.

Si hay un coche que en los años 80 compaginaba mejor el concepto de deportividad y el de practicidad, ese era el Alfa Romeo 75. Fue un vehículo condicionado por recortes económicos y esto influyó en su desarrollo tanto mecánico como estético, pero que aun así dejó obsoleto al Alfa Romeo 90, que sólo disfrutaría de 3 años de vida comercial. Ningún otro coche de 4 puertas y propulsión, disponía de un reparto de pesos entre ejes parecido al que pudiera esperarse de un deportivo (50/50), gracias a la inusual disposición de su caja de cambios. A su eficaz comportamiento en carretera también ayudó el nada convencional sistema de suspensiones, que le confería una capacidad motriz superior a la de sus competidores a pesar de estar más pensadas en conseguir el mayor confort posible y provocar un balanceo de la carrocería por encima de lo deseable.

Dos años después de la presentación del Alfa Romeo 75, la marca del Biscione sacaba a la luz una nueva versión llamada Twin Spark. Su nombre provenía de la tecnología aplicada en su motor, que consistía en la incorporación de un sistema de doble bujía por cámara de combustión, pero además incluiría también un sistema de distribución variable. Exteriormente, se le reconocería por estar equipado con pasos de rueda ensanchados, faldones laterales, intermitentes de color blanco y un alerón posicionado en la puerta del maletero que progresivamente iba tomando forma a partir de las molduras laterales. Al tablero se le dotó de unos relojes con una numeración en color naranja. Tras el restyling de la gama 75 en 1989, adoptaría una nueva rejilla frontal, se cambiarían los gráficos de los relojes que pasarían a ser de color blanco, los faros traseros abandonarían el color naranja para ser rojos, se instalaría un nuevo volante y además recibiría una mejora general en la calidad de los acabados.

Alfa Romeo ya tenía experiencia tanto en la utilización de la doble bujía por cilindro, recurso utilizado en los ligeros Alfa Romeo Giulia GTA, como en sistemas de distribución variable, tecnología aplicada anteriormente en el Alfa Romeo Spider de 1980, siendo este el primer vehículo de gran producción en montar este dispositivo.

Para desarrollar su motor se partió del veterano dos litros de la marca construido en aluminio, dotado de doble árbol de levas en culata, 2 válvulas por cilindro y que alimentado por dos carburadores de doble cuerpo conseguía una potencia de 128 CV. A su culata se la sometió a varios cambios como la inclusión del doble encendido y la incorporación de una cámara de combustión más compacta gracias a la modificación del ángulo formado por las válvulas de admisión y de escape (en este caso rellenas de sodio) que pasaría de los 80º a los 48º. También se instaló un sistema electrohidráulico de distribución variable en el árbol de levas de admisión que variaba su posición con respecto al árbol de levas de escape en hasta 30º y que facilitaba en gran medida la respiración del propulsor.

Alfa Romeo 75 Twin Spark

La línea en cuña y la banda de plástico negro siempre marcaron notablemente la imagen del Alfa 75, que cuadraba como anillo al dedo con el motor Twin Spark

Alfa Romeo había desarrollado el mejor y más potente motor atmosférico de 2 litros y 8 válvulas del mercado que alimentado mediante una inyección electrónica Bosch Motronic, era capaz de obtener una potencia máxima de 148 CV y un par de 185 Nm a 4.000 rpm, manteniendo de forma casi constante un par de 165 Nm entre las 2.500 rpm y las 5.200 rpm. A partir de entonces la marca del Biscione dejaba de perder terreno con respecto a las demás berlinas deportivas de dos litros que se estaban comercializando y cuyos motores incluían culatas de 16 válvulas obteniendo potencias que rondaban los 150 o los 160 CV.

Cuando el propietario del Twin Spark se subía a bordo, se encontraba con todo lo necesario para disfrutar de la carretera: unos asientos cómodos aunque con cierta falta de sujeción lateral, un volante regulable en altura y profundidad y un cockpit lleno de información y fácil lectura dirigido hacia el conductor que hacía que todos los mandos estuviesen al alcance de la mano. No ayudaba a la comodidad del conductor la posición del pedalier, descentrado y desplazado a la derecha y una dirección pesada que hacía necesaria la opcional dirección asistida.

El Alfa Romeo Twin Spark era un coche con nervio, ágil y fácil de conducir, con unas características mecánicas que lo hacían estable en carreteras rápidas y divertido en zonas reviradas de montaña gracias a la precisa dirección asistida, a su buen reparto de peso de sus 1.120 kg de masa y a la suspensión que mantenía una buena relación entre rigidez y comodidad. Su motor, de moderados consumos y un poco ruidoso en alta, era magnánimo con su conductor debido a su gran elasticidad, siempre y cuando el cuentarrevoluciones no bajase de las 2.000 rpm. Cumplía como berlina deportiva con una velocidad máxima de 204 km/h y una aceleración de 0 a 100 km/h de 9,7 s. aunque heredaba los defectos de la familia, como el impreciso cambio de marchas y la conducción poco agradable en zonas bacheadas.

Con un precio bastante aquilatado de 15.000€ (de aquella época) se posicionaba por debajo del V6 y de la versión Turbo, pero sobre todo de sus contrincantes directos europeos que disfrutaban de culatas multiválvulas y de tracción delantera como eran el Citroën BX GTI 16v de 160 CV (17.850€), el Peugeot 405 MI16 de 160 CV (18.000€) y el Opel Vectra 2000 de 150 CV (18.800€).

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Javier Gutierrez

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