Coche del día: Volkswagen Fox

Coche del día: Volkswagen Fox

Un urbanita juvenil demasiado germánico


Tiempo de lectura: 6 min.

El Volkswagen Fox era el benjamin de la marca -con permiso del Lupo-, el modelo de acceso dirigido a un público joven, con un carácter práctico, urbano, de pequeña longitud y elevada altura. Se puso a la venta en junio de 2005. El objetivo de la marca era asociar este nuevo modelo al conductor más joven, y considerarlo como su primer coche. Según estudios de Volkswagen, más de la mitad de sus posibles clientes tendrían menos de 35 años (generación X e Y).

Se diseñó con la colaboración de un grupo de jóvenes diseñadores, artistas, estudiantes de hostelería y cocineros de todo el mundo. Se propusieron reformar el antiguo Hotel Park de Copenhague y lo renombraron como Hotel Fox, con atrevidos y originales diseños. Se utilizó para presentar la nueva criatura de Volkswagen y se agasajó a los invitados al evento con novedosas e innovadoras propuestas culinarias.

Se concibió para aquellos conductores que buscaban un coche eminentemente urbano, con tres puertas, utilizable para algunas escapadas de la ciudad, y que se mostrase ágil, “barato” (más que el Lupo) y con imagen de marca. El Fox no sustituyó al Lupo, sino que coexistieron durante un tiempo. Se situaba un escalón por debajo del Polo (en precio y en calidad), aunque utilizaba la misma plataforma. Se presentó en el Salón de Barcelona de 2005, siendo su lanzamiento comercial en junio del mismo año.

Con la intención de atraer a un público juvenil se le dotó de una línea de cintura alta, una parrilla delantera con marcado diseño en V y una trasera con un amplio y vertical portón trasero para facilitar la carga y descarga de objetos. La capacidad del maletero (260-285 litros, dependiendo del método de medición) era generosa para la exigua longitud de voladizo trasero, ampliables gracias a la opción de la banqueta trasera deslizable en 15 cm. Sus dimensiones eran 3.828 mm de largo, 1.660 mm de ancho y 1.544 mm de alto. El modelo más similar de la competencia era el Mitsubishi Colt CZ3.

Con estas buenas cotas de anchura y sobre todo de altura la habitabilidad era suficiente para cuatro ocupantes -estaba homologado para cuatro-, con un espacio para hombros de 135 cm delante y 134 cm en la banqueta trasera, valores más propios de un compacto de nuestros días. Solo desmerecía el espacio para las piernas, con 63 escasos cm, aunque se le podían añadir hasta 15 cm más gracias a la banqueta trasera deslizable.

Tampoco llegó al modelo el sistema Easy entry, un sistema que permitía avanzar la banqueta delantera al mismo tiempo que se abatía el respaldo. Contaba con una práctica bandeja de plástico que separaba ambas plazas y que permitía alojar dos latas y un espacio para depositar cacharrerías varias.

Volkswagen Fox 4

El puesto de conducción resultaba cómodo, con unos asientos de banqueta corta dotados de unos respaldos altos pero estrechos, y una tapicería de cómodo mullido, con unas rayas como única nota alegre de su interior. Esto contrastaba con la sobriedad germánica del salpicadero, realizado en plásticos duros y ásperos en algunos puntos; este aspecto era el más criticable, resultaba demasiado serio y poco colorista para atraer a un cliente supuestamente joven.

El volante era regulable en altura y profundidad, algo grande de diámetro, y los mandos estaban situados al alcance de las manos. En su cuadro de mandos destacaba el reloj del velocímetro que presidía la parte central del mismo, acompañado por el reloj del cuentavueltas y el indicador del nivel de combustible.

El Volkswagen Fox pecaba de sobriedad y austeridad en el diseño interior, resultando tristón y aburrido, en contra de lo que supuestamente iba a ofrecer a su cliente objetivo, un conductor joven y dinámico que buscaba colorido y alegría en el vehículo

Entre el equipamiento de serie montaba airbags para conductor y acompañante, cinturones automáticos de tres puntos en las cuatro plazas, cuatro reposacabezas (muy duros), y anclajes Isofix para los asientos infantiles, entre otros. Como equipamiento opcional se podía equipar con ESP, sistema de frenada de emergencia, control de tracción (ASR) o bloqueo electrónico de diferencial (EDS). La dirección asistida venía de serie en todas las versiones. El equipo de frenos llevaba discos delante y tambores detrás, suficiente para detener un peso que oscilaba entre los 998 y los 1.085 kg.

Volkswagen Fox 5

Volkswagen Fox 1.2

Se ofrecía con tres mecánicas diferentes: dos de gasolina (1.2 de 55 CV y 1.4 de 75 CV) y un diésel (1.4 TDI de 69 CV). El más básico, el de gasolina de 1,2 litros, contaba con tres cilindros y dos válvulas por cilindro. Desarrollaba 55 CV a 4.750 RPM y un par máximo de 106 Nm a 3.000 RPM, con una velocidad máxima de 148 km/h, tomándose sus 17,5 segundos para pasar de 0 a 100 km/h desde parado. Sus consumos homologados eran 7,7 l/100 km en ciudad, 5,0 l/100 km en carretera y 6,0 l/100 km de media ponderada.

El segundo motor de gasolina era un 1,4 litros de cuatro cilindros que entregaba 75 CV a 5.000 RPM, junto a un par máximo de 124 Nm a 2.750 RPM. Su velocidad máxima era de 167 km/h y empleaba 13 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado. Sus consumos homologados eran 8,7 l/100 km en ciudad, 5,6 l/100 km en carretera y 6,7 l/100 km de media ponderada.

Si lo que buscabas era el menor consumo de combustible tu mejor elección era el 1.4 TDI de tres cilindros y seis válvulas, con 69 CV de potencia máxima a 4.000 RPM y un par máximo de 155 Nm a 1.600-2.800 RPM. Este motor contaba con la tecnología inyector-bomba. Resultaba más ruidoso que los motores de gasolina, con mejores prestaciones que el básico 1.2, pero peores que el 1.4.

Su velocidad punta era de 161 km/h y necesitaba 14,7 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado. Donde sí batía a sus homólogos de gasolina era en los consumos, con 6,1 l/100 km en ciudad, 4,2 l/100 km en carretera y 4,9 l/100 km de media ponderada. Resultó ser un motor tremendamente duro y fiable.

Volkswagen Fox 6

Volkswagen Fox 1.4

Las tres mecánicas iban acopladas a un cambio manual de cinco marchas, muy preciso y de suave manejo. Las suspensiones llevaban sistema McPherson delante y rueda tirada con elemento torsional detrás, con sus correspondientes muelles helicoidales y amortiguadores hidráulicos telescópicos.

La barra estabilizadora solo estaba presente en el eje delantero. Eran unas suspensiones blandas, enfocadas al confort en la ciudad; por carretera abierta se podían apreciar algunos balanceos de la carrocería en presencia del viento acrecentados por la altura de la carrocería.

El Volkswagen Fox se desarrolló como un urbanita destinado a un público joven, aspecto que no trabajó bien a causa de su presentación demasiado aburrida y austera. Resultaba amplio para cuatro personas para lo contenido de sus medidas exteriores, con una acertada oferta mecánica y con un precio elevado para las calidades y ajustes que ofrecía, pero ya sabemos que la imagen de marca se paga.

Su precio oscilaba entre los 13.200 y los 16.000 euros de hoy.

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Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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Francisco Barragán
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Francisco Barragán

Este Fox fue desarrollado por la filial brasileña de VW, aunque el modelo que vino a Europa se ensamblaba en Argentina. De ahí que su precio fuese ligeramente inferior al de un Lupo, un poco más pequeño. El modelo de Mercosur tuvo un polémico fallo de diseño en el mecanismo de plegado de las plazas traseras, el cual provocó varios casos de amputaciones de dedos.
Un fuerte abrazo.


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