Cuando en Japón se atrevieron a lanzar este Suzuki Vitara X-90, el Toyota RAV4 llevaba apenas un par de años a la venta y aún eran pocos sus rivales. Suzuki ya contaba con los Vitara en diferentes versiones, y aunque fuera un todoterreno de verdad su concepto no estaba demasiado distanciado del SUV de Toyota, el cual apostaba por el diseño y un nivel de prestaciones superior para desenvolverse con soltura en el asfalto. No sabemos si ese fue el motivo que impulsó a los creadores del X-90, aunque intentar catalogarlo es tan difícil como innecesario.
Principalmente jugaba con el diseño, y no por su peculiar carrocería, sino por sus redondeadas formas carentes de aristas que le distanciaban del Vitara sobre el que se basaba. Esto les debió de saber a poco y decidieron otorgarle la forma de un… ¿pick-up? O sea, una tapa de maletero plana en vez del portón típico de los TT. Con ello quedaba espacio solo para dos, así que al menos que tuvieran un habitáculo luminoso, y de ahí partiría la idea de ofrecer el techo tipo targa dividido en dos mitades que se podían guardar en el maletero.
Y todo ello manteniendo las cualidades de un 4×4 con tracción total y reductora. En definitiva, o se abarcó demasiado o no tenían ni idea de lo que estaban haciendo
El resultado fue un coche llamativo desde cualquier ángulo que aunque pretendiera servir para mucho al final se quedaba corto en casi todo. Práctico no era porque en el maletero se robaba espacio al colocar la rueda de repuesto o el techo una vez quitado. Las plazas delanteras eran estrechas y la puerta quedaba demasiado cerca de los codos, por lo que a pesar de la luz, resultaba un tanto agobiante.
Si pretendía ser divertido de conducir, el motor 1.6 de 95 CV se quedaba realmente corto, y no por su velocidad punta de 150 km/h o las aceleraciones, sino que a la hora de recuperar velocidad los desarrollos largos de su cambio de cinco marchas, el peso y la aerodinámica pasaban factura. Y por último, aunque mantuviese la tracción total conectable y la reductora, su uso en campo estaba limitado por los neumáticos y unas cotas todoterreno que le dejaban en evidencia frente al Vitara.
Solo quedaba entonces el detalle de ser casi un descapotable, pero recordemos que la propia Suzuki ofrecía en el pequeño Vitara opciones de techo de lona y hard top de resina, así que tampoco tenía demasiado sentido. Menos mal que una conocida marca de bebidas energéticas supo sacarle partido colocando una enorme lata sobre su alerón para pasearse por zonas costeras con el objetivo de darse a conocer.
Lo de la playa no es casual, pues muchos creyeron que el X-90 era un coche destinado a los amantes de áreas costeras norteamericanas que podrían adentrarse en zonas arenosas o dunas con un vehículo que no fuese un buggy. De hecho, los colores que la marca nipona puso a la venta eran muy “marinos”.
El X-90 estuvo en producción apenas un par de años y la mayoría de las unidades fabricadas fueron a parar a Estados Unidos a pesar de que allí les fuesen los coches grandes. Para los europeos era un coche demasiado costoso para tratarse de un simple capricho, y los españoles playeros teníamos el Mehari y los propios Samurai.
Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.Leí por ahí que la idea era abrir el mercado estadounidense, pero como los de Suzuki no tenían mucha pasta para hacer inversiones, se recurrió a la base del Vitara y ofrecer así un modelo más en su catálogo.
Una broma que se les fue de las manos, no supieron dar marcha atrás y pensaron, pues ya que esta diseñado, vamos a ver que pasa…Al menos no son los únicos en cruzar dos especies de coches, un Vitara y un capuccino, no es muy normal, pero bueno, seguro que después de la resaca. se lo pensaron dos veces….Y años después sacaron una copia del qashqai, disfrazado de s-cross. Diferente esta claro que era, pero necesitaba algo mas de motor para rizar el rizo, pues 90 caballos, desarrollos largos, no son muy adictivos a la hora de disfrutar
El resultado de una noche loca entre un Vitara y un Capuccino… ¿Sería eso lo que pasó, entre los diseñadores de ambos vehículos? XD Desde luego, un coche fuera de lo normal. Se podría decir que es un concept-car llevado a la producción. En cuento al motor, si, el 1.6 se quedaba corto. El 2.0 de 4 cilindros, con algo más de 130 cv que ya empleaba el Vitara 3p en algunos mercados (Europa central sobre todo) hubiese sido más adecuado. O aún mejor, el V6 de igual cilindrada que montaban en el Wagon. Pese a sus incovenientes, como el… Leer más »