Coche del día: SEAT Ibiza 1.8 GLX

Coche del día: SEAT Ibiza 1.8 GLX

El primer Ibiza hispano-alemán


Tiempo de lectura: 5 min.

Uno de los primeros productos fabricados por la marca española después del matrimonio hispano-alemán, (ocurrido a principios de 1986, cuando Volkswagen compró en un primer momento el 51 % de la empresa pública española tras su divorcio con Fiat), fue el SEAT Ibiza de segunda generación (6K). Analizaremos la versión SEAT Ibiza 1.8 GLX, presentada al público en Frankfurt en 1993.

Ya llevaban invertidos casi 1.470 millones de euros en la nueva factoría de Martorell (Barcelona). Toda esta inversión supondría la creación de unos vehículos que poco tenían de españoles y mucho de alemanes, con las mejoras en fiabilidad, efectividad y calidad que ello conllevaba. Aquí nos encontramos con el nuevo Ibiza, considerado como un mini-Golf.

Su calidad mejora incluso la de su nuevo hermano mayor, el Toledo. El Ibiza del 93 no tenía nada que ver con la generación anterior, era un modelo completamente nuevo a todos los niveles, en especial el chasis, específico para el modelo, tremendamente rígido, y en motores.

“Hemos trabajado a fondo sobre las soluciones del Golf, incidiendo mucho en la rigidez estructural y la seguridad, y estamos orgullosos del resultado.” – Hans-Jürgen Bellfuss, padre de la nueva plataforma

SEAT Ibiza 1 8 GLX 2

SEAT Ibiza 1.8 GLX edición especial “Marina”

Giugiaro diseñó el Ibiza en colaboración con el centro de diseño de SEAT en Martorell. El tamaño del coche creció en todas sus dimensiones, con una cintura alta, un frontal aerodinámico, y una nueva trasera, que le conferían una silueta diferente al modelo anterior. A pesar de este aumento de tamaño (3.637-3.813 mm de largo, 1.610-1.640 mm de ancho y 1.394-1.424 mm de alto), la habitabilidad era casi la misma, reseñando si acaso una altura algo superior en las plazas traseras, pero no lo suficiente para los más altos.

De todas formas, su habitáculo tenía un espacio razonable y el acceso a ambas filas de asientos era bastante cómodo. Una vez instalados en el asiento del conductor enseguida encontrábamos una postura de conducción ideal, contando con la opción del volante y asientos regulables. Los interiores estaban bien resueltos de forma general, y el color anaranjado de las esferas proporcionaba un toque deportivo. La inclusión del aire acondicionado condenaba una de las guanteras y reducía la capacidad de la otra.

Los asientos denotaban claramente el toque germano, con un grado de dureza incluso superior al del Golf, agradeciéndose en viajes largos. Llamaban la atención los aparatosos pero prácticos asideros de las puertas. La capacidad del maletero se quedaba en unos discretos 270 litros, sin contar el espacio ocupado por una rueda de repuesto de emergencia. Las escobillas limpiaparabrisas dejaban de ser efectivas a partir de los 130 km/h. Las llantas de aleación, con un atractivo diseño, eran opcionales también, así como el asiento trasero abatible por partes.

No resultaba de recibo que no pudiese llevar ABS, ni siquiera como opción

SEAT Ibiza Esquema

Sistema ABS Mk.IV y control de tracción EDS del SEAT Ibiza (6K)

El coche resultaba cómodo, con reacciones progresivas, similares al Golf. Su suspensión venía dotada de sistema McPherson con triángulo inferior, muelles helicoidales, amortiguadores telescópicos y barra estabilizadora en el eje delantero; el eje trasero incluía suspensión semiindependiente de brazos longitudinales interconectados, cojinetes autoalineantes, muelles helicoidales y amortiguadores telescópicos.

Con este esquema de suspensión el Ibiza absorbía muy bien las irregularidades del firme y aportaba un gran aplomo, pero la carrocería se inclinaba más de la cuenta en las curvas cerradas. Este comportamiento era debido a la ausencia de la estabilizadora trasera, aunque supuestamente evitaba reacciones bruscas en un uso turístico. El eje trasero ofrecía un efecto direccional, de sencillo diseño y poco efectivo. Se sustituyó el antiguo sistema de amortiguación de ballesta transversal, que restaba demasiado espacio al maletero.

Su dirección asistida resultaba efectiva y muy suave, algo de agradecer en maniobras de ciudad. La palanca de cambio resultaba igualmente suave de funcionamiento, pero con unas innecesarias holguras que restaban rapidez y precisión de funcionamiento, en especial por carreteras que requerían un uso frecuente y rápido del mismo.

Su motor era un cuatro cilindros y ocho válvulas en posición delantera transversal, con una cilindrada de 1.781 cm3, entregando unos discretos 90 CV a 5.500 RPM y un par máximo de 145 Nm A 2.900 RPM. Su alimentación se realizaba por inyección electrónica monopunto (EFi). Sus prestaciones eran también discretas, acordes con sus valores de potencia y par. Su velocidad máxima alcanzaba los 172 km/h, necesitando 12,3 segundos para realizar el 0 a 100 km/h, algo decepcionante. Los 1.000 metros desde parado los cubría en 34,3 segundos, mientras que las recuperaciones eran algo mejores, con 11,5 segundos en el registro 80-120 km/h en cuarta, y 15,1 segundos para el mismo registro en quinta.

En el apartado de frenos iba equipado con discos de 239 mm de diámetro en el eje delantero, y tambores traseros. Esta configuración, así como ausencia de ABS, le confería unas distancias de frenado elevadas, necesitando 48,9 metros a 100 km/h y 72,1 metros a 120 km/h para parar el coche, con un peso de 1.055 kg. Su nivel sonoro se hacía molesto a altas velocidades, con 79,2 dB a 140 km/h. Los consumos eran parcos en ciudad, con 8,8 l/100 km, y algo elevados en vías rápidas, con 9 l/100 km a 120 km/h, bastante más ajustados por carreteras convencionales, del orden de 6,4 l/100 km a 90 km/h.

Resumiendo, nos encontramos con un representante del segmento B que dio un gran salto en calidad con respecto a la generación anterior, plenamente integrado en el grupo Volkswagen, con la ventaja que suponía contar con sus plataformas y mecánicas, con algunas lagunas en equipamiento, tanto de seguridad como a nivel de confort. Fue el momento en que los SEAT dejaron de serlo, al menos a nivel tecnológico, adoptando el ADN del gigante alemán Volkswagen. El tiempo dio la razón a este matrimonio, con grandes beneficios para ambos, aunque SEAT necesitó mucho tiempo para ver números negros en su cuenta de resultados.

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Sobre mí

Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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sergio
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sergio

Recuerdo ver dos, uno de ellos en un color verde, estuvo en activo, hasta hace bien poco, aun me dura el olor a gasolina cuando lo arrancaba por las mañanas, para quien no supiera la potencia eso de ver 1.8i en la puerta, lo que no se es si lo llevaba de fabrica o era un añadido del dueño, pensabas en pepino, pero luego eran 90 caballos monopunto. Pero en esta generación, nunca llegue a entender los equipamientos, espejos eléctricos y elevalunas manuales… era un poco rara esa política, aunque lo que me hacia mas gracia era cuando lucían en… Leer más »

Miguel Angel
Invitado
Miguel Angel

Asi es Sergio, yo tengo aún uno de los primeros de fecha de Julio de 1993, muy cuidado y no lo cambio, es verdad lo que dices del AIRBAG y el ABS, los elevalunas y el cierre centyralizado era un extr y el costo de este vehiculo con la entrada y a 4 años se fue a 2.800.000 ptas de entonces en 1993 una pasta, yo compre el 5 puertas 1.8 Clxi de 90CV en rojo tornado brillante y a pocos dias de darle una pintura a todo el coche, esta como digo muy bien cuidado nunca me ha dejado… Leer más »


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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

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Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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