Si no arriesgas no ganas. En este caso Renault arriesgó y… perdió. El Renault Wind Concept fue una apuesta demasiado arriesgada por parte de la marca del rombo, básicamente por el momento en el que eligió realizar su lanzamiento, en plena efervescencia de los SUV, a comienzos de la década de los 10 de este siglo.
Aprovechando el Salón del Automóvil de Ginebra de 2004, Renault presentó un coche conceptual de los más atrevidos en el momento, con una configuración poco usual -2+1- enfocado a un rendimiento deportivo gracias a un motor de cuatro cilindros en línea que entregaba 136 CV de potencia. Eran unas buenas credenciales de entrada, de no ser por su gran similitud con un soso, insulso y aburrido pequeño descapotable conocido como Ford StreetKa. Lo podíamos encuadrar en el segmento A, por debajo del Renault Clio.
Salido de la mente de Patrick Clement y materializado por sus manos, se buscó crear un coche de nicho inexplorado. Este descapotable era un poco más largo que un Clio de segunda generación, 3.870 mm. Su altura era de 1.260 mm.
Sus 136 CV extraídos de su motor de 2 litros y cuatro cilindros empujaban con alegría a sus escuetos 850 kg
Este prototipo destacaba por varios motivos, como un habitáculo realmente espacioso para dos personas y el comentado motor situado en posición delantera transversal de 2 litros, 136 CV y 191 Nm de par, más que suficientes para mover con cierta dosis de deportividad sus escuetos 850 kg que marcaba en la báscula. La caja de cambios era automática de seis relaciones, con manejo secuencial gracias a unas levas situadas en el volante.
Su interior mostraba un recubrimiento de piel en color Siena, un tono marrón denominado así por Renault, mientras que parte de la instrumentación, volante y asientos iban forrados con una piel de color marrón más claro con el nombre de Tabac. Cuando accedíamos a su interior descubrimos que el asiento no contaba con regulación alguna; eran los pedales y el volante los que retrocedían unos centímetros cuando subíamos a bordo.
Los dos asientos delanteros iban apoyados en una estructura metálica que incorporaba sendos arcos antivuelco retráctiles. La plaza trasera era para usarla en caso de emergencia, con una banqueta que era la parte central que unía los respaldos de los asientos delanteros, que al abatirse ofrecía una superficie a modo de silla de montar dejando un espacio testimonial para las piernas. Era prácticamente de adorno.
Los relojes del cuadro de mandos estaban realizados en cristal tallado rodeado por un marco de aluminio. Estos relojes eran analógicos, aunque la información de la marcha insertada se mostraba en una pequeña pantalla digital. Los mandos de climatización se situaban en la puerta del conductor, desplegándose cuando se pulsaba para su utilización y pudiéndose plegar de nuevo y quedar recogidos. El mando que controlaba el equipo de sonido, el navegador y el sistema de comunicación resultaba bastante llamativo y se encontraba situado entre los asientos delanteros.
Algunos lo definían como el Mazda MX-5 francés. De forma incomprensible Renault decidió no llevar este prototipo a producción, que a buen seguro hubiese sido la alternativa europea al mencionado Mazda MX-5 japonés. En su lugar acabó saliendo el Renault Wind basado en el Twingo.
Algunos lo denominaron el Mazda MX-5 francés, y lo hubiese sido si se llegase a producir respetando el concepto original
Hubo que esperar seis años para que alguien se tomase en serio la idea, llegando en 2010 con el lenguaje de diseño de los modelos del fabricante francés de esta época. Se mostró con su diseño final en el Salón del Automóvil de Ginebra de 2010 con un formato roadster de capota rígida con un sistema de plegado que se recogía y escondía en 12 segundos. Se abandonó el formato de 2+1 plazas por el de dos plazas y se ofrecía con dos mecánicas distintas de cuatro cilindros, un bloque de 1,2 litros TCe de 100 CV y otro de 1,6 litros atmosférico de 133 CV, conocida como RS.
Lo cierto es que el modelo de producción apenas guardaba similitud con el concepto presentado seis años antes. Se inspiró en el Twingo, tanto en diseño exterior como en medidas, con 3.822 mm de largo, 1.698 mm de ancho, 1.415 mm de alto y 2.368 mm de batalla, con un peso de 1.200 kg. Su interior cogía elementos del Twingo y del Clio, manteniendo el doble arco de seguridad antivuelco del prototipo.
El tiempo demostró lo desacertado de no tomar el diseño del modelo conceptual inicial de 2004 en vez de esta especie de Twingo Roadster, que tan solo duró tres años en los concesionarios. Posiblemente con el motor original de 136 CV y su ligereza de peso hubiese funcionado bastante bien, pero ya sabemos que a veces se arriesga y se fracasa, como le ocurrió a Renault con el modelo definitivo del Wind.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS