El Packard “Myth” Custom Boattail Coupe fue una fiel interpretación del modelo original de 1934, obra del legendario restaurador de automóviles clásicos con la categoría de mitos como es el caso de nuestro protagonista, con el nombre de Fran Roxas.
El “Myth” (mito) se caracteriza por ser un coupé con la zaga conocida como “Boattail”, de cola de bote o de barco en inglés, recordando al Packard LeBaron. Mr. Roxas comenzó de forma muy discreta y sigilosa la planificación de este mito, una auténtica escultura de metal.
En 1996 Roxas contrató a Strother MacMinn, ex jefe del Departamento de Transporte del Art Center College of Design, para realizar unos bocetos previos del modelo. Fue muy conocido por sus trabajos, especialmente en el desarrollo del Opel Kapitän (P1), coche que marcó tendencias en General Motors durante 1938 -MacMinn tenía 20 años- por su avanzado diseño. Las instalaciones de Roxas contaban ya con algunos elementos para su construcción, como las ruedas con llantas de radios Kelsey-Hayes de los 50 y el motor, un V12 de origen Packard.
Su escultural carrocería de voluptuosas curvas recordaban a los yates de lujo de los años 30, con el empleo de la gota de agua como elemento principal de diseño
Scott Knight era un fabricante y carrocero muy respetado con el que Roxas colaboró muy a menudo desde los años 70. Scott revisó los dibujos de MacMinn y, con la ayuda Dave MacMinn (hijo de), empezaron a trabajar en el chasis de forma artesanal, mientras que para la creación de la carrocería utilizaron tecnología de diseño asistida por ordenador. Estaban fabricados íntegramente en acero y dedicaron 18 meses para realizar el trabajo.
Algunos de los componentes del chasis se fabricaron en un taller cercano a las instalaciones de Roxas en Chicago (Illinois, Estados Unidos) respetando el diseño tradicional en el caso de las suspensiones. El eje delantero de tipo tubular y frenos de disco en las cuatro ruedas fueron una incorporación moderna al automóvil.
El motor es un V12 de origen Packard con una cilindrada inicial de 7,3 litros, que generaba 160 CV a 3.200 RPM y cuya cilindrada fue aumentada hasta los 8,2 litros, como manda la tradición de los hot-rod. El colector de admisión se hizo de forma personalizada, unido a tres carburadores Weber de doble cuerpo, enviando los gases de escape a cuatro silenciadores. La doble culata de aluminio resistía unos valores de compresión muy elevados.
El resultado era un motor con un sonido intenso y envolvente, con una música que recuerda a los V12 de Ferrari. Se dice/se comenta que el propio Enzo Ferrari admiró durante mucho tiempo este V12 Packard y que lo utilizó como referencia para el diseño de sus legendarios V12.
Este motor se tuvo que someter a algunas transformaciones para adaptarlo al espacio existente debajo del capó, como una modificación del sistema de distribución para la reducción de la altura del propulsor. Se le añadió una moderna caja de cambios automática de cuatro relaciones GM 4L 60E, con lo cual se consiguió un equilibrio entre la potencia/par del motor y el rendimiento y economía de combustible.
El diseño de su carrocería se podría encuadrar en el estilo neo-retro, un ejemplo de como se vería un Packard en la actualidad. Su largo e interminable capó, su elevada cintura, su baja altura con su mínima superficie acristalada, los guardabarros en forma de lágrima, permanecían fieles a los dibujos más recientes de Strother y Dave MacMinn.
Vemos otros elementos mucho más modernos, como sus discretos y cromados paragolpes perfectamente integrados en la carrocería, los faros delanteros, los pequeños pilotos traseros o la parrilla delantera. El bajo parabrisas dividido en dos partes recuerda al utilizado por el Packard LeBaron de los años 30 y se construyó a medida, siendo un motivo de inspiración Art Decó.
Pintado en los colores Tiger Eye Mica de Lexus y Orange Flake de Bentley, ofrecía un toque deportivo inspirado en los clásicos de los 30. Si el exterior era sorprendente y llamativo el interior no lo era menos.
Mezclaba elementos de los Bugatti cerrados de la década de los 30, los GT de los 50 y elementos de súper lujo de deportivos actuales. De los Packard de los 30 adoptó un tablero de instrumentos de 1934 ligeramente modificado, con un marco cromado que incluía siete indicadores principales Stewart-Warner y un conjunto de cinco botones para diferentes funciones.
Un volante de 380 mm (15 pulgadas) forrado en piel y una palanca con el pomo de aluminio situada en el suelo, junto a la consola central, terminaban de dar la bienvenida al conductor. Los asientos forrados en piel, un equipo de radio AM, un reloj cronógrafo de estilo Duesenberg y un juego de maletas hechas a medida completaban un interior que hacía gala de una gran elegancia.
Con un peso inferior a los 1.600 kg mostraba un reparto de peso entre sus ejes casi perfecto. Para redondear el vehículo se completó con un libro encuadernado en piel en el que se documentaba el proceso de construcción, que duró cuatro años. Este ejemplar único fue adjudicado por la casa de subastas RM Sotheby’s en 2010, en Monterey (California). Encontró dueño por la llamativa suma de 407.000 dólares.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS