Los fabricantes suelen lanzar versiones deportivas de sus pequeños utilitarios con el principal objetivo de aumentar las ventas atrayendo a tres tipos de clientes: los compradores jóvenes, debido a su estética deportiva y a su buena relación precio/prestaciones, los no tan jóvenes que quieren un segundo coche relativamente económico que les permita distinguirse de la mayoría y con el que puedan disfrutar conduciendo y, por último, aquellos aficionados del motor ávidos de sensaciones.
Consciente de estas premisas, Opel, en 1983, añadiría el Corsa SR a la gama del Corsa A -lanzada inicialmente en agosto de 1982-, una versión de aspiraciones deportivas desarrollada sobre la carrocería de tres puertas (hatchback) a la que se le incorporaría un motor 1.3 con 70 CV, asociado a una caja de cambios de desarrollos cortos y una serie de aditamentos estéticos que realzaban su imagen deportiva.
A pesar de las buenas ventas de la versión SR, la prensa especializada criticaba principalmente la sequedad de las suspensiones -por otra parte, mal endémico que afectaba a toda la gama del Corsa A- el uso de unos neumáticos de baja resistencia que limitaban el agarre y unos frenos mejorables. Con el objetivo de paliar estos defectos, la marca del rayo presentaría en mayo de 1985 el Opel Corsa GT, reemplazando así a la versión SR dentro de la gama.
En el exterior se observaban los mismos recursos estéticos utilizados anteriormente en el Corsa SR: spoiler en el paragolpes delantero, alerón en la luneta trasera, banda de color negra en la zona inferior de la carrocería, reborde negro alrededor de las ventanas traseras, llantas deportivas de 14″, y por debajo de la luneta una tira horizontal de color negro con la inscripción del modelo haciendo contraste. Un adhesivo con la inscripción GT colocado en las puertas era la única diferencia entre ambos modelos.
Con los spoilers delantero y trasero, la marca aseguraba haber reducido el Cx de 0,36 a 0,35
En el habitáculo nos encontrábamos con un volante deportivo de tres radios, una instrumentación muy completa con velocímetro, tacómetro, reloj de presión de aceite y voltímetro, y unos asientos deportivos con tapicería de cuadros “tipo Recaro” -según rezaba la publicidad de la marca- confortables, con buena sujeción lateral y apoyo lumbar. El resto del interior, salpicadero, mandos, aireadores y demás, se mantenía igual que en el resto de los hermanos de gama.
Se trataba de un interior amplio para un coche de su tamaño -3.62 m de longitud, 1,53 m de anchura, 1.37 m de altura, con una batalla de 2.34 m y un maletero de 225 litros-. Además, contaba con numerosos huecos para dejar pequeños objetos. Los únicos criticable era el acabado de aspecto robusto pero algo austero y lo poco que se plegaban hacia delante los respaldos, dificultando el acceso a la banqueta posterior.
El equipamiento de serie, muy básico, estaba formado por cristales tintados, limpiaparabrisas y limpialuneta con función intermitente, y una consola central. Entre las opciones a equipar teníamos el espejo derecho eléctrico, preinstalación de radio, elevalunas eléctricos, porta casetes en consola central, luz en compartimento motor, faros antiniebla, techo solar, pintura metalizada, pintura brillante y el cierre centralizado.
El motor, un cuatro cilindros (13 SB) -procedente del SR- estaba montado en posición transversal delantera y acoplado a una caja de cambios de cinco velocidades. Tenía una cilindrada de 1.297 cc y el bloque era de hierro, la culata de aleación, contaba con ocho válvulas y estaba alimentado por un carburador de doble cuerpo Pierburg 2E (en el SR montaba un Pierburg monocuerpo). Lograba entregar 70 CV a 5.800 RPM y 101 Nm de par a 3.800 RPM.
Con el motor 1.3 pesaba 750 kg y alcanzaba los 166 km/h, acelerando de 0 a 100 km/h en 12,5 s, logrando un consumo de 4,9 litros/100 km a 90 km/h
En cuanto al chasis, al igual que en toda la gama, disponía de suspensión delantera independiente tipo McPherson con brazo transversal, tirante longitudinal y muelles helicoidales, mientras que en el eje trasero era semi-independiente de ruedas tiradas con eje torsional y muelles bicónicos. En ambos ejes disponía de amortiguadores telescópicos y barras estabilizadoras.
Con respecto al Corsa SR, Opel aprovecharía para retocar los reglajes de la suspensión, recibiendo de esta forma la versión GT una suspensión con mayor recorrido, muelles más blandos, amortiguadores algo más enérgicos y estabilizadoras de mayor grosor. Sin embargo, montaba los mismos frenos; discos ventilados de 236 mm en el eje delantero y tambores de 200 mm en el eje trasero. En cuanto a los neumáticos, equipaba unas gomas de tamaño 165/65 R14.
Al volante del Corsa GT, el motor 1.3 se mostraba muy enérgico y subía hasta las 6.600 RPM con alegría. Tenía buenos bajos, resultando ideal en ciudad y carretera revirada, pero en autovía o autopista se quedaba algo justo la hora de acelerar en quinta velocidad; la velocidad máxima se conseguía en cuarta. Por otra parte, el manejo del cambio era preciso, aunque la palanca estaba situada algo retrasada y los frenos, justos de potencia, tenían un tacto duro y perdían eficacia tras un uso continuado.
La dirección precisa -aunque algo dura- conseguía inscribir el coche en la trayectoria marcada con agilidad y eficacia en todo tipo de curvas, permitiendo disfrutar de la conducción. Pero la suspensión, mas confortable que en el Cosa SR, seguía resultando algo seca, de manera que si el firme era irregular se notaban ligeras oscilaciones en la carrocería que obligaba a aflojar el ritmo aunque las ruedas no llegaban a perder contacto con el suelo.
En cuanto a los rivales; utilitarios con aspecto deportivo, carrocería de tres puertas y potencia en torno a 70 CV, nos encontrábamos con dos modelos ligeramente más baratos que el Corsa GT, el Fiesta S 1.4 (Mk. II) con 75 CV, y el Renault 5 GTS con 72 CV. El Ford Fiesta era más amplio y estaba mejor equipado, pero pesaba más, las prestaciones eran peores y el chasis tenía una peor puesta a punto. Por su parte, el R-5 también era algo más pesado, pero tenía similares prestaciones y un chasis más afinado que el modelo de Opel.
Llegado el verano de 1987, Opel presentó el modelo correspondiente al año 1988 con algunos cambios en el diseño, entre los cuales destacaba en el exterior una nueva parrilla más estilizada, que sustituía las grandes lamas horizontales por otras mas finas e incorporaba el distintivo GT, un capo con el logo de Opel y unos nuevos paragolpes. En el interior, la guantera y el maletero recibían iluminación y en la instrumentación se añadía un testigo para el freno de mano.
En 1989 el Opel Corsa GT recibía un nuevo motor 1.4 (14 NV) de 1.389 cc, que mantenía las mismas características en cuanto a bloque, culata y carburador que el 1.3. Entregaba una potencia de 75 CV a 5.600 RPM y un par de 108 Nm a 3.000 RPM.
Era más elástico que el anterior motor, con el 80 % del par entre 1.000 y 5.600 RPM, pero el uso de un grupo final mas largo (3,94:1 frente a 4,18:1) y un peso de 788 kg daba como resultado unas prestaciones -en aceleración y recuperación- inferiores a las conseguidas con el antiguo motor a cambio de un menor consumo.
Con este nuevo modelo las llantas de aleación de 14″ eran sustituidas por unas llantas normales de 13″, la inscripción del modelo debajo de la luneta trasera cambiaba de “Corsa 1.3 GT” a “Corsa GT” e incomprensiblemente las opciones como el espejo derecho eléctrico, los lavafaros o los antinieblas no estaban disponibles. No estuvo mucho tiempo en el mercado, desapareciendo el Opel Corsa GT del mercado en el año 1989, aunque el resto de la gama del Corsa A seguiría fabricándose hasta 1993.
Esta última versión podía rivalizar con modelos como, por ejemplo, el Fiesta S 1.6 de 90 CV -el S 1.4 dejó de comercializarse en el 1988-. En este caso el Opel era más barato y aunque existía una diferencia de potencia de 20 CV con el Fiesta, en la práctica, un tren delantero más impreciso y la dirección algo lenta del Ford, permitían que en carreteras reviradas el modelo de Opel pudiera ponerlo en aprietos gracias a la elasticidad de su motor 1.4 y el mejor comportamiento de su suspensión.
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Miguel A. Ager
Enfermo crónico del motor desde que era pequeño y lector compulsivo de cualquier texto que hable del automóvil. Se rumorea que la primera palabra que aprendió fue "coche".Segue el enlace para la image correcta
La image del salpicadero pertence a um Corsa Joy de 1990.
Tem razão. Já está corrigido.