El Coche del día de hoy no es un coche. Y, desde luego, tiene muy poco espíritu RACER. Se trata del Opel Blitz, un camión ligero que vio la luz en los años 30. “Blitz” significa rayo en alemán, y además es el nombre que la marca le dio a su logo gracias a este modelo. Un logo que ha evolucionado como muchos otros y que contará con un leve rediseño en la futura generación del Mokka.
La historia del interés de Opel por los vehículos comerciales se remonta al año 1899, cuando el primer vehículo de la marca contó ya con una versión “de negocios” denominada Geschaftswagen y pensada para cubrir las necesidades de los profesionales. El siguiente paso ocurrió en 1925, con el lanzamiento de la variante furgoneta del Opel Laubfrosch, el primer vehículo alemán fabricado en serie siguiendo la estela de la línea de montaje de Ford en Estados Unidos.
Aquel fue el punto de partida para el Blitz. En 1930 se convocó un concurso en Alemania para escoger el nombre de un nuevo camión ligero que montaría un motor de cuatro cilindros y 2,6 litros de cubicaje, y que sería lanzado al año siguiente.
La convocatoria fue un éxito de participación, quizá animados los concurrentes por el premio ofrecido: un Opel 4/20 al ganador y una motocicleta Opel al segundo clasificado. El jurado escogió finalmente el nombre de Blitz, que a su vez ya habían adoptado 40 años antes para denominar a una bicicleta. De ahí surgió también el emblema de la marca que se convertiría en la imagen de la firma de Rüsselsheim.
El nuevo camión ligero fue un éxito inmediato. De hecho, se tuvo que construir una nueva fábrica en Brandeburgo, para la cual solo tardaron siete meses y destinada en exclusiva a vehículos industriales. Esta nueva factoría tendría capacidad de producir 25.000 vehículos anuales, alcanzando un total de 130.000 unidades, hito que convirtió a Opel en el mayor fabricante de camiones en los años 30. Pero llegó la guerra y la planta fue desmantelada. No fue el final del Blitz.
El Opel Blitz se ofreció con varias batallas, y en principio con versiones de 2 y 2,5 toneladas. En 1936 se sumó a la gama el Blitz S (de Standard), ya con 3 toneladas y el motor del Admiral con 3,6 litros. Estaba disponible con tracción integral, gracias a la cual cumplía la normativa del Ministerio de Tráfico alemán para circular por campo, así como una variante semioruga conocida como el Mulo (“Maultier” en alemán).
Ya después de la Segunda Guerra Mundial se retomó su producción en Rüsselsheim, ahora con el bloque de seis cilindros y 2.473 cc tomado del Kapitän de 1938 y que erogaba una potencia de 55 CV. Sus ventas se cuadruplicaron en un par de años. En 1952 se rediseñó por completo, añadiendo una nueva variante de 1,9 toneladas y líneas más modernas gracias a las formas redondeadas de la carrocería inspirada en los pick-up americanos de la época.
La siguiente renovación llegaría en 1960, con una cabina avanzada que permitía un mayor espacio de carga, al tiempo que resultaba más corto, con batallas de 3 y 3,3 metros de longitud. El motor del Kapitän aumentaba su cilindrada hasta 2.605 cc y una potencia de 80 CV, con la que conseguía alcanzar una velocidad de 100 km/h. Asimismo, se introdujo un motor diésel de origen Peugeot de 2,1 litros y 60 CV.
Su producción duró hasta 1972, año en que la fabricación de vehículos comerciales de Opel fue trasladada al Reino Unido, a la factoría de la ciudad de Bedford, donde nació el Bedford Blitz (filial de Vauxhall especializada en vehículos comerciales), producido hasta 1987, siendo el segundo modelo más vendido en la categoría después del Ford Transit.
A modo de curiosidad, este último Blitz contó en 1982 con una versión eléctrica que podría considerarse antecesora del reciente Vivaro-e.
Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.COMENTARIOS