Junto a modelos como la Citroën C15, uno de los vehículos más presentes en el ámbito rural español de los ochenta y noventa fue la Nissan Vanette. Una furgoneta vendida como la mezcla de un turismo con un furgón. Ofreciendo la comodidad y velocidad del primero sin renunciar al gran espacio de carga propio del segundo. De esta manera, se iba consolidando el concepto de furgoneta familiar que posteriormente acabó de eclosionar con modelos tan versátiles como la FIAT Doblò. Apto para usos laborales aunque capaz de pasar relativamente desapercibido al colocarlo en un aparcamiento repleto de utilitarios y compactos.
Además, aunque la Nissan Vanette se publicitaba bajo el eslogán de “los japoneses”, lo cierto es que buena parte de su trayectoria se encuentra íntimamente ligada a la historia industrial de nuestro país. Y es que, aunque originalmente se presentó en Japón durante 1978, esta furgoneta con ambiciones de familiar no llegó a España hasta 1985. Y no en calidad de vehículo importado, sino en la de modelo nacional ya que fue fabricada por Motor Ibérica. Toda una referencia en la historia de la automoción industrial, siendo responsable de multitud de tractores, camiones, furgonetas, autobuses y todoterrenos bajo la denominación comercial Ebro.
Una saga básica para entender la evolución de nuestro parque móvil, la cual tuvo sus antecedentes en el Cádiz de los años veinte. Lugar y tiempo donde la concesionaria Ford Motor S.A.E comenzó con el ensamblaje de modelos T y tractores Fordson. De ahí la producción se trasladó al poco a Barcelona, donde poco a poco creó sus talleres en los que seguían fabricándose automóviles pero también todo tipo de piezas de recambio. No obstante, la crudeza de la postguerra hizo que aquella aventura de Ford en España languideciera hasta ser nacionalizada por el gobierno franquista en 1954. A partir de ahí creció Motor Ibérica S.A. Iniciativa empresarial protagonista de una compleja historia financiera, acabando en 1981 controlada en un 55% por Nissan.
La historia de Motor Ibérica hunde sus raíces en la entrada de Ford en España con una línea de montaje en la zona franca del puerto de Cádiz en los años veinte
Nissan Vanette, la furgoneta ligera popular en la España de los ochenta y noventa
Con el control mayoritario del accionariado de Motor Ibérica por parte de Nissan, a mediados de los ochenta el mercado nacional se vio plagado de todoterrenos Patrol pero también furgonetas Nissan Vanette. Fabricadas en su mayoría en Barcelona, aunque Nissan también controlaba la fábrica de Ávila fundada en los cincuenta por Fadisa. Posteriormente absorbida por Motor Ibérica pero responsable antes de ello de las furgonetas fabricadas bajo licencia Alfa Romeo en la ciudad castellana.
Una curiosa historia que, por pocos y acelerados meses, casi acaba atrayendo a Ávila el ensamblaje de modelos turismo de la casa milanesa. Sin duda hubiera sido muy interesante ver unidades del Giulia de 1962 nacidas en la meseta, aunque en verdad en este entorno la Nissan Vanette logró posicionarse mucho mejor a partir de su presentación española en 1985. Disponible en la versión de una bancada más espacio diáfano para la carga, furgoneta con dos bancadas y minibús con hasta nueve plazas la Nissan Vanette fue capaz de cubrir un amplio espectro avanzando en la senda marcada por las Ebro Fadisa o las VW T2 años antes.
Además, poco a poco fueron apareciendo variantes con el chasis alargado y la altura del techo incrementada. De esta manera, la Nissan Vanette no sólo se convirtió en un polivalente modelo industrial con capacidad de satisfacer usos familiares, sino también en un vehículo perfecto para pequeñas empresas de construcción o transporte así como los siempre recurrentes viajeros en furgonetas camperizadas.
Con la Vanette se daba un paso más en la hibridación entre modelos turismo y furgonetas uniendo lo mejor de cada segmento para ofrecer así una alternativa creíble en carretera pero también con gran espacio para pasajeros y carga
Respecto a los motores, estos variaban desde los 1,2 hasta los 2 litros. Siempre sobre la base del bloque motor con cuatro cilindros en línea conectado a una transmisión manual de cuatro velocidades o automática de tres. De todos modos, aunque evidentemente estos ingenios no contaban con una respuesta deportiva o excesivamente potente a su favor, la verdad es que los 865 kilos de la Nissan Vanette en sus versiones más escuetas ayudaban bastante a la hora de ofrecer ligereza de marcha. Y es que, tal y como decía su anuncio, la Vanette ofrecía las prestaciones de un turismo con el espacio de una furgoneta. “Dos coches sobre cuatro ruedas”.
Miguel Sánchez
Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.Mi padre tuvo una coach, que luego heredamos los 4 hijos uno por uno por orden. Una auténtica roca con la que vivimos muchas aventuras, podías llevar a muchos amigos, ir de viaje, dormir en ella, super fiable y gastába poquísimo, a veces repostábamos solo 100 pesetas ;). Lo único poca velocidad y dirección durísima pero que buenos recuerdos y que bien se portó siempre!