Hoy traemos hasta nuestra web uno de los automóviles más exclusivos fabricados por la marca del tridente, el Maserati Barchetta, del cual tan solo se fabricaron 17 unidades. Todas ellas menos una destinadas al circuito y una copa monomarca creada por la propia casa italiana para “gentlemans” con ganas de pasárselo bien.
Pero como decimos, de esas 17 unidades finales que se hicieron realidad de aquel deportivo con espíritu RACER, tan solo una se fabricó destinada para el uso “civil”, Maserati Barchetta Stradale, aunque no pasó nunca de ser un mero prototipo del que pudieron disfrutar las publicaciones de la época y con el que Maserati intentó volver por sus fueros.
Pero debemos remontarnos algo más atrás, cuando en 1975 la compañía es adquirida por De Tomaso y como a lo largo de más de una década no conseguían crear un deportivo que fuera buque insignia de la marca para poder competir con los Ferrari y Lamborghini de más alta alcurnia.
Es en diciembre de 1990 cuando se presenta un prototipo denominado Maserati Chubasco, diseñado de la mano de Marcello Gandini y que debía ser el agua bendita para los males de la marca. Con un chasis en espina central portando un V8 biturbo procedente del Shamal en posición trasera central, debería rendir 430 CV de potencia. Eso, unido al bajo peso del conjunto y elementos como un diferencial autoblocante, harían del nuevo súper deportivo el arma perfecta para luchar con la competencia directa.
El Maserati Barchetta nace del primer fracaso del Chubasco, ya que los costes de fabricación de este no eran compatibles con la situación financiera de la marca en ese momento
El problema es que Fiat en ese momento ya tenía la mitad de las participaciones de la empresa, y después de afinar los números llegó a la conclusión que el estado de las cuentas de Maserati no era el más propicio para afrontar tal proyecto, por lo que le dio cerrojazo al asunto y mandó el prototipo del Chubasco al museo Panini Motor en Módena, en el que sigue expuesto casi 30 años después.
Pero todo no iba a ser malo, y justo un año más tarde, y viendo el potencial del prototipo, la marca italiana cierra un acuerdo con el diseñador Carlos Gaino conjunto la empresa Synthesis Design, y decide crear un nuevo deportivo bajo la supervisión y diseño por parte de estos. Dicho modelo emplearía el mismo chasis en el ya citado Chubasco, aunque recortado en distancia total, ya que en esta ocasión el motor sería un V6 biturbo con la misma configuración de posicionamiento que el Chubasco, el encargado de darle vida al nuevo modelo: el Maserati Barchetta.
La idea inicial era crear una copa monomarca y a partir de ahí fabricar una versión adaptada a la calle denominada Stradale, por lo que la marca estima fabricar un total de 25 unidades para la citada copa y un ejemplar de versión matriculable del Barchetta, a modo de sondeo y comprobando las posibilidades reales del coche en el mercado.
La versión de circuito, denominada Corsa, contaba con una potencia final de 320 CV gracias al motor de la marca con código interno AM501, ya empleado en los Ghibli del momento, asociado a un cambio manual de seis relaciones fabricado por ZF y con un peso de apenas 775 kilogramos. Cifra lograda gracias a una carrocería con paneles en fibra de carbono y la ausencia de cualquier elemento que no fuera totalmente necesario para la conducción de este.
Durante dos temporadas -92 y 93- y después de un total de 16 pruebas, de las cuales seis se disputaron en el primer año todas en Italia y 10 en la segunda temporada, con ocho de ellas en Italia, una en Zandvoort en Holanda y otra en Jyllandsringen en Dinamarca, la marca decidió dar por finiquitado el proyecto. Fue por la falta de interés por parte de pilotos privados en competir en la mencionada copa, ya que solo se consiguen vender 16 unidades de las 25 que se habían estimado fabricar.
Respecto a la versión de calle los cambios no fueron demasiado profundos, ya que la filosofía en sí del coche era mantener la esencia de los circuitos impresa en este y su funcionamiento. Obviamente tuvieron que adaptar el automóvil a las normativas legales para poder circular con él en carretera.
Con un motor biturbo de 2 litros el Barchetta era capaz de desarrollar 310 CV de potencia en la versión de calle y 320 CV en la de circuito, con unas prestaciones que en ambos casos sobrepasaban ampliamente los 250 km/h
En cuanto a su exterior, los cambios más notables se centraron en el equipamiento de un nuevo kit de faros delantero, en este caso provenientes del novísimo Fiat Coupé, e intermitentes justo por encima de las tomas de aire encargadas de ventilar la frenada delantera. Además, la toma de aire del capó tomaba el mismo rojo de la carrocería y la inferior era cubierta por una rejilla horizontal que portaba el escudete de la marca.
El frontal tuvo que ser perfilado para instalar el tapón de llenado y depósito de gasolina. Estos cambios fueron llevados a cabo por una empresa externa llamada Church Green Engineering. Al igual que en la versión Corsa, este no contaba con luna delantera, tan solo un pequeño derivabrisas que seguía la línea e inclinación del capó, evitaba el impacto del aire contra los ocupantes del Barchetta.
En la parte trasera más de lo mismo, con la instalación además de intermitentes de una luz de marcha atrás y faro antiniebla. La rejilla completa que se encargaba de la ventilación del vano motor en el Corsa quedaba en este caso partida en dos trozos, dejando paso a un espacio reservado para la matrícula.
También las llantas eran de nuevo diseño y firmadas por Marchesini, con medidas en su tren delantero de 245/40 R18 y 285/35 R18 en la parte posterior, calzados con neumáticos Michelín MXX3 con código de velocidad ZR, que eran el máximo exponente en su momento de agarre y deportividad y -curiosamente- los mismos que montaba la versión de circuito.
La frenada corría a cargo de sendos discos ventilados de 332 mm en su eje delantero y 314 mm en el trasero, y todo ello movido por una dirección de cremallera sin asistencia, lo que hacía las maniobras en parado todo un derroche de músculo por parte del piloto.
En cuanto a las medidas finales, al igual que la versión Corsa de circuito contaban con una longitud final de 4.050 mm con una distancia entre ejes de 2.600 mm. La anchura máxima era de 1.965 mm, quedando su altura cifrada en 845 mm. El peso final del conjunto era algo más alto, aunque por debajo de la tonelada – 860 kg-, confiriéndole de cualquier manera una relación peso/potencia de 2,7 kg/CV, ya que el Stradale contaba con un rendimiento final de 310 CV a 6.250 RPM.
Era algo menor que en el Corsa por la incorporación de un catalizador para poder afrontar las homologaciones necesarias respecto a emisiones, logrando alcanzar una velocidad punta de 250 km/h. Evidentemente, en su interior era donde se apreciaban los cambios más notables, dándole a este el toque necesario para que la comodidad apareciera de un modo más o menos elemental.
Fue gracias a unos buckets con cabezales integrados tapizados en tela a cuadros con arneses de cuatro puntos, revestimiento en piel de la viga central del chasis, que en la versión de competición quedaba al desnudo, o la incorporación de un cuadro de mandos con velocímetro y chivatos referentes a la intermitencia o encendido de luces.
También se le incorporó un arco de seguridad por detrás de los pasajeros y un alerón trasero de dudoso gusto y más aún difícil homologación, aunque la versión final podría haber llevado cambios sobre esta unidad.
El precio que estimaba la marca en su momento rondaba los 12 millones de las antiguas pesetas, pero no hizo falta definirlo porque la realidad es que nuevamente todo quedó en un simple concept car y nada más se supo de él.
Años más tarde, y gracias a los apasionados que compraron o consiguieron alguna de las otras 16 unidades, varios de ellos se han ido adaptando para su uso en la calle y en algún que otro certamen promovido por la marca, se les ha podido ver resurgiendo de sus propias cenizas, aunque esta vez para llevar una vida más tranquila.
J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.COMENTARIOS