“Diablo” fue un feroz toro de la ganadería del duque de Veragua, con el que tomó la alternativa José Lara Jiménez “Chicorro” el 11 de julio de 1869. Tranquilos, no hemos reconvertido la página en un blog de tauromaquia. Quien conozca un poco la historia de Lamborghini, sabrá que su fundador D. Ferruccio era muy aficionado a los toros, tanto así que decidió bautizar sus creaciones automovilísticas con nombres de astados con historia. Así que “Diablo” ya no solo estaría ligado al nombre de un toro bravo, sino a uno de los coches más salvajes que se han creado: el Lamborghini Diablo.
Allá por 1990, cuando se presentó en el Salón de Ginebra este modelo tan bestial, D. Ferruccio ya no era el responsable de poner nombre a las creaciones de la marca, entre otras cosas porque era Chrysler la propietaria, una venta necesaria para salvar a Lamborghini, después de la crisis del petróleo de los 80. Aún así continuaron con la tradición. El Countach ya llevaba tiempo en el mercado y era hora de una renovación. Marcello Gandini se puso a trabajar, y de sus lápices nació esta maravilla, que fue supervisada desde el Chrysler Styling Center en Detroit.
Con un motor V12 central trasero de 5.7 litros que producía 492 CV a 7.000 RPM y 580 Nm a 5.200 RPM en sus ruedas traseras, lograba una velocidad máxima de 325 km/h y acelerar de 0 a 100 km/h en 4,1 segundos. Unas prestaciones brutales, pero insuficientes para superar a un rival como el Ferrari F40 que había salido años antes.
De este modelo se hicieron bastantes versiones, incluyendo una renovación en 1998 que incorporaría las luces del Nissan 300ZX. Entre ellas, las versiones VT, VT Roadster, 30 aniversario, SV, SV Roadster, SE30, GT, GT-R, 6.0 VT e incluso una personalización única, el P147 Acosta. En 2002 llegaría su sucesor, el Lamborghini Murciélago, terminando con la saga del que muchos dicen, fue el modelo más brutal y salvaje de Lamborghini.
Pablo Mayo
Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.COMENTARIOS