Coche del día: Koenigsegg One:1

Coche del día: Koenigsegg One:1

El primer megacoche de la historia


Tiempo de lectura: 5 min.

El Koenigsegg One:1 es un hiperdeportivo que fue presentado en el Salón del Automóvil de Ginebra del año 2014. En realidad, se trata de una versión especial del Koenigsegg Agera, que contaba con un claro enfoque de coche de circuito y equipaba la versión más potente de su V8 instalada hasta entonces en ningún otro automóvil de los suecos.

En el momento de su lanzamiento, declaraba más potencia que los Ferrari LaFerrari, McLaren P1 y Porsche 918 Spyder, los hiperdeportivos que eran referencia en la segunda década de nuestro siglo. También los Bugatti Veyron Super Sport y el Hennessey Venom GT claudicaban ante el caudal de potencia del modelo sueco, que anunciaba, cuando fue lanzado, una velocidad máxima también por encima de la de cualquier rival, con 450 km/h. No obstante, Christian von Koenigsegg manifestó en su momento que no se habían marcado este objetivo, y que el Koenigsegg One:1, como coche de circuito, incorporaba una aerodinámica que no favorecía en absoluto su velocidad punta.

Estas prestaciones son consecuencia de su propulsor, una evolución del empleado para mover el Koenigsegg Agera R. Con disposición de ocho cilindros en uve, 5.032 cc de capacidad y dos turbocompresores de geometría variable, incrementa la potencia de aquel hasta los 1.360 CV, a 7.500 revoluciones por minuto. Su par motor máximo es de 1.371 Nm a 6.000 rpm. Los colectores de escape cuentan con un recubrimiento cerámico, para mejorar la gestión de la temperatura en esta zona. Eso sí, para obtener todo el rendimiento disponible, su propulsor debe quemar gasolina con un 85 % de etanol. La caja de cambios es automática de doble embrague con siete relaciones.

Aunque el Koenigsegg One:1 fue concebido con un planteamiento radical enfocado a los circuitos, equipaba alguna solución interesante destinada al confort de sus ocupantes, como un sistema de cancelación de ruido en su habitáculo

Koenigsegg One 1 (2014) 02

El chasis monocasco de este Koenigsegg One:1 es de fibra de carbono y es hasta un 20 % más ligero que el empleado en el resto de versiones del Koenigsegg Agera. En concreto, el peso de su chasis es de tan solo 72 kilogramos, para ofrecer al mismo tiempo una rigidez torsional de 65.000 Newton por grado. Se requirieron 600 horas de trabajo para dar sentido al rompecabezas conformado por las 400 piezas que componen cada chasis. En la carrocería, la fibra de carbono se acompaña de kevlar. El peso declarado para el conjunto es de 1360 kilogramos, con el 56 % sobre el eje trasero. Esta cifra incluye los 197 kg que pesa su propulsor, con estructura de aluminio y algunos componentes, como su colector de admisión, de fibra de carbono. La masa de su caja de cambios se queda en 78 kg.

Para maximizar su rendimiento en un circuito, cuenta con aerodinámica activa, gracias a unos actuadores hidráulicos que modifican los ángulos de ataque respectivos de sus aletines delanteros y del alerón trasero —en un margen de 31º para este último—. Además, en la parte frontal de sus bajos aparecen unos túneles de Venturi para favorecer una suerte de efecto suelo. Según los datos que la propia marca ofreció en su día, es capaz de generar hasta 610 kg de apoyo cuando circula a 260 km/h, que se convierten en 830 kg a 440 km/h. También afirmaron que podía soportar aceleraciones laterales de hasta 2 g. Por esta razón, su propulsor cuenta con un sistema de lubricación por cárter seco.

Sus frenos son de discos carbocerámicos, con pinzas de seis pistones en el eje delantero y de cuatro en el trasero. Los neumáticos posteriores, con 345 milímetros de anchura y 20 pulgadas de diámetro, tienen unas dimensiones mucho mayores que los delanteros, que se conforman con 265 milímetros en 19” de diámetro.

Fue el coche más potente disponible en el mercado en el momento de su lanzamiento, con 1360 CV —1 MW—, exactamente la misma cifra que se declaraba para su masa en kilogramos

Koenigsegg One 1 (2014) 07

Se incorporaba además un sistema de control de tracción derivado del que se instalaba entonces en los monoplazas de la Fórmula 1, con cinco modos de conducción diferentes. De hecho, el sistema electrónico de sus suspensiones, que adaptaba sus reglajes instantáneamente a través de GPS, es más propio de épocas con normativas más liberales en la categoría reina del automovilismo. Estos datos GPS también influyen sobre los elementos aerodinámicos activos o el comportamiento de su diferencial. A efectos de posibilitar que este sistema esté operativo en todo momento, incorpora a bordo conectividad 3G.

Su nombre, que por lo que parece debería leerse “uno a uno” —One to one, one to uno, como cada uno quiera— trae doble cuenta de sus cifras. Por un lado, esta cifra de potencia es igual al peso declarado para el Koenigsegg One:1 —con todos los depósitos llenos, salvo el de combustible, que contiene la mitad de sus 74 l cuando da esta masa en la báscula—. Por otro, esos 1.360 CV de potencia son equivalentes a 1 MW. Aprovechando esta circunstancia, el modelo fue bautizado como “el primer megacoche de la historia” cuando fue presentado.

De la factoría de la marca sueca situada en Ängelhom, solo salieron seis unidades del Koenigsegg One:1, cada una de ellas vendida por un precio de alrededor de 3 millones de euros. Un año después de su presentación en Ginebra, esta misma ciudad suiza fue la escogida por la marca en 2015 para mostrarnos su sucesor, el Koenigsegg Agera RS.

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David García

No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.

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