Si eres un apasionado de esto de los coches, casi seguro que te suena Holden, pero si no, te explicamos que era una marca del gigante americano General Motors para el mercado australiano que por desgracia ya no está entre nosotros desde diciembre del año pasado. Para que nos entendamos, era la Opel/Chevrolet de allí, vendiendo parte de su gama con el logo de Holden y diferente nombre; pero también exclusividades como nuestro coche del día: el Holden Monaro CV8-R.
El Holden Monaro primogénito se comercializó en el mercado aussie entre 1968 y 1975. Pero la generación que nos interesa es la reinterpretación que se hizo de este entre 2001 y 2006. Se puso a la venta directamente como un modelo de nicho y de bajo volumen de ventas.
Basado y tomando la plataforma de la serie VX del Commodore -el Opel Omega (B2) que conocíamos en Europa-, se sacaron de la manga un bonito coupé tradicional de tres volúmenes, cuatro plazas y gran tamaño. Decir que el Monaro también sería remarcado como Vauxhall para el mercado británico y como Pontiac GTO y Chevrolet Lumina SS Coupé para el estadounidense.
Disponible el Monaro con una motorización de 3,8 litros y seis cilindros en V -que duró poco tiempo porque representaba un nivel de ventas bajísimo-, bajo el capó del CV8-R se situaba también el mítico LS1 de General Motors de 5,7 litros y ocho cilindros en uve, que se podía encontrar, entre otros, en todo un Chevrolet Corvette o un Camaro.
La versión que nos ocupa saldría al mercado en julio de 2003 como una edición limitada a solo 350 unidades del CV8, todas ellas pintadas en turbine mica (gris metálico). Una nueva versión -basada en la tercera serie, a diferencia de la anterior, que estaba basada en la segunda serie-, vería la luz ya entrado el 2004. Esta vez estaba limitada a 320 unidades y todas iban pintadas en un vistoso color rojo, más cañero que el gris.
Su LS1, con una disposición a 90º y de aspiración natural, generaba 334 CV a 5.600 vueltas, muy “apretado” no iba -como ejemplo un Audi S4 (B7) coetáneo, con su 4,2 litros atmosférico entregaba 344 CV-. Había que añadir a la ecuación una buena cifra de par de 465 Nm a 4.000 vueltas. Motor de carácter yankee a más no poder, al que no le gustaban las grandes estiradas, sino moverse en la parte media y media-alta del cuentavueltas.
Como era de esperar en un pseudo musclecar, aunque llegado de nuestras antípodas, la potencia era servida al eje trasero a través de una caja de cambios de seis velocidades -en otras versiones diferentes a la “R”, se podía equipar también una anticuada y poco deportiva caja automática de solo cuatro velocidades-.
El consumo, y no era de extrañar para un motor con semejante cubicaje, no era precisamente bajo. Lo habitual y sin abusar demasiado del gas era moverse en cifras de unos 14 o 15 litros a los 100 km. No obstante, gracias a su gran depósito de combustible, para 75 litros de gasolina de 91 octanos, se aseguraba una autonomía media teórica de algo más de 500 km.
Al ser una edición especial del CV8 “a secas” llevaba equipamiento adicional y “chucherías” específicas de esta versión. En su exterior era fácilmente distinguible por sus llantas de aleación de cinco radios pulidos y 18 pulgadas sobre neumáticos de 235 milímetros y perfil 40, los faros y pilotos oscurecidos y por equipar de serie un techo solar eléctrico.
Se sumaba a lo anterior un interior con molduras satinadas de color rojo, un cuadro de instrumentos con esferas en color blanco o inserciones de cuero especial para el volante, pomo del cambio y freno de mano. Mismo material que vestía unos asientos de corte deportivo perforados y unas alfombrillas negras con el logo “CV8-R”. En el listado de equipamiento opcional, podíamos seleccionar únicamente el sistema de navegación por GPS.
Como tomaba la plataforma del Opel Omega europeo/Holden Commodore australiano, sus dimensiones eran considerables. 4.789 milímetros de longitud, 1.841 mm de anchura, 1.397 mm de altura y una gran batalla de 2.788 milímetros. Su peso para el tamaño y “motoraco” que llevaba bajo su capó no estaba mal, parando la báscula en 1.586 kg en vacío.
Dinámicamente iba bien, no era el más ágil por su gran distancia entre ejes y la gran cantidad de peso colgando en el eje delantero, pero le ayudaban a un buen dinamismo el montar un diferencial de deslizamiento limitado detrás y una suspensión completamente independiente en este eje, amén de un tarado más deportivo específico de esta versión. Aquí daba un buen repaso a un Chevrolet Corvette.
Salió al mercado con un precio de 60.990 dólares australianos de 2004 -38.573 euros de entonces o algo más de 51.000 de 2021 aplicando la inflación, todo un “chollo”-.
La exclusividad del modelo con una tirada total de 670 unidades entre las dos series, sumada a la reciente desaparición de la marca y a que un coche de su estilo sea un rara avis en la actualidad, hacen que sus precios en el mercado de segunda mano australiano estén por las nubes. No tiene equivalente directo en Vauxhall, por si lo estabas pensando.
Si tienes la suerte de vivir en Australia y suficiente pasta para hacerte con uno, ve preparando entre 60.000 y 90.000 dólares de allí. ¡Es más de lo que costaba nuevo hace 17 años!
Adrián Iniesta
Ingeniero electrónico industrial de profesión y amante de los coches por vocación. Dicen que aprendí a leer con las matrículas de los coches y que con 2 años me conocía todas las marcas y modelos. Cualquier cosa que me discutas sobre coches, te la intentaré rebatir ;)COMENTARIOS