El Fiat 131 Abarth Road Rally derivaba del Fiat 131 de calle, supuso la mitad de las ventas de la época de la casa de Turín. Junto a Fiat colaboraron Bertone y Abarth. Era más fácil y mejor trabajar sobre la base de un modelo reconocible por el púbico, eligiendo el modelo Fiat 131, rompiendo la práctica anterior de desarrollar y fabricar un modelo de competición desde su inicio, como el Lancia Stratos.
En primer lugar, de la mano de Bertone, se aligeró la carrocería con la introducción de puertas, capós y aletas fabricados en materiales plásticos, y se sustituyeron las ventanillas traseras y la luneta posterior de vidrio por otras de plexiglás. Su diseño también sufrió cambios, cambiando paragolpes por unos apéndices aerodinámicos, al igual que en el techo y en la tapa del maletero. Con ello se consiguió reducir el peso hasta los 980 kg.
Fueron sin embargo las suspensiones traseras las que sufrieron las modificaciones más profundas. En el eje delantero se situó un esquema McPherson diferente, con unos brazos de suspensión rediseñados, destacando unos trapecios forjados, y se añadió una nueva barra estabilizadora independiente.
Más interesante resultaba la configuración del eje trasero, sustituyendo el tradicional eje rígido por un conjunto independiente con largos triángulos guiados por columnas McPherson, similar al utilizado en el Fiat 124 Spider
Con todo ello se conseguía una minimización de los balanceos, y montar unas ruedas de gran tamaño (hasta 235/40/15 en rallies de asfalto), que ocultaban los cuatro frenos de disco y el servofreno (en la versión Stradale).
Hoy en día es difícil encontrar un coche con este esquema de suspensión trasera, pero en la época se apreciaba tanto porque permitía modificar el paralelismo de las ruedas, la caída de las mismas, y el reglaje de la barra estabilizadora con gran facilidad, además de su demostrada robustez. Otro aspecto curioso era el tipo de neumáticos empleados, unos Pirelli P7 195/50 VR15, una anchura inusual de grande que era.
En cuanto al propulsor utilizado, el de la versión de calle era más modesto que el de competición, pero no por ello menos asombroso. El ingeniero encargado de poner a punto este motor fue Aurelio Lampredi. Era capaz de extraer entre 140 y 147 CV de un motor atmosférico de 1.995 cm3, con una culata de 16 válvulas y doble árbol de levas, idéntica fórmula empleada por Aurelio Lampredi sobre el motor del 124 Spider, creado en 1959. Estaba alimentado por un carburador Weber simple. Su velocidad máxima era de 190 km/h, y necesitaba 8,8 segundos en la prueba de aceleración de 0 a 100 km/h. Asociado al motor encontrábamos una caja de cambios manual de cinco velocidades.
La primera versión de competición iba equipada con un propulsor 1.8 y 200 CV de potencia, apareciendo poco después otro superior de cuatro cilindros y 2 litros, que desarrollaba 215 CV, potenciado posteriormente con un moderno sistema de inyección Kugelfisher hasta los 230 CV
Para poder homologar estas variantes del modelo de calle en el Grupo 4 y poder competir había que fabricar un número mínimo de 400 unidades. Se vendieron todos en tres días, a pesar de que su precio era de unos 55.000 euros actuales, teniendo en cuenta la inflación. Preparado el coche para la competición, el Fiat 131 Abarth Rally participó en varios rallies, obteniendo unos resultados decentes: en 1976 obtuvo la victoria en el Rally de los 1.000 Lagos, a mano del piloto Markku Alen. En 1977, Fiat consiguió el campeonato del mundo de rallies de constructores, y en 1978 y 1980 hicieron doblete, proclamándose campeones del mundo en la categoría de pilotos con Markku Alen, y con Walter Röhrl pilotos y constructores, respectivamente.
De su interior apenas hemos hecho mención, pues era muy similar al modelo base, demostrando lo que realmente importaba en esta época, sin tonterías superfluas. Se quería crear un coche para homologar su versión de competición y eso fue lo que hicieron. En el año 2016, en la increíble subasta Duemila Ruote se subastó una unidad del Fiat 131 Abarth Grupo 4 de 1977, con un precio de partida de 45.000 euros, vendiéndose por ¡112.000 euros! Esto demuestra lo especial que puede llegar a ser un coche, aunque sea “viejo”…
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Una pequeña corrección: el órden de los pilotos es al revés: Alen en el 78 y Rohrl en el 80.
Aunque habría que añadir que el finés nunca logró el campeonato del mundo sino que se quedó en una copa para pilotos
Disculpa el fallo. Corregimos ipso facto.