En los albores de las ventas de los fabricantes coreanos en Europa y en España a principios de los 90, el Daewoo Lacetti 1.6 16v entró con fuerza con el ambicioso objetivo de competir en el segmento europeo de los compactos.
Los surcoreanos, al igual que sus vecinos japoneses, se dieron cuenta que los diseños de sus automóviles debían de ajustarse a los gustos del mercado local para triunfar y tener éxito en sus ventas. Hace 15 años, en 2004, presentaron el Daewoo Lacetti, que a ojos del profano pasaba por un moderno compacto de diseño y origen europeo, y es que en realidad el padre de la criatura fue el gran Giorgietto Giugiaro.
Con esta carta de presentación despejamos cualquier duda en cuanto a la calidad de diseño y de construcción de la segunda hornada de los modelos surcoreanos respecto a los de primera generación. Sucesor del Lanos, abandonó la anodina línea de este último, resultando un coche realmente atractivo. Sus principales rasgos eran sus grupos ópticos delanteros de aspecto almendrado y rasgado, a modo de guiño oriental, los originales pilotos traseros y una zaga que recordaba bastante al Audi A3 de primera generación.
Para sus compactas dimensiones (4.295 mm de largo, 1.725 de ancho y 1.445 de alto), sorprendía por la amplitud de las plazas delanteras, pero sobre todo por las traseras, comparado con sus competidores. El maletero se quedaba claramente insuficiente con 275 litros de capacidad. Su diseño interior resultaba moderno, práctico y sencillo, con detalles como varios posavasos repartidos por el habitáculo, un práctico cajón bajo el asiento del acompañante, reposabrazos central con un práctico cajón o un portagafas.
Entre los detalles menos buenos descubríamos unos acabados inferiores a la media -todavía les quedaba mucho por aprender-, y unos ajustes mejorables reflejados en ruiditos y crujidos. Le faltaba la luz de cortesía y la climatización resultaba ruidosa. Lo compensaba con un precio casi de coche del segmento B en su versión de acceso, SX. Los CDX eran los más equipados.
Curiosamente, contaba con un anacrónico reproductor de casetes y un cargador de cinco CD con sus correspondientes ranuras, situado en la consola central
La banqueta del asiento del conductor llevaba regulación en altura e inclinación, y el respaldo contaba con dos posiciones predefinidas de regulación lumbar. El volante la llevaba en altura y profundidad, pero con un tamaño excesivamente grande, casi de camión, y una parte central muy voluminosa que entorpecía el uso de las manos para el manejo del mismo. La bocina estaba localizada en un par de botones en la parte central del mismo, que requería atención para su uso.
En cuanto al equipamiento de seguridad, llevaba airbags frontales y laterales delanteros, ABS, EBD (distribución electrónica de frenado), aunque carecía de ESP y de control de tracción. En equipamiento de confort contaba con aire acondicionado en el SX (el climatizador era para el CDX), cierre centralizado, retrovisores y elevalunas eléctricos, apertura remota de maletero y depósito de combustible, por citar lo más interesante.
Cuando Chevrolet tomó la gama Daewoo entera, se cambiaron los paragolpes, elementos identificativos y volante, el resto permaneció igual
La dirección contaba con un comportamiento impecable, precisa, dura y rápida por carretera, y al mismo tiempo suave para maniobrar en ciudad. Sería perfecta con un volante más pequeño. Su comportamiento era muy bueno gracias a su esquema de suspensiones, de tipo McPherson en ambos ejes, y el conjunto muelles/amortiguadores con un tarado más bien duro. Los grandes baches los asumía sin rechistar, pero los pequeños se hacían notar. El balanceo de la carrocería resultaba muy contenido, con un guiado muy bueno en todo tipo de curvas.
El propulsor del Lacetti, en este caso un bloque de 1.6 litros (1.598 cm3) de cuatro cilindros y 16 válvulas se caracterizaba por su suavidad y voluntad. Llevaba dos árboles de levas en la culata y la alimentación era por inyección indirecta con admisión variable. Rendía 109 CV a 5.800 RPM, con un par máximo de 150 Nm a 4.000 RPM. Como buen atmosférico de 16 válvulas, ofrecía lo mejor de sí mismo en la parte media del cuentavueltas, pero al mismo tiempo sus bajos eran excelentes y rendimiento aceptable en la parte alta.
Sus prestaciones básicas eran una velocidad máxima de 187 km/h y dedicaba algo menos de 11 segundos para el 0 a 100 km/h. Sus consumos eran aceptables, con unos valores homologados de 9,1/6 y 7,1 l/100 km en ciudad, carretera y combinado, respectivamente. La caja de cambios era manual, de cinco velocidades. La palanca de cambios no era nada agradable en su uso, resultando imprecisa, agravado por un pedal de embrague muy alto y con mucho recorrido.
El motor tenía un curioso comportamiento, pues cuando subíamos de marcha se quedaba acelerado -sin pisar el acelerador- durante unos dos segundos, cayendo de vueltas después de este tiempo
Esto resultaba práctico en conducción urbana, pues te permitía soltar el embrague de golpe sin que se produjesen tirones. Gracias a sus buenos bajos por ciudad podías circular sin problema sin subir de las 2.000 vueltas. En vías rápidas su aplomo era elevado a velocidades altas, aunque a partir de los 120 km/h el ruido mecánico era notorio y se colaba en el habitáculo.
Sus buenas cualidades dinámicas se demostraban en carreteras de montaña, con un comportamiento muy noble. El paso por curvas lentas y medias era casi espectacular, ayudado por su bajo peso, por debajo de los 1.200 kg. Había que entrar realmente fuerte para que se nos descolocase la trasera, recuperando la trayectoria con gran facilidad. Sus 109 CV y su afinado bastidor raramente te ponían en un aprieto. Un equipo de frenos de cuatro discos (ventilados los delanteros) completaba el buen nivel de seguridad del coche.
Este Daewoo Lacetti 1.6 16v empezaba a despuntar en calidad en todos sus aspectos, en algunos incluso mejor que sus rivales europeos, como su comportamiento, comprobando a la postre que los coreanos saben hacer productos de alto nivel, sin casi nada que envidiar a los vehículos occidentales, aunque tampoco en precio. A día de hoy su tarifa partiría desde los 19.000 euros. Más adelante llegó una versión diésel, 2.0 CDX, con motor de origen VM.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Yo tuve un CDX diésel 2.0 y andaba como un tiro,es decir poca carrocería para las prestaciones del coche,los consumos eran mas bien altos en carretera unos 7 litros a 120 kms/h pero subia por cualquier pendiente en 5 velocidad con el climatizador puesto y 5 ocupantes sin rechistar.La suspension al menos en el mio era muy blanda y balanceaba mucho aunque nunca tuve una situación comprometida.Los acabados estaban por debajo de la media nacional con unos plásticos poco vistosos,eso si jamas tuve un grillo en los baches.Habia que tener mucho cuidado de no meter nada en el asiento delantero… Leer más »
Pues parece ser que GM sigue sirviendo repuestos para esos coches (https://gmk.chevrolet.es/help/chevrolet-wind-down.html) y aún hay servicios oficiales autorizados (aunque, en la práctica, no creo que muchos propietarios sigan necesitando sus servicios al ser ya modelos bastante depreciados).