Coche del día: Citroën Visa II Super X

Coche del día: Citroën Visa II Super X

La versión más "lujosa" del utilitario francés


Tiempo de lectura: 3 min.

El Citroën Visa II Super X era la versión más cara de la gama allá por 1980, pero además, también era el utilitario más en aquellos momentos, un hecho que pude llamar la atención cuando Citroën suele destacar por tener precios muy competitivos. Sin embargo, en aquel momento, el Visa II Super X era más caro que coches como el Citroën GSA Special o el Talbot Horizon LS, al tiempo que también era más grande que sus competidores directos, los Ford Fiesta o Renault 5, por poner unos ejemplos.

A finales de los años 60, Citroën tuvo que ponerse a trabajar para poner en liza un nuevo utilitario que fuera lo suficientemente moderno, como para enfrentarse a la nueva hornada de modelos que se habían lanzado. El problema es que, en esos momentos, pasaba por una malísima racha financiera y las cosas estaban un poco complicadas. De hecho, se llegó a barajar una colaboración con FIAT para el desarrollo del modelo, aunque los primeros resultados no dejaron satisfechos a los franceses y se canceló el proyecto para comenzar uno nuevo por separado. Esto ocurrió en 1971, y como había poco dinero para invertir, tuvieron que desarrollar una plataforma que pudiera acoger los motores del Citroën 2CV y del Citroën GS.

Sin embargo, Citroën entró en bancarrota en 1974 y PSA hizo acto de presencia, tomó control de todas las actividades de Citroën y a punto estuvo de cancelar el proyecto de nuevo utilitario, aunque finalmente, se cambiaron algunas cosas como la plataforma, que pasó a ser la del Peugeot 104 –ya se sabe, Peugeot siempre aquilatando costes por cualquier medio–. El nuevo Citroën, el Visa, se presentó en 1978 como reemplazo del peculiar Citroën Ami 8 –pariente cercano del aún más peculiar Citroën Ami 6–.

citroen visa ii super x (2)

El Visa II Super X se lanzó en 1980, pero la mayoría de las ventas pertenecen a la segunda generación del modelo, puesta en circulación en 1981 ya con un frontal algo más convencional y con algunos detalles “no tan Citroën”. Presumía de prestaciones, gracias a un motor que estaba entre los más grandes del segmento –solo tres modelos, incluido el Visa II Super X, tenía un motor de más de 1.200 centímetros cúbicos– y además, tenía un diseño bastante moderno para su época. Contaba con árbol de levas en culata y cámaras hemisféricas, mientras que el motor formaba grupo con la transmisión al estar bajo el mismo caparazón de aleación ligera, aunque mantenía cosas como las camisas húmedas recambiables.

Con 1.219 centímetros cúbicos y alimentado por un carburador de un solo cuerpo Solex, rendía 64 CV a 6.000 revoluciones y 93 Nm a 3.000 revoluciones, que se gestionaban mediante un cambio de cuatro relaciones que enviaba la potencia al eje delantero. Un grupo motor-transmisión que hacía del Visa II Super X un coche que destacaba, según pruebas de la época, por su velocidad punta; era el coche más veloz de todos los posibles rivales: casi 155 km/h. También era competente en los 400 metros con salida parada, que se completaban en 19,6 segundos, y en el kilómetro con salida parada, que se realizaba en 36,3 segundos.

Había otros apartados donde no destacaba tanto, como la amplitud interior, donde solo cuatro ocupantes viajaban con espacio suficiente, y como buen Citroën, con un elevado nivel de comodidad. Además, según las pruebas de la época, cómodo en todos los aspectos: suspensión, asientos, climatización y hasta nivel sonoro. Eso sí, el maletero era el más grande de su categoría con 302 litros –la media rondaba los 250 litros–.

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Sobre mí

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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José Antonio
Invitado
José Antonio

Tuvimos un Visa Challenger 1.1 gasolina. Muy duro de mecánica, su talón de Aquiles la chapa. Se fue al desguace con 22 años.

Daniel
Invitado
Daniel

Un super autito. Cómodo, noble, económico.
Tuve 2 Visa II. Un Super E, y un 11 RE. Muy buenos recuerdos de ambos. Y luego compré el mejor auto que tuve. El AX 14 TRS. Autos sin aire, dirección …, sólo con lo básico, pero sensacionales
Si bien tuve muchos otros autos (ZX, Sahara, Renault 11, CLIO Sport, SUZUKI, Nissan, Golf …, mis preferidos fueron los Visa y el AX.


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Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

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Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

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En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

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