Coche del día: Citroën C-Metisse Concept

Coche del día: Citroën C-Metisse Concept

Una espectacular gran berlina híbrida que no cuajó


Tiempo de lectura: 5 min.

El Citroën C-Métisse Concept prometía mucho en el Salón del Automóvil de París de 2006, pero por desgracia cayó en el olvido poco tiempo después. Esta gran berlina, tan espectacular por fuera como por dentro, amplia, llamativa y cómoda pertenecía a ese grupo tan particular de vehículos que solo sabían hacer los franceses, pero que por razones diversas no llegan a funcionar. Tenemos el claro ejemplo del Citroën C6, sin ir más lejos.

Los prototipos suelen tener un aspecto peculiar, por lo que el Citroën C-Métisse no era excesivamente especial. Lo que sí llamaba la atención era el sistema de apertura de las puertas, que se abrían hacia arriba. Las delanteras tenían el anclaje en el pilar A mientras que las traseras lo tenían en el pilar C. Carecía de pilar B, por lo que cuando se abrían quedaba totalmente a la vista un impresionante y diáfano habitáculo.

Una vez abiertas las puertas delanteras de forma espectacular, sujetas por unos amortiguadores, bastaba con tocar un botón para que las puertas traseras -también sostenidas por amortiguadores- se abriesen de forma igualmente espectacular, facilitando enormemente el acceso a los ocupantes traseros. En líneas generales, evocaba a los coupés GT de los años 30 del siglo pasado con un toque muy futurista.

Citroën C Metisse Concept 2006 (5)

El equilibrio en sus proporciones no era precisamente su punto fuerte, con un capó tremendamente largo y un paragolpes de dimensiones muy grandes, con unas entradas dobles de aire en cada esquina y unos faros verticales. Estos elementos de iluminación llevaban bombillas LED y variaban su intensidad lumínica en función de la velocidad, así como su ángulo de iluminación según el giro del volante.

No era un simple cascarón estático, pues contaba con un sistema de propulsión híbrido conformado por un motor diésel V6 de 2,7 litros y 210 CV que movía las ruedas delanteras, junto a dos motores eléctricos en sendas ruedas traseras, con 20 CV de potencia cada uno

En contraposición, el voladizo trasero era muy corto, casi inexistente, con una zaga definida por unos pequeños pilotos y una luneta curvada de forma característica. La cintura era bastante alta, con una zona acristalada estrecha. Las ruedas se fijaban mediante una única gran tuerca central, con unos neumáticos especialmente diseñados por Michelin para ofrecer un máximo rendimiento aerodinámico. Sus dimensiones aproximadas eran 4.700 milímetros de largo, 2.00 milímetros de ancho y 1.200 milímetros de alto, con un peso aproximado de 1.400 kilogramos.

Citroën C Metisse Concept 2006 (4)

Citroën eligió materiales atípicos para la construcción del chasis y de la carrocería, utilizando la fibra de carbono en ambos casos. Se colocaron un cajones laterales también de fibra de carbono, necesarios para añadir la rigidez perdida en el chasis al carecer del pilar B. Como buen prototipo. el diseño de su interior estaba a la altura, cargado de un gran aspecto futurista. Así lo confirmaba su cuadro de mandos con unos relojes que parecían sacados de una nave espacial, o un volante multifunción que incluía unas levas de estilo Fórmula 1 para los cambios secuenciales de marchas.

Entre algunos detalles más vistosos que prácticos encontrábamos un reposacabezas del conductor anclado el techo (cuanto menos peculiar) y un botón de arranque, igualmente situado en la parte superior del habitáculo. El espacio destinado a los pasajeros contaba con cuatro asientos individuales forrados en piel con control independiente de la climatización, iluminación personalizable y numerosos huecos portaobjetos.

A nivel mecánico, el Citroën C-Métisse Concept no era un simple cascarón vacío, pues se le dotó de una moderna mecánica híbrida. El propulsor principal era un V6 diésel doblemente turboalimentado de 2,7 litros tomado prestado del C6, con 210 CV y 400 Nm de par motor con doble árbol de levas en cabeza y 24 válvulas, que transmitía la potencia al eje delantero.  Iba asociado a dos motores eléctricos de 15 kW de potencia individual (unos 20 CV), colocados en cada una de las ruedas traseras.

Citroën C Metisse Concept 2006 (3)

Lo más espectacular del Citroën C-Metisse era el sistema de apertura de las puertas, que se abrían hacia arriba y dejaban a la vista un habitáculo totalmente diáfano debido a la inexistencia del pilar B

Estos propulsores alimentados por electrones colaboraban con el motor diésel tanto en aceleraciones como en los períodos de frenada; también entraban en funcionamiento cuando el control de estabilidad (ESP) detectaba una pérdida de adherencia. Podía circular en modo eléctrico durante tres kilómetros a una velocidad máxima de 30 km/h.

El control de esta mecánica híbrida se realizaba aprovechando un elemento de control electrónico situado en una pequeña caja, utilizado en los prototipos Citroën C4 y Peugeot 307 híbridos. Esta elemento electrónico de control estaba bien protegido en el maletero, encargado de decidir el modo de conducción del coche, bien en modo de combustión, bien eléctrico o una combinación de los dos. También se encargaba de gestionar el frenado regenerativo, de manera que los motores eléctricos se convertían en generadores para recargar las baterías.

Citroën C Metisse Concept 2006 (6)

Combinados con una caja de cambios automática de seis velocidades −también prestada del C6−, el prototipo alcanzaba una velocidad máxima de 250 km/h y pasaba de 0 a 100 km/h en 6,2 segundos, dedicando 25,4 segundos para recorrer los 1.000 metros desde parado. Su consumo medio de gasóleo era de 6,5 l/100 kilómetros, con unas emisiones de CO2 de 174 gramos por kilómetro. No eran unos valores nada despreciables.

Hay prototipos que sientan las bases para producir vehículos de calle con mayor o menor éxito, pero el Citroën C-Métisse Concept no fue uno de ellos. No caló lo suficiente entre los profesionales y el púbico visitante, por lo que pasó al cajón de los objetos olvidados, a pesar de aportar unas soluciones tecnológicas interesantes y una presencia espectacular.

COMPARTE
Sobre mí

Ginés de los Reyes

Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

COMENTARIOS

avatar
2000
 
smilegrinwinkmrgreenneutraltwistedarrowshockunamusedcooleviloopsrazzrollcryeeklolmadsadexclamationquestionideahmmbegwhewchucklesillyenvyshutmouth
Foto
 
 
 
  Suscribir  
Notificar de


NUESTRO EQUIPO

Pablo Mayo

Ingeniero de profesión, la mayor pasión de mi vida son los coches desde que era un chaval. El olor a aceite, gasolina, neumático...hace que todos mis sentidos despierten. Ahora embarcado en esta nueva aventura, espero que llegue a buen puerto con vuestra ayuda. Gracias por estar ahí.

Javi Martín

Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".

Miguel Sánchez

Todo vehículo tiene al menos dos vidas. Así, normalmente pensamos en aquella donde disfrutamos de sus cualidades. Aquella en la que nos hace felices o nos sirve fielmente para un simple propósito práctico. Sin embargo, antes ha habido toda una fase de diseño en la que la ingeniería y la planificación financiera se han conjugado para hacerlo posible. Como redactor, es ésta la fase que analizo. Porque sólo podemos disfrutar completamente de algo comprendiendo de dónde proviene.

Francisco Javier Rodriguez

En la época en la que pasaba el día dibujando coches, alguien me preguntó: ¿pero a ti te gusta más la mecánica o la carrocería de los coches? Esa misma semana leí el Manual del Automóvil de Arias Paz. Tenía 14 años, esa simple pregunta es la razón por la que estoy aquí, desde entonces no he parado de aprender sobre lo que se convirtió en mi pasión.

Ángel Arias

La historia del automóvil está llena de grandes emprendedores, de ideas arriesgadas, curiosas casualidades, irreconciliables enemistades y muchos fracasos. Es un mundo intenso y fascinante del que muchos hemos quedado cautivados. Cualquier vehículo con un motor me parece interesante, ya sean motocicletas, automóviles, camiones, aviones o barcos; es estupendo sentir la brisa del viento en la cara sobre uno de ellos. Si estáis aquí es porque compartimos afición.