Coche del día: Chrysler Firepower Concept

Coche del día: Chrysler Firepower Concept

Un Viper civilizado y lujoso que se quedó en el tintero


Tiempo de lectura: 3 min.

El Chrysler Firepower era el prototipo de un GT de lujo basado en el Viper de segunda generación, con el objetivo de representar sus valores de marca, aunque nunca llegó a fabricarse en serie. Fue presentado en el North American International Auto Show de Detroit del año 2005. El Chrysler Firepower mantenía una unión espiritual con el Crossfire, un coupé que tomaba como base el Mercedes SLK.

Estéticamente respondía al lenguaje de diseño de Chrysler de los años 50, sobre todo por el increíble Chrysler 300. El apellido Firepower hacía mención a los primeros motores V8 HEMI fabricados por Chrysler. El Firepower no tenía la intención de ser un deportivo purista y radical, estaba enfocado a mostrarse como un GT de carácter netamente lujoso no exento de buenas prestaciones.

En su punto de mira se encontraban modelos como el Aston Martin DB9 o el Mercedes-Benz SL 500

Se optó por unas líneas más suaves y a la vez atléticas, pero sin llegar a la radicalidad del Viper. Su interminable frontal estaba presidido por una parrilla cromada en posición muy baja de diseño “huevera”, unos faros poco estilizados según los cánones actuales y un capó con unos marcados nervios de expresión. El habitáculo se encontraba muy retrasado y casi se iba sentado sobre el eje trasero. La trasera estaba rematada por un abultado portón con luneta y unos discretos pilotos y escapes.

Chrysler Firepower Concept 2

Para el diseño de su carrocería se utilizó el modelado de dinámica de fluidos computacional, dotándole de una gran aerodinámica. También se utilizó este modelado para conseguir una refrigeración adecuada del motor y una fuerza de empuje adecuada hacia el suelo de la parte trasera.

Este prototipo se mostró con una preciosa pintura Hydro Silver Pearl, junto a detalles de aluminio pulido y fibra de carbono. También incorporaba unas manillas de puertas empotradas en la carrocería, un techo panorámico de vidrio, grupos ópticos tipo LED y unas llantas de aleación de 19 y 20 pulgadas con neumáticos de medidas 275/35 R19 delante y 335/30 R20 detrás.

El interior no desmerecía para nada, con guarnecidos de piel bitono (blanco Oyster y azul marino Deep Blue), detalles en madera de arce Behr y en aluminio pulido, elementos en negro piano y abundante cromo que le daban un toque de distinción. Su instrumentación ofrecía tres relojes analógicos principales de diseño retro/clásico, y el volante era una auténtica preciosidad con mezcla de cuero blanco y cromados.

Chrysler Firepower Concept 3

Otros elementos interesantes eran sus asientos de diseño deportivo, pedales de aluminio y un climatizador automático con unas pantallas digitales situadas en el centro de las salidas circulares de aire. El resto de los mandos y botoneras eran analógicas igualmente, pues en el tiempo en el que se creó este concept car los sistemas de información no estaban ni mucho menos generalizados. El sistema de audio era de primera calidad.

Sus cotas principales eran 4.384 mm de largo, 1.859 mm de ancho, 1.212 mm de altura, una batalla de 2.510 mm (compartida con el Viper) y unas vías delantera y trasera de 1.565 y 1.539 mm, respectivamente. Su peso oficial era de 1.533 kg.

Las principales diferencias mecánicas con el Viper eran dos: una palanca de cambio automático de cinco relaciones con posibilidad de cambio secuencial y convertidor de par, y un motor de 6.1 V8 HEMI de origen Chrysler, que desarrollaba 431 CV y 569 Nm de par. Este poderoso V8 empujaba al Firepower hasta las 60 mph (96 km/h) en 4,5 segundos desde parado y una velocidad punta de 282 km/h. La potencia se transmitía a las ruedas traseras.

Chrysler Firepower Concept 4

Aunque la idea de un Viper más racional, cómodo y lujoso (características propias del concepto GT) era buena, Chrysler no se atrevió a entrar en una competición de imagen de marca con los fabricantes de reconocido prestigio.

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Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...

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