Imagen era lo que ofrecía esta generación del Chevrolet Camaro. La cuarta, vendida entre 1993 y 2002, aunque aquí lo conocimos con algo de retraso.
El Camaro era uno de esos coches que llamaban la atención allá por donde pasase. Lo hacía por su aspecto de deportivo y sus inusuales proporciones. Medía casi 5 metros de largo, pero la distancia entre ejes era muy corta (2,56 metros), así que los voladizos sobresalían ampliamente tanto delante como detrás.
Parecía un deportivo de altos vuelos, pero no lo era en realidad. La razón recaía en dos aspectos fundamentales característicos de casi cualquier coche llegado desde el otro lado del charco: suspensión y cambio. La primera resultaba muy blanda para los estándares europeos, lo cual impedía sacarle jugo al bastidor que en carreteras viradas se insinuaba y llegaba a ser divertido, aunque sin pasarse.
Aquí el control de tracción de serie jugaba un gran papel, si bien era desconectable y nos permitía sacarle partido si lo que pretendíamos era hacer derrapes o el cabra en general
En cuanto al cambio, se ofrecía de serie una caja automática de solo cuatro marchas y largos desarrollos, penalizando sobre todo el paso de tercera a cuarta velocidad. Por ello su motor 3.8 V6 lucía poco, y las prestaciones daban cuenta de ello. Oficialmente declaraba un 0 a 100 km/h en 9,5 segundos, lo cual no es poco, pero hablamos de un coche con 193 CV… Estos se extraían de un motor típicamente americano. Se trataba de un 3.8 V6 con nada menos que 305 Nm de par máximo. Quizá con la caja de cambios manual que se ofrecía en opción pudiésemos sacarle algo más de jugo.
Como muchos coches americanos, su relación entre prestaciones y consumo era poco favorable para los estándares europeos
Viajar rápido era posible, y hacerlo con un alto grado de confort también. Pero ahora viene la pregunta: ¿quién se compra un coche de este tipo para realizar largos viajes de manera cómoda? Y es que el Camaro se desenvolvía mejor que en ninguna situación en autopistas y carreteras rápidas donde las blandas suspensiones se mostraban en su salsa y el cambio no se inmutaba al alcanzar la cuarta velocidad.
¿Al menos era amplio para viajar con comodidad? La respuesta es un rotundo no. Para dos estaba bien, pero los casi 5 metros no se correspondían con una carrocería capaz de albergar a dos ocupantes adicionales. Atrás se viajaba como se espera en un coupé de menor tamaño, con muy poco hueco para las piernas y poca altura.
Por su parte, el maletero tampoco permitía dar cabida al equipaje de una pareja, al menos si se montaba la opción del techo de cristal desmontable (en opción por 250.000 pesetas de entonces, 1.500 euros), ya que el targa tenía su hueco en el maletero.
En lo que sí destacaba el Camaro era en su buena relación entre precio e imagen. Costaba en el año 1998 4.781.000 pesetas (44.700 euros de ahora), así que pocos coches había en el mercado capaces de ofrecer una línea que hiciera girar cuellos como este Chevrolet.
Si estábamos dispuestos a renunciar a muchos otros aspectos y conformarnos con esto, entonces el Camaro era una opción recomendable. Sin embargo, un Nissan 200SX ofrecía mejores prestaciones y un comportamiento más deportivo aún por menos dinero.
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Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.Esteticamente me parece una de las generaciones mas bonitas del Camaro Solo puedo hablar de las referencias que me dieron dos propietarios de este modelo. En estos dos casos montaban la caja de cambios manual. Ambos decian que el par motor era elevavado y constante. Buenas recuperaciones y aceleraciones. Una cosa que me llamo la atencion es que decian que la velocidad maxima estaba autolimitada a 210 km/h. No era un coche para carreteras reviradas por suspension y peso aunque llevado al limite era bastante intuitivo y se sabia cuando habia que aflojar el ritmo. Me decian que el consumo… Leer más »