En 1927, para superar a Packard, Cadillac diseñó un V16 en el mayor secreto. Fue presentado en 1930 bajo el nombre de Cadillac V16, acompañado de un V12 derivado del mismo. Era un motor descomunal, como se podría esperar, con una cilindrada de 7,4 litros, válvulas en culata y nada menos que 175 CV –185 CV en 1934–. Sí, efectivamente, un enorme motor para una potencia muy comedida, pero eran los años 30 y Cadillac dejó a todos con la boca abierta. Era un coche muy potente y logró hacerse un hueco en el mercado, incluso en plena recesión. Se fabricaron un total de 3.884 coches entre 1930 y 1937, aunque comparado con su hermano V12 –10.821 unidades–, en realidad, se fabricaron muy pocos Cadillac V16.
Curiosamente, aunque no fue un éxito, Cadillac lo renovó para 1938, optando por una cilindrada algo más contenida –7,1 litros– pero con más potencia –185 CV–. Sin embargo, se fabricaron muchos menos ejemplares, solo 508 coches entre 1938 y 1940. Eso provocó que Cadillac no volviera a jugar con la idea de un bloque de 16 cilindros hasta la década de los 80, o eso al menos se dice. Entonces, Cadillac presentó el Solitaire, un prototipo con motor V12 desarrollado con Lotus –6,6 litros y 430 CV– del que se dice, tuvo un hermano de 16 cilindros que ni siquiera se llegó a presentar.
Los años 90 vieron como Cadillac solo empleaba en sus coches motores V8, habían desechado los propulsores más grandes y tan solo volvió a retomar la idea de un bloque con más cilindros para inicios del Siglo XXI. Entonces, Ned McClurg había desarrollado un enorme V12 de 7,5 litros, el motor que acabó dando vida al Cadillac Cien, aunque parece ser que estuvo a punto de acabar en el Cadillac Escalade. Pero el señor Bob Lutz, vicepresidente responsable de desarrollo, tenía algo especial para el año 2003: el Cadillac Sixteen. Un enorme prototipo de 5,7 metros de largo y más de 2,3 toneladas, que escondía bajo su capó un motor V16 con 1.000 CV y 1.355 Nm de par.
Era un propulsor descomunal, que había sido diseñado ex profeso y desde una hoja en blanco. Con el código XV16, se basaba en la arquitectura de los motores LS –V8 que usaba el Corvette, por ejemplo– de cuarta generación, cuyo lanzamiento estaba previsto para 2004. Se alcanzaron los 13,6 litros de cubicaje, tenía dos válvulas por cilindro y contaba con una función para trabajar con 4, 8 o los 16 cilindros, según las necesidades. Estaba acoplado al cambio automático de cuatro relaciones 4L85-E y tenía el sistema de tracción total QuadraSteer.
La vestimenta para este gigantesco motor corre a cargo de Brian Smith y fue el centro de todas las miradas cuando se presentó en el salón de Detroit de 2003. Tanto, que, según contó la marca, había tenido una grandísima cantidad de pedidos e incluso se llegó a recibir algunas cantidades a modo de depósito. Se llegó a considerar poner en circulación una versión de producción pero equipada con un propulsor V12 y Holden habría asegurado en desarrollo técnico, pero la crisis de 2008 y la quiebra de 2009 acabaron con las aspiraciones y el Cadillac Sixteen se quedó en concept car. Uno enorme y espectacular, pero concept car al fin y al cabo. Desde entonces, Cadillac no ha vuelto a barajar la idea de un motor de 16 cilindros.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS