El Buick Reatta es un coupé biplaza que esta marca de GM -pronunciada “Biueq”- puso a la venta a principios de 1988, dejándose de fabricar en 1991. Hacía 48 años que Buick no sacaba al mercado un biplaza de dos puertas, desde el Buick 46 de 1940. Este automóvil estaba siendo fabricado en el Centro de Artesanía de Lansing, en la ciudad homónima situada en el estado de Michigan (Estados Unidos). Se construyeron un total de 21.751 unidades.
Para su fabricación se utilizó la plataforma GM-E, pero en versión reducida. Esta plataforma la utilizó el grupo automovilístico en diferentes modelos como el Oldsmobile Toronado, el Buick Rivera o el Cadillac Eldorado. Para el Reatta GM se lo curró más y prestó más atención en la calidad de los materiales y en el equipamiento, así como en un mejor rendimiento general.
En un primer momento se fabricó en versión coupé, con techo rígido, pero se intuyó la posibilidad de que la versión convertible podía tener éxito, de forma que salió a la venta en 1990. Este retraso de dos años se debió a problemas en el diseño de la capota, fabricada en vinilo o en tela, con accionamiento manual y con luneta trasera de vidrio. En 1991 ya contaba con accionamiento eléctrico.
En cuanto a sus dimensiones, se puede considerar un deportivo de medidas normalitas, al menos en el mercado estadounidense, con 4.640 mm de largo, 1.854 mm de ancho y 1.300 mm de anchura. Llama la atención su corta batalla comparada con la longitud total, con 2.502 mm, con un voladizo delantero bastante generoso.
Este coupé/convertible se movía con un V6 de 3,8 litros y una potencia que rondaba los 170 CV, que lo empujaban hasta los 201 km/h, valor limitado electrónicamente
El propulsor elegido para el modelo era un V6 de origen Buick, un 3,8 litros de cilindrada que erogaba una potencia que oscilaba entre 167 y 173 CV y un par máximo entre 285 y 298 Nm, valores que iban aumentando según avanzaba el año de producción. Como vemos no era un motor para nada apretado, y en esa época era lo más moderno al alcance de Buick.
La potencia se transmitía a las ruedas delanteras a través de una caja de cambios automática 4T60 de cuatro velocidades, a la que se le añadió después un sistema de control electrónico. La velocidad máxima se limitó electrónicamente a 201 km/h. Los consumos homologados eran de 8,7 l/100 km en carretera abierta y en ciudad ascendía a los 13,1 l/100 km. La suspensión era independiente en las cuatro ruedas, con frenos de disco en ambos ejes (ventilados los delanteros) y ABS incluido.
Los faros delanteros eran escamoteables, un caso único en la gama Buick de entonces, ya que tapas y faros se movían al unísono. En la consola central existía una especie de ordenador con pantalla táctil -¡sí, táctil!- denominado Centro de Control Electrónico (ECC), con el que se gobernaba la climatización, el equipo de sonido, y ofrecía diagnosis de sus sistemas electrónicos y sensores diversos. En 1990 se eliminaron algunas funcionalidades, como el ordenador de a bordo, y se volvió a usar botones tradicionales para otras.
Para finales de los 80 era como un coche actual con infoentretenimiento, salvando las distancias. Además, es uno de los primeros coches que abandonó por completo la instrumentación analógica tradicional de agujas, siendo reemplazadas por indicadores digitales de pantalla LCD. Pocos ejemplos encontraremos en la época de ese estilo, como el Toyota Supra 3000 GT en el mercado japonés. En este vídeo podéis ver el tablero y el ECC en acción, os sorprenderá.
Los asientos contaban con seis tipos de regulación eléctrica, con opción de tener hasta 16 reglajes (no imagino hasta dónde pueden llegar con tantas opciones). Detrás de los asientos existían dos pequeños espacios de almacenamiento con acceso mediante cerradura; desde estos espacios se podía acceder al maletero a través de una trampilla también con llave.
Buick decidió esmerarse más en la fabricación del Reatta que en el resto, con unos acabados y equipamientos bastante aceptables, tanto a nivel de confort como de seguridad
Los fabricantes estadounidenses eran muy propensos a realizar pequeñas actualizaciones de equipamiento y diseño de sus vehículos de forma anual, así que en 1989 el Reatta experimentó la adición de pequeños detalles en su exterior y la opción de un techo solar. En 1990 apareció la versión convertible o descapotable y se añadió a su equipamiento airbag del conductor y un nuevo panel de instrumentos y nueva consola central, con un reproductor de CD opcional.
En 1991 se sustituyó el motor L27 por el LN3 y la caja de cambios automática 4T60 por una nueva versión denominada 4T60-E (con sistema de control electrónico) y un ABS actualizado; también se rediseñó el interior. Igualmente recibió unos faros automáticos, un posavasos incluido en el reposabrazos y unas nuevas llantas de 16 pulgadas.
Siempre gusta sacar ediciones limitadas de vehículos que sean un poco especiales, y el Buick Reatta no fue una excepción. En 1988 se produjo una serie especial de casi seis decenas de unidades con la designación Select Sixty, pintadas en color negro, tapicería marrón y el emblema “Sixty” pegado en el capó. En 1990 se repitió la edición, pero en este caso con 65 unidades convertibles pintados en blanco, una tapicería en colores rojo y blanco, posavasos y ruedas blancas de 16 pulgadas de medida.
El Reatta no fue un modelo que se haya visto apenas por Europa, aunque España fue uno de los países donde los prototipos rodaron durante su desarrollo, así como Portugal o el Reino Unido. Es más, tiene algo de español en su nombre, ya que “Reatta” es una modificación del sustantivo “reata”, conocido en el ámbito de la equitación. En algunos países latinoamericanos el nombre de este coche resulta mínimamente gracioso porque una acepción vulgar de “reata” corresponde al miembro viril masculino.
Hasta 2016 Buick no volvió a sacar un modelo descapotable, fue el Cascada -en España Opel Cabrio-, en este caso con cuatro plazas.
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Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...Qué curioso, tiene toda la pinta de intentar ser la copia americana del Mazda MX-5 o al menos intentar competir con él… a la vista está que no tuvo demasiado éxito, el cuadro de mandos era exótico cuanto menos y como fuera problemático… uf, muchas lucecitas que pueden fallar…
Un saludete
Te tengo que tirar la teoría por tierra. Leí un documento de época de GM, explicando las fases de desarrollo del coche, y cuando ya había un modelo de arcilla del Reatta del MX-5 no se sabía nada a menos que hicieses espionaje industrial nivel salvaje. Además, el Reatta salió antes