Hoy os traemos hasta espíritu RACER uno de los automóviles más exclusivos fabricados por la marca francesa, os hablamos del Bugatti EB112, un fastback de cuatro puertas diseñado de la mano de Giorgetto Giugiaro. Presentado en el Salón de Ginebra de 1993, el EB112 era el resultado del encargo recibido por parte de Bugatti al diseñador italiano de crear una versión de cuatro puertas del ya legendario deportivo Bugatti EB110.
Su diseño no dejó indiferente a nadie, con posiblemente igual número de detractores que de gente que quedó entusiasmada por el nuevo automóvil. En cuanto a la mecánica, se recurrió a un bloque de 6 litros con configuración mecánica V12, 60 válvulas (cinco por cilindro) y que rendía la cifra de 450 CV de potencia, asociado a un cambio de seis relaciones y ayudado por un sistema de tracción integral permanente.
El nuevo EB112 constaba de un ligerísimo chasis fabricado en fibra de carbono y una carrocería realizada completamente en aluminio, en la que destacaba la típica columna central que recorría la parte superior del automóvil, partiendo su luna trasera en dos, recordando así a modelos míticos de la marca como lo fue el Type 55 o Bugatti Type 57 SC Atlantic. Todo ello le permitía alcanzar unas prestaciones dignas de cualquier deportivo al uso de la época, con una aceleración de 0 a 100 km/h en tan solo 4,4 segundos y una velocidad máxima de 300 km/h.
El Bugatti EB112 fue el primero de una saga de automóviles con los que la marca francesa intentó crear un deportivo de lujo -más de 5 metros- para poder ser usado con la familia sin renunciar al disfrute de la conducción
Pero el sueño de un sedán de lujo en la marca se evaporó rápidamente por la mala situación financiera de la compañía. Tras la quiebra de la empresa en el año 1995 y cierre de su fábrica de Campogalliano, a las afueras de Módena, Gildo Vallanca Pastor, dueño de la también francesa Venturi, compro diferentes activos de la compañía. Entre ellos se encontró con las tres unidades pre serie que habían quedado en fábrica, y lejos de deshacerse de ellas decidió terminarlas, creando tres vehículos idénticos pero con pequeñas diferencias a nivel estético en su exterior.
Según diferentes fuentes uno de ellos se pintó en negro y quedó en propiedad del propio Vallanca, de hecho se le ha visto circular por Mónaco en varias ocasiones, convirtiéndose en el objeto de miradas de propios y extraños. Esta unidad cuenta con el número de serie #39003 (del bastidor ZA9CC030EPCD39003) y encabeza este artículo. Las imágenes del interior corresponden a la misma unidad.
La segunda unidad, en este caso de color rojo, y que posiblemente fue la primera en crearse -puesto que lleva el número de serie #39001-, es propiedad del preparador italiano Italdesign. Un tercer EB112 en color antracita oscuro, con número de serie #39002, fue comprado por un cliente de procedencia rusa y terminado al gusto de este en las instalaciones del propio Vallanca, Mónaco Racing Team, donde también se le dio forma al mencionado EB112 propiedad de este. Desde 2003 tiene matrícula suiza.
Pero lo más importante de la historia del EB112 es precisamente eso, la historia que ha traído después su puesta en escena. La marca siguió intentando crear un sedán de lujo con el que facilitarles a sus clientes el disfrute de un vehículo de corte deportivo pero a la vez poder ser usado con la familia, bajo la comodidad y el lujo que solo una marca como Bugatti podía dar.
En primer lugar se presentó el EB118 como secuela de este EB112 en el Salón del Automóvil de París de 1998. Siguiendo unas líneas similares a su antecesor, pero esta vez en carrocería coupé, sería la primera vez que un automóvil destinado al uso “doméstico”, montaría una configuración mecánica W18.
Ya bajo la tutela de Volkswagen, y nuevamente con el toque inconfundible de Italdesign Giugiaro, se presentaba como el coupé más lujoso del momento. Contaba con elementos significativos como unos intermitentes delanteros encastrados en los nervios de las aletas delanteras o unas tomas de aire que más que tomas parecían parrillas con las que invitar a la familia a un día de barbacoa, también colocadas en el lateral de las aletas anteriores.
En el interior, y al igual que en el EB112, el lujo se tornaba en forma de cuero y madera para revestir la mayoría de las superficies, así como un escaso número de botones para el manejo de los distintos elementos. Desafortunadamente quedó en eso, un concept car.
Tras el intento del EB112 llegaron los EB118 y EB218, siguiendo un concepto similar y retocando algunos aspectos de estos, aunque finalmente ninguno de ellos llegó a materializarse en serie
Justo un año más tarde, y aprovechando la cita mundial del Salón del automóvil de Ginebra de 1999, los franceses volvían con el EB218, una mezcla del EB112 y el EB118, esta vez con una carrocería retocada en detalles estéticos, sobre todo en su parte trasera, y manteniendo el W18 presentado justo un año antes. Las medidas se habían incrementado respecto a este y crecía considerablemente para volver al concepto inicial de las cuatro puertas. Pero nuevamente todo quedó en un simple quiero y no puedo, ya que nunca más se supo de este concept.
Más de una década después, y tras los intentos anteriores, parecía que la marca se decidía de una vez a crear la berlina de súper lujo definitiva con el Bugatti 16C Galibier, presentado en el salón de Ginebra de 2010, al que se le presuponía un excelso propulsor de 1.000 CV de potencia derivado directamente del Bugatti Veyron y una tarifa que llegaría al millón de euros según su propio presidente Franz-Josef Paefgen.
Con una estética claramente fastback, un interior minimalista siguiendo la línea de sus antecesores y un esquema bitono en plata y azul, este mastodóntico automóvil pretendía doblegar a los Aston Martin Rapide S y, por supuesto, al rey del segmento el Porsche Panamera. Pero el gozo por última vez terminó en el fondo del pozo, ya que después de algún estudio de mercado y una línea que no convenció a los “mandamases” de Bugatti, llevó definitivamente al olvido al Galibier y lo que parecía su puesta de gala dentro de los automóviles familiares de gran lujo.
J. Rubio
Soy un enamorado del motor en general y de los vehículos clásicos y motocicletas en particular. Dedicado al mundo de la automoción desde hace unos años, disfruto probando toda clase de vehículos y escribiendo mis impresiones y experiencias sobre ellos.El último intento , el 16C Galibier si que me parece armonioso, esbelto, y bonito, dentro de lo que son sus dimensiones. Una pena que no haya salido adelante el proyecto. Aunque tampoco iba a poder ver ninguno por la calle (como tampoco al Veyron)