Obra de Marek Reichman, jefe de diseño de la casa, el Aston Martin Vulcan es un vehículo muy, muy minoritario, pues solo se fabricaron 24 unidades. Se inspiró en modelos de la casa, como el DB9, Vantage y el One-77. Se presentó en el Salón del Automóvil de Ginebra de 2015. Sus rivales a batir eran el McLaren P1 GTR y el Ferrari FXX K. Su nombre viene del bombardero a reacción Avro 698/Hawker Siddeley Vulcan, que tuvo su bautismo de fuego -y el ocaso de su vida operacional- en la Guerra de las Malvinas en 1982, casi 30 años después de su entrada en servicio.
Su esqueleto -chasis- está fabricado en una aleación de aluminio y es vestido por una carrocería de fibra de carbono. El motor que lo impulsa es un V12 de 7 litros de cilindrada de alimentación atmosférica, con 831 CV a 7.750 RPM y 780 Nm de par a 6.500 RPM. La suspensión y las barras estabilizadoras son ajustables. El cambio es secuencial de seis velocidades y cuenta con un diferencial autoblocante trasero. El equipo de frenos carbonocerámicos está encomendado a Brembo y el ABS tiene diferentes niveles de ajuste.
Un chasis de aleación de aluminio, una carrocería de fibra de carbono y un V12 atmosférico configurable en tres niveles de potencia -557-684 y 831 CV- y 780 Nm de par motor son sus cartas de presentación
Este superdeportivo se creó para uso exclusivo en circuito, aunque la empresa británica RML tomó una unidad y la modificó para ser matriculable y disfrutarla por carretera abierta. Mantiene inalterable todas las especificaciones mencionadas anteriormente, experimentando algunas modificaciones en el exterior. El capó es de nueva factura e integra los faros originales del modelo de circuito, desempeñando la función de luz diurna. El gran alerón trasero alberga unos intermitentes en sus extremos.
La primera idea de su desarrollo surgió de Fraser Dunn, jefe de la división Aston Q del departamento de Ingeniería Avanzada, y de David King, director de Operaciones Avanzadas y Motorsport. En un principio se pensó en desarrollar un One-77 R, partiendo de algunos antiguos prototipos del One-77. El proyecto encandiló a la mayoría de los departamentos de Aston Martin, que querían participar en el desarrollo del mismo.
Respecto al exterior resulta más llamativa la zaga con su impresionante alerón que el morro, de generosa longitud. La salida lateral de los escapes augura una música atronadora y no nos equivocamos cuando nos ponemos a pilotarlo.
Su interior recuerda totalmente a un coche de competición: asientos totalmente envolventes, volante similar al de un F1, embrague brusco, frenos toscos… acordes con su bestial caballería. Su calidad de acabados sorprende por su buena ejecución, con un perfecto ajuste de las puertas al cerrar, unos mandos con un tacto exquisito y de sencillo y lógico manejo.
La empresa británica RML adaptó una unidad para poderla matricular y ser conducida fuera de circuito, pero sin alterar la esencia de su mecánica
La entrega de potencia tiene tres configuraciones posibles: 557, 684 y 831 CV. Para estrujar su mecánica en circuito se le montan neumáticos de tipo slick que muestran todo su agarre nada más pisar el acelerador. Sus 1.300 kg se sujetan bien gracias a sus potentes frenos carbocerámicos Brembo. Aunque la potencia resulta tremenda, el agarre que ofrecen sus neumáticos mantiene la situación controlada, pero sin mermar sus extraordinarias sensaciones.
Aquellos que lo han probado dicen que su V12 atmosférico recuerda a los antiguos V10 de la Fórmula 1, con un tono ligeramente menos agudo, y respondiendo de forma instantánea al pie derecho. La puesta a punto del motor tiene un mapa de inyección para escupir fuego por los escapes (algo difícil de homologar), escuchando un petardeo cuando se levanta el pie del acelerador, para deleite del conductor y de los observadores exteriores.
Al ser un coche de circuito sus clientes pueden hablar con los ingenieros para modificar los parámetros de distintos elementos mecánicos para ajustarlos a su modo de conducción: las relaciones de la transmisión, los neumáticos, la suspensión, la caída de las ruedas, cualquier cosa que les viniese a la cabeza. Como un coche de carreras.
El tacto del Aston Martin Vulcan es más propio de un coche de carreras, por su bravura y falta de refinamiento, que la montura de un gentleman que pide el Martini seco mezclado, no agitado
Es un coche con un equilibrio perfecto entre agilidad y agresividad. Penalizará los cambios de marcha en el momento inadecuado, pues notaremos que la mecánica no está cómoda, al igual que los frenos si se pisan con decisión y se les deja que vayan enfriando. Algo parecido pasa con el control de tracción, intrusivo y poco sofisticado ante pies derechos demasiado pesados.
Por unos módicos 2,27 millones de euros podía ser tuyo. Tal vez ahora cueste más.
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...COMENTARIOS