En el amanecer del milenio en Chrysler observaron que los modelos americanos no gozaban de buena aceptación en el mercado europeo. Si se comparaban sus modelos con los que se fabricaban en Europa los productos made in USA solían tener unos chasis orientados a la comodidad, motores más glotones, peores terminaciones y unas prestaciones inferiores.
A algunos fabricantes del otro lado del charco se les encendió una bombilla y se dieron cuenta que si sustituían su tecnología por la europea y mantenían su diseño exterior podían aspirar a aumentar sus ventas en el viejo continente; con este pensamiento nació el Crossfire.
Su construcción se encargó a Karmann en Alemania, con un 89% de piezas originales de Mercedes-Benz, ya que por entonces había un alianza entre ellos (DaimlerChrysler AG). El Chrysler Crossfire estaba disponible con dos carrocerías, coupé y descapotable. Fue uno de los últimos exponentes de la vieja automoción americana y símbolo de fusiones empresariales, dotado de un gran magnetismo y cargado de pasión.
Así nos encontramos con un biplaza con la base mecánica del Mercedes SLK 320, ya que compartía chasis, caja de cambios y motor, pero con estilo y personalidad propias. Era un modelo con muy buenas prestaciones y del que se disfrutaba de la conducción, aunque no se le podía considerar un deportivo como tal. Llamaba la atención su pequeño tamaño: 4.059 mm de largo, 1.766 mm de ancho, 1.305 mm de alto y batalla de 2.400 mm.
Su exclusividad y su impactante estética tenían un precio -45.000 euros-, pues tan solo costaba 1.870 euros menos que el modelo de Mercedes, y por menos dinero –unos 7.000 euros- encontrábamos otros modelos tan atractivos con mejores prestaciones y más deportivos, como Nissan 350Z o Mazda RX8
Una vez en su interior su posición de conducción era bastante deportiva, se iba sentado bastante bajo, con las piernas estiradas, con unos asientos dotados de una buena sujeción lateral y un buen mullido, además de una tapicería de piel, regulación eléctrica y con calefacción. El volante carecía de regulación en altura, aspecto que molestaba poco a la hora de encontrar una buena posición de conducción.
Ya sentados observamos una instrumentación clara y muy justa, pues ni siquiera llevaba ordenador de a bordo, aunque con unos mandos muy a mano. Si empezamos a husmear por su interior veremos que la calidad de los plásticos y sus ajustes eran los típicos de los coches americanos de la época: exceso de plásticos duros de poca calidad, así como unos ajustes tirando a malillos. Al menos contaba con dos amplias guanteras y un aire acondicionado -que no climatizador- dual bastante eficaz, y una buena insonorización.
El maletero era tirando a pequeño -215 litros- y sin una cortinilla que tapase el equipaje, problema que subsanó Chrysler añadiéndolo de forma gratuita y un juego de maletas como regalo para sus clientes. La visibilidad delantera era correcta, la trasera muy mala, algo común en la mayoría de los coupés.
Su motor era un 3.2 V6 atmosférico en posición delantera longitudinal, que entregaba 218 CV a 5.700 RPM y un par máximo de 310 Nm entre 3.000 y 4.600 RPM. Tenía un sistema de admisión variable dependiendo del régimen de giro, y un sistema similar a los Twin Spark de Alfa Romeo, pues llevaba dos bujías y tres válvulas por cilindro: dos de admisión, para una buena respiración, y una de escape. Se podía elegir una caja manual de seis velocidades o bien una automática con convertidor de par de cinco velocidades.
Sus prestaciones básicas eran una velocidad punta de 242 km/h, 6,9 segundos de 0 a 100 km/h y un consumo medio que rondaba los 11 l/100 km. También existió una versión con compresor volumétrico que aumentaba su potencia hasta los 335 CV, denominada SRT6.
Una vez rodando por carretera se observaba la dualidad de este coche: un motor con buen rendimiento, sobre todo a medias y altas revoluciones, con un agradable sonido casi racing. Su comportamiento estaba más orientado al confort que a la efectividad, debido a una amortiguación algo blanda y una dirección demasiado asistida, restando agilidad en las curvas enlazadas y algo de precisión en los giros. Una suspensión algo más dura no le hubiese restado comodidad y hubiese ganado en efectividad.
Sus frenos eran bastante efectivos, con discos en ambos ejes, ventilados los delanteros, y con buen tacto, ayudados por el ABS, ESP y control de tracción. Tal vez iba calzado en exceso, con medidas de 225/40 R18 Z delante y 255/35 R19 Z detrás.
Uno de los pocos rivales que tuvo fue el Audi TT, que contaba con dos pequeñas plazas traseras, aunque se comportaba más como un biplaza. Este producto fusión de dos compañías fue un fracaso total debido a sus bajas ventas y sus altos costes de producción y transporte, y a finales del año 2007 decidieron detener su producción fabricando las últimas 2.000 unidades y rompiendo este tipo de relación comercial para siempre.
Otro coche con espíritu RACER para guardar en el baúl de los recuerdos…
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...He aquí la demostración de que el hecho de que los coches americanos se vendan poco en Europa es más una cuestión de incultura de la gente y prejuicios que otra cosa. Si no este coche europeo con chapita americana debería haberse vendido como churros. Esto demuestra que el problema no es que sean malos coches (porque sino en este caso los europeos también lo serían ya que es un mercedes) sino que la gente la sacas de BMW, audi y Mercedes y todo les parece mal, y más si es americano….
Carlos, los coches americanos en esa época -entiéndase que hablo de marcas americanas- estaban claramente un escalón por debajo de sus equivalentes europeos. Te hablo de Dodge Caliber, Chrysler 200 C Sebring, Jeep Cherokee, Chevrolet HHR… y sí, los tuve todos de prensa. Chrysler no es equivalente de Mercedes-Benz, no por asomo, al menos en Europa. En EEUU Lexus ha sido el referente en marcas Premium durante 11 años. Igual eso debería decirnos algo.
Normal que no tuviera exito…muy caro, interior mediocre, sin climatizador (en serio? 45.000€ y solo lleva aire acondicionado??) era bonito y diferente, pero la gente no es tonta…
La trasera, con perdón, me recuerda a un perro cagando cosa q tb me sucede con un pequeño SUV superventas como el Juke, y no soy el único