Decía Coco Channel que para ser irreemplazable, primero hay que ser diferente. La cita de la diseñadora francesa me viene al pelo para hablar del Astra Coupé y el empeño de algunos por considerarle el sucesor del mítico Calibra.
Porque aunque el Calibra contase con la base del Vectra, las similitudes entre ambos eran inexistentes, por lo que el cupé de Opel nacía siendo diferente -estéticamente hablando- a cualquier otro modelo de la marca del rayo mientras que asimismo se diferenciaba de la competencia por tratarse de un coche tremendamente aerodinámico y de líneas de alguna forma rompedoras. El Astra Coupé no. El propio nombre dejaba patente que se trataba de una carrocería más de la prolífica familia del compacto de Opel, y su diseño tampoco trataba de ocultar su origen como quizá hiciera Peugeot en su 406 Coupé frente a la berlina. Y por último, el concepto no era nuevo, y aunque no contaba con muchos rivales, ahí estaban las versiones de dos puertas del Honda Civic, por ejemplo.
Así pues, el Astra no se lanzó como un coche con las mismas aspiraciones que aquel Calibra. Cierto es que la mano de Bertone se dejó notar en algunos trazos, sobre todo en su vista lateral, con un diseño muy depurado y limpio que sí hacía recordar al cupé de finales de los 80. Delante el paragolpes se volvía más envolvente, con formas más redondeadas respecto al resto de Astras. Algo similar ocurría en la zaga, pues los grupos ópticos y formas eran los del 4 puertas. No puede decirse que el resultado global no estuviera conseguido, más bien al contrario, aunque esto sea algo subjetivo, pero quedaba claro que era una versión más, lo cual tampoco tiene por qué ser negativo.
La verdadera pena provenía del interior. Aquí se tomó el salpicadero del resto de la gama tal cual, un salpicadero sobrio de líneas sencillas que al menos destacaba por su aparente calidad. La nota de color la ponía la moldura gris que lo decoraba. La postura de conducción era similar a los demás salvo por el detalle de que el parabrisas del Coupe estaba algo más tendido, repercutiendo en la visibilidad. Una menor altura y los magníficos asientos de algunas de sus versiones concedían algo de deportividad al conjunto. La contrapartida positiva fue que habitabilidad y maletero resultaban destacables para un cupé.
La oferta mecánica estuvo limitada en un principio a variantes de gasolina. Había un 1.8 de 125 CV, un novedoso 2.2 de 147 que reemplazaba al ya descafeinado 2.0 Ecotec que tantas alegrías le había dado a Opel, y el 2.0 Turbo de 190 CV con un nivel de prestaciones ya serio. En la segunda mitad de 2002 se introdujo el 2.2 DTI de 125 CV.
El propulsor 2.2 de la familia ECOTEC estaba llamado a sustituir al 2.0, y aunque compartiese denominación con otros ya existentes, el nuevo 2.2 contaba con algún rasgo distintivo como su concepción en aluminio o su cadena de distribución en vez de la correa. Además, cumplía con la normativa Euro 4 de la época. Era un motor que destacaba más por su suavidad de funcionamiento o elasticidad que por prestación pura.
147 caballos declarados para esa cilindrada no era algo excepcional, pero esos centímetros cúbicos de más le aportaban fuerza a bajo y medio régimen, aunque a altas revoluciones decaía, así que el tacto no era precisamente deportivo, porque ese papel se dejó en exclusiva para la versión Turbo. Una lástima, ya que las modificaciones efectuadas en las suspensiones, más duras y con un centro de gravedad 20 mm más bajo, así como estabilizadoras más gruesas, sí que le otorgaban cierto carácter al bastidor.
El Astra Coupé era por tanto una versión que buscaba la exclusividad dentro de la gama Astra y entre la competencia a ese nivel de precios. Pocos eran sus rivales directos, y por nombrar dos de proporciones similares, la tarifa del Astra Coupé quedaba entre la de un Hyundai Coupé y un Toyota Celica.
Nunca llegó a verse rodeado de ese halo con el que sí contó el Calibra, pero al igual que hizo Opel con el pequeño Tigra, consiguió popularizar un tipo de carrocería que en la mayoría de los casos quedaba relegada a modelos lujosos de segmentos superiores.
Ángel Martínez
Soy uno de esos bichos raros a los que les apasiona hablar de coches y se pasaría horas comentando modelos o repasando la historia de la automoción. Pienso que la mayoría de ellos tienen su encanto, desde el deportivo con el que soñamos hasta el utilitario que te encuentras en cualquier esquina.Me encantaba la línea, si q es cierto q le faltaba algo más de diferenciación como hicieron después con las versiones GTC, pero ya no eran tan elegantes.
Creo recordar q donde si sustituyó al Calibra fue en los circuitos, donde se empleó esta carrocería
Así es, en el DTM al menos.