Posiblemente, el Saab 900 Turbo sea un compendio del mejor quehacer de la marca sueca en la aplicación de la tecnología turbo en coches no estrictamente deportivos, fiel a su estilo ortodoxo y diferenciado del resto de los fabricantes. Siempre creó vehículos con personalidad propia con bastantes menos recursos que sus competidores, lo cual da más mérito a sus creaciones.
Según la revista Autocar, la más antigua en activo del mundo -desde 1895- “es uno de los más excitantes y diferentes coches del mercado de entonces, pues su sedoso turbo le proporcionaba fabulosas prestaciones con pocos problemas, sólo derivados de su tracción delantera”.
Basta fijarse en algunas fotografías para ver su peculiar diseño, como su curvado parabrisas delantero en un ángulo de 45 grados o el salpicadero orientado hacia el conductor, herencia de su pasado aeronáutico. Son llamativas sus dimensiones, nos encontramos con un coche largo, estrecho, una batalla muy corta y unos voladizos desproporcionados: 4.740 mm de largo, 1.690 mm de ancho, 1.420 mm de alto y una batalla de 2.517 mm.
Su motor era un cuatro cilindros de 1.985 c.c. con una baja compresión de 7,2:1, daba una potencia máxima de 145 CV a 5.000 RPM y un par máximo de 235 Nm a 3.000 RPM. El problema más común de este motor eran sus soportes, en un principio de goma y después hidráulicos, por lo que pasamos de malos a peores: el motor se movía mucho en su vano, sobre todo cuando se paraba.
La caja de cambios estaba situada debajo del motor, era muy complicado acceder a ella para su sustitución y cara su reparación. Su suspensión estaba bien diseñada y era original, delante llevaba un paralelogramo deformable con triángulos superpuestos y detrás, un eje rígido sujeto transversalmente con una barra Panhard y longitudinalmente con un paralelogramo de Watt, donde el brazo delantero sirve de apoyo para el muelle.
El sistema de frenado era bueno, potente y progresivo, con discos a las cuatro ruedas, y el freno de estacionamiento en las unidades anteriores a 1987 actuaba sobre las ruedas delanteras. Sobre su consumo, lo habitual en estos motores de la época, entre 9 y 14 l/100 km, según anduviéramos por autopista a velocidades legales o por ciudad.
El interior era amplio, cómodo, muy ergonómico para lo habitual de la época y bien terminado, salvo la tendencia común de los coches de los años 80 y 90 de despegarse el techo, cosas de los fabricantes. Os dejamos con un vídeo que le dedicó Petrolicious, muy digno de ver, atentos a cómo suena su turbo:
Ginés de los Reyes
Desde que tengo conciencia me llamó la atención cualquier cosa con ruedas. Aprendí a montar en bicicleta al mismo tiempo que a andar, y creo que la genética tiene algo que ver: mi padre adoraba los coches, les ponía nombres, mi abuelo conducía y participaba en el diseño de camiones, y le privaban los coches...“El problema más común de este motor eran sus soportes, en un principio de goma y después hidráulicos, por lo que pasamos de malos a peores: el motor se movía mucho en su vano, sobre todo cuando se paraba.”
Hasta donde conozco todos los autos tienen soportes de motor de goma, y los de mayor gama hidráulicos… O sea que no entiendo lo de “de malos a peores” y no sé de qué otro material pueden ser…
No recuerdo que miembro de la marca dijo en su día una frase que comparto al 100%
Si se usa una bomba para el combustible, una bomba para el aceite y una bomba para el agua, ¿por qué no usar también una bomba para el aire, que es lo que es un turbo?
Afortunadamente aún no conozco a alguien que le disguste este coche. Pasarán y pasarán los tiempos y seguirá siendo un joya singular, de lo mejorcito creado por Saab.