A veces, la agenda va a contracorriente de nuestros impulsos. Lo último de este fabricante nos ofrece una mirada actualizada del primer superdeportivo de Ferrari, el Ferrari GTO 1984, y, con todo lo que eso significa, aunque sobre éste traten estas líneas, es otra la creación que nos detiene cuando, como ocurre en esos deportivos que al abrir sus puertas revelan las insignias que nos hacen mirar hacia abajo, atravesamos el umbral de M.A.T. y nos adentramos en su mundo.
M.A.T. es Manifattura Automobili Torino, donde una versión del Stratos le suplica, le pide a gritos a Lancia que no, que no es necesario que revivan a la leyenda, que la leyenda ya fue devuelta del pasado, que es suficiente con los futuros Delta y Gamma, y que, en todo caso, apunten a un revival del Montecarlo para el mercado norteamericano. No, el Lancia Stratos ya tiene su descendiente, que demuestra que el criterio extraoficial, liberado de las normas del mercado y fundado en la clientela especial, deriva en propuestas agraciadas.
El denominado New Stratos evoca al exponente de la cuña y el parabrisas envolvente, y hasta se anima a replicar, bajo la inevitable fibra de carbono, los faros centrales del Stratos HF corredor y tricampeón del Campeonato Mundial de Rally. El motor de ocho cilindros, el cigüeñal plano, la caja manual… ¿Cómo no respetar las bases de un coche coronado de gloria? Pero lo interesante en la versión de MAT es que no es un restomod puro, porque no replica el aspecto clásico y original, sino que nos devuelve un diseño retro evolucionado.
No sorprende el resultado final. El proyecto nació con el éxito bajo el brazo desde el momento que a la M.A.T. la fundó el mismísimo Paolo Garella, una institución en Pininfarina, donde hizo carrera, donde acumuló la experiencia suficiente –signada por casos como el experimental Ferrari FX 1995– para tenderle su talentosa mano a las intenciones del Lancia made in Manifattura y el resto de la flota. Cierto, Ferrari. El supercar fundacional de Maranello. Les advertí. La actualidad, en ocasiones, va a contracorriente de nuestros impulsos.

Apreciaciones sobre el 273 Potenza: Qué bien ha envejecido el Ferrari GTO 1984
Y la eminencia lo ha hecho de nuevo. Y el concepto de interpretación retro, no restomod, reaparece para la visión 2025 del Ferrari GTO 1984. “¿La belleza? Está en el efecto final. La esencia reside en el trabajo invisible que hay detrás”, aclara Garella sobre el 273 Potenza, indicando que lo importante está en la ingeniería y el proceso de desarrollo. Pero, como el Nuevo Stratos, este tipo de coche, exótico y de producción limitada, entra por los ojos y un buen coleccionista lo sabe.
El “construido con carácter”, según palabras de Automobili Torino. Al 273 Potenza, fabricado en colaboración con ZeroACento y utilizando el chasis del Ferrari F8 Tributo, no le falta carácter desde el momento en que, más de 40 años atrás, los de Maranello lanzaron aquel 308 GTB con esteroides… y con carácter. Pero, insisto, no hay lugar aquí para la réplica. Las diferencias son tan sutiles como trascendentales, y así el Potenza asume su propia identidad. Las líneas de carrocería angulares están, pero gesticulan de otra manera y con otra intensidad. Basta con comparar, de frente, los pasos de rueda delanteros.
Precisamente en el frontal este 273 turinés no disimula el diseño de la calandra con ranuras y las dos luces rectangulares por lado, pero aplicando en éstas la tendencia que algunos fabricantes, como hemos visto en casos recientes como el del Kimera EVO38 – esto ya parece una carrera por el título a la reinterpretación mejor lograda de los íconos de Lancia– o el de BMW y su nuevo lenguaje de diseño, el LED en contorno y en contraste. En los faros delanteros, esta virtuosa evolución del GTO lleva tomas de aire.
En la zaga destaca un paragolpes que acaba por darle la forma temeraria suficiente para apropiarse de los derechos del híbrido enchufable de Lamborghini, mientras que su escudo heráldico bien podría ser el techo de fibra de carbono de más de tres metros de longitud. Pero el GTO, más allá de toda la tecnología de avanzada, vive en el Potenza, que es la prueba cabal de que el antecesor del F40 ha envejecido bien. El alerón tipo cola de pato, las llantas en forma de estrella –mención especial para ese dorado en combinación con el acabado bordó, vaya tono con historia en Ferrari–, las ranuras sobre los pasos traseros, la hendidura lateral. Todo está ahí y se descubre a golpe de vista en un perfil de silueta con clase.
Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS