Corría el año 1993 cuando se presentó la segunda generación del SEAT Ibiza, conocida como “6K”. Era la primera edición del Ibiza desarrollada para el amparo de Volkswagen y, obviamente, se notaba. Suponía una auténtica ruptura con la primera generación del modelo, creada por la propia SEAT casi a base de retales, la cual, acabó como un auténtico salvavidas para la compañía.
La primera generación del SEAT Ibiza se puso en circulación en 1984 y fue el primer automóvil que la marca creaba en solitario. Apenas tenían presupuesto, así que todo fue bastante pobre y con bastantes limitaciones, pero todo finalmente salió bien y por fin, llegó Volkswagen con dinero contante y sonante. La segunda entrega del modelo, el SEAT Ibiza 6k, era un coche muy diferente a la primera generación y se posicionó en el mercado como una opción a tener muy en cuenta.
De entrada, el diseño era totalmente nuevo, obra del versátil Giorgertto Giugiaro y sin ningún atisbo de relación con la generación saliente, más allá de las enormes ventanillas laterales. Su apariencia era deportiva, interesante, y prometía algo que SEAT no había podido ofrecer durante su etapa el solitario: calidad.
Tras esa imagen, que acabó por ser uno de los argumentos con mayor peso para los usuarios más jóvenes, estaba la plataforma del Volkswagen Golf III y el interior del Volkswagen Polo III, una combinación de elementos que también pudimos ver, por ejemplo, con el lanzamiento de la primera generación del SEAT León unos años más tarde –plataforma del Gold, interior del A3–.
SEAT hizo de este Ibiza un rival serio en el segmento de los utilitarios. Tenía motores reservados a segmentos superiores, como el TDI de 110 CV o el 2.0 16v de 150 CV del Cupra. Fue el único de la categoría en montar motores turbodiésel con inyección directa y turbo y su equipamiento era más completo que algunos rivales.
No obstante, donde realmente destacó el SEAT Ibiza 6K fue en comportamiento, no en balde, la plataforma del Golf III fue una referencia para el resto de rivales del segmento de los compactos. Curiosamente, con la adopción de esta plataforma, el Ibiza mantenía la tendencia de su primera generación, la cual, fue desarrollada sobre la plataforma del SEAT Ronda –que a su vez derivaba del SEAT Ritmo–, un coche perteneciente al segmento de los compactos.
En el año 1996 se sometería a un restyling que afectaría a diferentes apartados del coche, como los paragolpes –lo más notable a simple vista–, tapicerías, equipamiento y acabados, nuevo volante… no se puede negar que el aspecto mejoró notablemente sin peder la personalidad y la esencia del modelo, que también ganó ligeramente en comportamiento.
La puesta en escena de la segunda generación del SEAT Ibiza, el Ibiza 6K, fue un verdadero paso adelante para la marca. Con este coche se llegó a mercados donde nunca habían estado, se ganó imagen y se ganó respeto. Fue uno de los modelos más importantes para la marca.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS