GAC y Toyota trabajan en un motor de combustión interna que quema amoniaco

GAC y Toyota trabajan en un motor de combustión interna que quema amoniaco

Este compuesto de elevada toxicidad se presenta como otra alternativa más en la búsqueda de desarrollar sistemas de propulsión que reduzcan las emisiones de gases nocivos para la atmósfera


Tiempo de lectura: 3 min.

En los tiempos actuales, la industria del automóvil centra gran parte de sus esfuerzos en el desarrollo de tecnologías más ecológicas para los sistemas de propulsión de los vehículos. La electromovilidad se ha convertido en el referente en este sentido, con otras opciones que buscan facilitar la pervivencia de los motores de combustión interna en un segundo o tercer plano, como pueden ser los combustibles sintéticos —o electrocombustibles— y el hidrógeno. Toyota es una de las marcas que está trabajando desde hace años en el desarrollo de vehículos movidos por hidrógeno, ya sea mediante un sistema de pila de combustible o quemándolo directamente en el interior de un motor de gasolina adaptado. Ahora, en colaboración con la china GAC, el fabricante nipón también está estudiando la posibilidad de alimentar los tradicionales motores de combustión interna con amoniaco.

Esta opción, que resulta novedosa en el ámbito de los automóviles de turismo, ya ha sido puesta en práctica en el contexto del transporte de mercancías, tanto por vía marítima como en camiones, en busca de una alternativa para los propulsores que queman gasóleo, los cuales son los habituales en estas aplicaciones.

El propulsor utilizado para la prueba es un dos litros de cuatro cilindros que es capaz de entregar, alimentado por amoniaco, unos 163 CV —120 kW— de potencia máxima. Estas cifras desde luego que no llaman la atención en términos de rendimiento, aunque sí se mantienen en los parámetros esperados para un propulsor de gasolina o gasóleo de estas características instalado en cualquier turismo generalista a día de hoy. La diferencia más importante hay que buscarla en las emisiones de CO2. Comparativamente con un propulsor que emplease gasolina sin plomo, esta opción de amoniaco disminuye hasta en un 90 % el CO2 generado con sus explosiones.

Hemos superado el punto débil del amoniaco, esto es, la dificultad para quemarlo rápidamente y hemos preparado este combustible para ser utilizado en la industria de los automóviles de turismo”, comentó al respecto Qi Hongzhong, uno de los ingenieros que trabajan en este proyecto, dentro del centro de Investigación y Desarrollo de GAC en Guangzhou, China

GAC Toyota Motor Amoniaco 02

Los responsables de la empresa automovilística china, participada por la República Popular China, se muestran orgullosos de los avances conseguidos a la hora de adaptar este tipo de propulsores a las necesidades de los fabricantes de automóviles de turismo. Consideran que este compuesto químico, empleado tradicionalmente como fertilizante por la industria agraria y de elevada toxicidad, tiene un potencial enorme también para ser utilizado como combustible en el contexto del transporte de personas.

Especialmente desde la perspectiva actual, que se centra en la reducción de las emisiones de CO2 y de gases contaminantes a la atmósfera derivadas del tráfico rodado. Y es que las ventajas del amoniaco se centran en la dimensión ecológica, puesto que la densidad energética de este combustible es muy inferior a la que presenta la gasolina, qué decir del gasóleo. En este sentido, el amoniaco ofrece unos 3,6 kWh por litro, menos de la mitad del valor estandarizado para la gasolina —8,9 kWh/l—.

Ahora bien, de forma análoga a lo que sucede con los vehículos eléctricos, cuyo impacto medioambiental se desplaza hacia la fase productiva, la generación de amoniaco tampoco es un proceso “limpio”. Normalmente, para ello se emplean procedimientos intensivos en términos de la energía requerida, por lo que el desarrollo de alternativas “verdes” de producción de este compuesto, que ya existen a pequeña escala, sería el desafío que habría de afrontar la industria para que realmente esta opción pudiera plantearse como una alternativa más sostenible para alimentar los motores de combustión en un futuro.

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David García

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