Maserati, la firma italiana que tiene un tridente como emblema y cuya historia se remonta hasta 1914, cuando Alfieri Maserati fundó su compañía en Módena. Estaban en plena guerra mundial, la primera, y se dedicaban a la reparación de motores Isotta Fraschini. No fue hasta 1926 cuando pusieron en circulación su primer automóvil, destinado, por supuesto, a competición. Su idea era que dominar las carreras, era la mejor forma de vender coches y pronto comenzaron a ser los rivales a batir.
Hoy, Maserati no tiene esa fuerza ni esa imagen, aunque trabajan para que eso cambie en próximos años. La marca se encuentra en pleno lanzamiento de varios modelos, con la electrificación como punta de lanza y se espera que los resultados sean notables. Sin embargo, todos sabemos que mejor no esperar grandes cosas, hay marcas que por algún motivo están abocadas a sufrir y Maserati, junto a Alfa Romeo, parece una de esas marcas. Y no es porque no lo intenten, porque cuando Ferrari dirigía los derroteros del tridente, dio la impresión de que habían encontrado, por fin, el camino a seguir. También es cierto que cuando Maserati entró en la órbita de Ferrari, venía de pasar unos años muy turbios en manos de Alejandro de Tomaso y había que renovar todo, para olvidar muchas cosas.
Fue entonces cuando se lanzó el Maserati 3200 GT; un modelo que ya presagiaba un enorme cambio en la marca. Pero no fue hasta que se puso en circulación el espectacular Maserati MC12, cuando la firma del tridente dejó claro, realmente, cuáles eran sus intenciones en esta nueva era. Aquello ocurrió en 2002, poco después de que se lanzara al mercado una de las generaciones del Quattroporte más hermosa de la saga –diseñada por Pininfarina, por supuesto–.
El Maserati MC12 era un automóvil que desprendía competición por todos sus poros, gracias a una imagen radical, digna de un vehículo destinado a correr en el Mundial de Resistencia. Lo mejor de todo, como muchos recordaréis, es que bajo ese traje había un Ferrari Enzo. Pero no se tomaba el que fuera conocido como Ferrari F60 y se cambiaba la carrocería, en realidad, Maserati realizó algunos cambios para dar vida al MC12 –por Maserati Corse 12–. El Enzo fue una base sobre la que trabajar, una muy buena, pero una base al fin y al cabo. Además, no podemos pasar por alto el sensacional trabajo que realizó Frank Stephenson, quien alargo el coche 15 centímetros para potenciar el apoyo aerodinámico con la idea puesta en las carreras, donde, al contrario del Enzo –y de los radicales FXX y FXX Evo– si estuvo presente y donde logró 40 victorias en el campeonato FIA GT.
Colocado en posición central, efectivamente, estaba el propulsor del Enzo, un V12 6.0 atmosférico cuyo sonido enturbia los sentidos, que no alcanzaba las mismas cifras que en el Ferrari, pero no por ello era poca cosa: 630 CV. El nuevo Maserati MC20 rinde la misma cifra, pero su V6 Nettuno no es tan purista como el V12 del MC12. Distintas épocas, distintas soluciones, mismo resultado, ¿no?. El Maserati MC12 también anunciaba una velocidad máxima de 330 km/h. El MC12 necesitaba, además, 3,8 segundos para alcanzar los 100 km/h desde parado y las versiones de competición presumían de 755 CV.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS