Por todos lados pone que se llama Kanigv12. Bien, lo primero que uno podría pensar es: “¿Qué cojo*** es eso?” Dado que la respuesta más obvia está en el titular, podemos afirmar que se trata de un Porsche Boxster, concretamente un ejemplar de la primera generación fechado en 1997 (y rematriculado en 2017). El trabajo que se ha hecho sobre la piel de este roadster alemán es tan profundo, que apenas ha quedado reconocible.

Vale que cuando la firma de Stuttgart lanzó el Boxster no fue precisamente el deportivo más bonito de la casa, especialmente con el rumbo que tomó con esos faros delanteros de huevo frito. Pero no creo que ninguno considere que se merecía esto. Miradlo bien, por favor, y tratad de no arrancaros los ojos. Esto, por llamarlo de alguna forma, ha sido creado con menos gusto que una cerveza belga mezclada con aguarrás, y está a la venta en nuestro país por 59.900 euros.

Comenzando en la parte delantera, está claro que el propietario anterior quería que se pareciera al Toyota GR Supra actual. Como tal, hay un conjunto de faros del mercado de accesorios de forma algo similar a los del coupé nipón. Si tenemos buena memoria fotográfica, nos daremos cuenta de que, en realidad, son como los que encontraríamos en el Ford Fiesta Mk. VI de nuestro amigo El Jonathan. El parachoques delantero también intenta parecerse vagamente al del Supra.

El Porsche Boxster de primera generación no era demasiado “radical”, pero ofrecía 204 CV de potencia para 1.250 kg, un 0 a 100 km/h en 6,9 segundos y una velocidad máxima de 240 km/h

Y como si el lifting facial de plástico chinorrio no produjese el suficiente impacto visual negativo, el ambiente “cutretuning” de la primera década los 2000 continúa a los lados, donde hay llantas de aleación rojas y unas puertas al estilo Lamborghini con algo de pintura negra de acabado mate en los retrovisores y en las tomas de aire que hay tras las puertas (casi lo único que no es falso en este coche). Pero luego llegamos a la parte trasera, que se ve aún peor que la delantera.

Bien, para empezar, las luces traseras parecen haber sido levantadas de un Renault Mégane, no sabemos si también de nuestro colega Johnny. Con un motor bóxer de 2,5 litros y 204 CV, el Boxster no era un coche lento, pero tampoco es que le hiciese falta una enorme cantidad de carga aerodinámica para mantenerse al suelo. Pero como sin un alerón no se puede ser el más chulo del barrio, el Kanigv12 tiene uno bien grande, para que se puedan apoyar varios cubatas.

Y para evitar un flujo de aire turbulento (porque un ala solitaria se queda en poca cosa), la zaga queda rematada por un difusor donde se aloja una pareja doble de salidas de escape, honrando así a los icónicos SEAT Ibiza y León con sus humeantes escapes desplazados en la misma posición. Lástima que este Boxster modificado no pueda marcarse unos launch control con las típicas señales de comunicación de un TDI bomba-inyector: desprender carbonilla como ningún otro.

Y si creías que el habitáculo se había quedado de serie como en muchas de estas modificaciones, has de saber que su antiguo propietario también decidió modernizarlo. Recortó y retapizó los asientos, instaló el salpicadero de un Ibiza (6J), y tanto el volante como los paneles de las puertas lucen una mezcla de cuero blanco y negro con costuras en contraste rojo, todo muy atlético. También hay una serie de piezas de plástico rojo que, sin duda, destacan por su cuestionable aspecto.

Pero oye, como suelen decir, para gustos colores. Está feo meterse con la visión de un soñador que quería algo tan… personal. Si alguien está dispuesto a ir al concesionario Cohen & Cars de Puerto Banús y desembolsar casi 60 de los grandes por esto, está en su pleno derecho (y espero que en sus plenas facultades). “La vida es demasiado corta para no comprar el coche que siempre ha querido”, dice el anuncio. Si siempre has querido una réplica de los cochecitos que venden en la tienda de alimentación de tu esquina, este es tu coche.

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