Se han cumplido 20 años desde que la casa de Stuttgart exprimiese el concepto de su eterno coupé y diese lugar al Porsche 911 GT3, que ha tenido continuidad desde entonces. Vamos directos al grano, a decir lo que casi nadie se atreve a decir. Tocaremos fibras sensibles porque, pensándolo fríamente, el Porsche 911 no debería tener ningún sentido en pleno Siglo XXI. Su configuración es la antítesis del reparto de pesos y de la dinámica de conducción.
Un deportivo de altas prestaciones como este, no debería tener el motor colgado tras el eje trasero generando inercias como si fuera un péndulo. Sin embargo, ahí está. Es el referente entre los de su clase, el rival a batir, el coche que marca las pautas a otros que, a priori, están más evolucionados. O bien la gente de Stuttgart hizo un pacto con el diablo o le robaron la piedra filosofal a Harry Potter para alargar la vida de este modelo, pero está claro que ellos saben algo que nosotros no sabemos.
El Porsche 911 GT3 es una de las mejores materializaciones de una idea mala de partida
El Porsche 911 es uno de esos coches que han caído presa de su propio éxito y está condenado a ser como es, a no cambiar nunca. Sencillamente, no se lo puede permitir. Ya lo hizo una vez y todavía arrastra cierta penitencia por atreverse a tomar un camino diferente. Pero desde Porsche han sabido aprovecharse de las situaciones para hacer del 911 un modelo inmortal. Y el avance en tecnología y controles electrónicos permitirán que su motor siga colgado tras el eje trasero, incluso cuando abandone la combustión para dar paso a la electricidad, una transformación que terminara de hacerse realidad más pronto que tarde aunque a muchos no les guste.
Lo que no tenemos tan claro es si seguirá manteniendo la pasión por la deportividad que exudan versiones como el Porsche 911 GT3 ¿Desprenderá ese aura de coche de carreras igual que los últimos 20 años?
Sí, fue hace ya dos décadas cuando apareció el primer Porsche 911 GT3. Lo hizo sobre una de las generaciones más criticadas del modelo alemán, el camino diferente que todavía le recuerdan los más puristas a la marca: la generación 996 lanzada en 1997. Con esta edición, Porsche tenía ante sí uno de los retos más complicados a los que se ha enfrentado: sustituir al alabado 911 (993) y abandonar la refrigeración por aire. El 911 (996) fue el primero de todos los “nueve once” en adoptar una refrigeración líquida.
Ni siquiera el 993 Turbo recurrió a esta solución, y los puristas no tardaron en hacerse notar. La marca no tenía otra posibilidad si quería seguir con el aumento de las prestaciones, porque el motor no daba más de sí en tan exiguo espacio, pero como si quisieran acallar todas las críticas, tres años después del lanzamiento del 996 se presentó el que actualmente se considera el 911 más deportivo y con la conducción más pura y pasional: el Porsche 911 GT3.
Corría el mes de marzo de 1999 y como viene siendo costumbre, el Salón del Automóvil de Ginebra abrió sus puertas. Y allí estaba, en el stand de Porsche pintado de color plata, luciendo un gran alerón trasero así como un nuevo trabajo aerodinámico que prometía sensaciones. Las expectativas se cumplieron cuando la marca dio a conocer todos los detalles: bloque de seis cilindros bóxer 3.6 atmosférico con 360 CV, refrigerado por líquido por supuesto, cuya base era heredada del 911 GT1 que corrió en Le Mans. Llegó a evolucionar hasta alcanzar nada menos que 500 CV, aunque esto es otra parte de esta historia.
No obstante, este llamativo 911 GT3 no se conformaba con una aerodinámica mejorada o un propulsor más potente, el 911 GT3 era un coche radical, destinado a pasar sus días encerrado en un circuito aunque tuviera el visto bueno de las autoridades para circular por vías públicas. La suspensión contaba con una configuración específica y rebajaba la altura del monocasco en 30 milímetros.
Se podía regular en muchos apartados según el trazado y los gustos de quien se ponía al volante: geometrías, barras estabilizadoras o incluso la relación final de la caja de cambios. Los asientos era muy ligeros, casi de carreras, no había banqueta trasera, se podía prescindir del equipo de audio, no contaba con climatizador… también había una opción llamada GT3 Clubsport que lo hacía más radical, equipado con una jaula integrada.
Las primeras unidades de este radical Porsche 911 salieron de la planta de Weissach en mayo de 1999, además, lo hacían con muchas cosas de las que presumir. Un tal Walter Röhrl fue el responsable de su desarrollo y puesta a punto en el mítico trazado de Nürburgring, tarea para la cual contó con la ayuda del ingeniero Rolland Kussmaul y la división Porsche Motorsport. El resultado fue un tiempo por debajo de los 8 minutos en el famoso Nordschleife, la variante norte.
Según la marca, el Porsche 911 GT3 era el heredero directo del famoso 911 Carrera RS 2.7 de 1973. El caso es que cambió su denominación RS (Rennsport) por la de GT3, pues esta era la categoría de competición en la que este alemán triunfó casi desde el primer día: 24 Horas de Spa, 24 Horas de Daytona, 24 Horas de Nürbugring… Como los más grandes del automovilismo, el Porsche 911 GT3 nació para servir de base a las versiones de competición y para dar vida a la 911 GT3 Cup, la copa monomarca de Porsche.
Las evoluciones se fueron sucediendo y el Porsche 911 GT3 se iba ganando el aura de coche mítico. Primero se elevó la potencia hasta los 381 CV en el año 2003 (996.2) al incluir el sistema VarioCam de distribución variable en admisión. También se añadieron, en opción, los frenos de material compuesto Porsche Ceramic Composite Brake (PCCB). Además, se recuperaron las siglas Rennsport en el año 2003 para adornar los laterales de una variante todavía más radical, 911 GT3 RS. Sólo como apunte, la suspensión era todavía más racing y el peso perdía por el camino 50 kilos respecto al GT3 “normal”.
Un detalle importante del Porsche 911 GT3 y GT3 RS de la generación 996, es que no se vieron afectados por el fallo del sistema IMS o eje intermedio. Fue un problema de fiabilidad que tuvo a Porsche en jaque hasta las primeras series del 911 (997) en 2006 e incluso en las primeras tiradas del Porsche Cayman. Esto se debe a que usaron un bloque diferente al de los Carrera, compartido con el Turbo y el brutal GT2.
No cabe duda que aquel Porsche 911 GT3 fue un coche especial, un modelo de esos que dejan huella. Caló tan hondo entre los fanáticos de los coches deportivos, que la marca ha “estirado” la saga hasta nuestros días, sin que se haya perdido ni un ápice de sus características, más bien lo contrario, se han ido incrementando generación tras generación, al igual que sus prestaciones.
En el año 2006 (997) ya rendía 415 CV, contaba con una puesta a punto más afinada y una aerodinámica más eficiente, también fue el primer GT3 de Porsche en poder equipar la suspensión Porsche Active Suspension Management, más conocida como PASM. Sí, también hubo versión RS mucho más radical.
El año 2009 se presentó una nueva evolución del concepto (997.2), con nuevo estudio aerodinámico, más potencia y todos los cambios que iba adoptando el inmortal “todo atrás” alemán. Nuevo diseño y nueva tecnología. El motor era el bóxer 3.8 atmosférico, pero la potencia subía hasta los 435 CV
Se conseguía aumentar las cifras de potencia gracias a la instalación de la distribución variable también para las válvulas de escape y estrenaba unos soportes para el motor y la transmisión dinámicos, los llamados Porsche Active Drivetrain Mount (PADM), unos soportes capaces de reconocer el tipo de conducción que se realiza y aumentar la dureza de su tarado para mitigar las inercias creadas por los cambios de carga bruscos y evitar que influyan sobre la trayectoria. Los controles electrónicos eran desconectables. La variante RS, además de seguir siendo la más radical de todas, aumentaba su potencia hasta los 450 CV. Por otro lado, contó con una edición de tirada limitada a 600 unidades con el motor boxer de 4 litros (GT3 RS 4.0), cuya potencia llegaba a los 500 CV.
Las celebraciones del 50 aniversario del Porsche 911 también tuvieron su broche especial en formato GT3 con la generación 991. Esta radical versión se volvía mucho más espectacular estéticamente hablando, con notables cambios es su fisionomía adoptados de la renovación del modelo. El frontal era nuevo, la trasera también, sus caderas eran más anchas y el alerón trasero menos sutil y más eficiente.
Como cada generación, las llantas crecían igualmente en tamaño, al igual que lo hicieron los frenos y la sección de las ruedas. Incorporaba por primera vez el sistema de dirección activa en el eje trasero, capaz de obrar magia junto al diferencial autoblocante electrónico. El chasis era regulable en multitud de cotas (altura, caídas de las ruedas, convergencia…)
El Porsche 991 GT3 anunciaba 475 CV a 8.250 RPM, procedentes del bóxer 3.8 de seis cilindros, atmosférico por supuesto. Sin embargo, aunque seguía siendo un deportivo de armas tomar y un automóvil deseado por muchos, Porsche tomó una decisión que no gustó: el lugar de cambio manual, el Porsche 991 GT3 montaba el cambio automático de doble embrague PDK. Exceptuando este punto, que como hemos dicho, no gustó, este GT3 era rápido, logrando un tiempo en el “Ring” de 7 minutos y 30 segundos gracias a una relación peso-potencia de 3 kg/CV.
Porsche es un fabricante que escucha a sus clientes, que cuida que todo sea como debe ser. Por eso, cuando lanzó la actual generación del Porsche 911 GT3, la última hasta el momento puesta en circulación en 2017, dio un paso atrás y recuperó el cambio manual de seis relaciones para los más puristas y amantes de la conducción, aunque mantuvo el automático de doble embrague PDK para quien quisiera la máxima efectividad.
Por otro lado, el motor dejó de ser el 3.8 bóxer y se emplazó en su lugar la unidad de 4 litros y 500 CV vista en el Porsche 911 GT3 RS 4.0 de 2011, el mismo bloque que empleó el 991 GT3 RS. Se podía pedir con el Touring Package, que en lugar del característico alerón trasero fijo contaba con un elemento móvil que se abría automáticamente.
En estos 20 años el 911 GT3 se ha mantenido fiel a la aspiración natural
El Porsche 911 GT3 nació siendo un patito feo, pero ha terminado siendo un cisne que, por otra parte, todavía no ha entonado su canto. Le quedan muchas vidas por vivir y la siguiente, sobre la base del último Porsche 911 (992), ya está cerca; un nuevo paso adelante del Porsche 911 más racing y purista de la saga.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".Brutal!!, y me uno a la felicitación por este fantástico trabajo.
¡Muchas gracias!
Gran trabajo Javi, mi enhorabuena. Un gran repaso a la vida de un mítico deportivo.
Mil gracias Pablo, me alegra que te guste. Intentaré mantener el nivel en sucesivos trabajos.