Conducción vs. prestaciones: Sensaciones encontradas en el nuevo Honda Prelude

Conducción vs. prestaciones: Sensaciones encontradas en el nuevo Honda Prelude

La marca promete una esencia alejada de las altas prestaciones y una potencia feroz, pero éstas dan para pensar


Tiempo de lectura: 4 min.

No todo puede ser una máquina de alta aceleración, pero tampoco merecen ser tomadas como alocadas las pruebas a las que lo sometieron los usuarios que ya pudieron entrar en contacto. ¿Errores de interpretación? Es muy probable. No por nada el fabricante japonés se ve obligado a reiterar el sentido del modelo y profundizar en las aclaraciones en estos meses de antesala. Dicho esto, es cierto que el diseño del nuevo Honda Prelude emana deportividad y un arranque furioso que brilla por su ausencia, así también como que esta nueva generación está presa de su pasado.

De manera tal que es lógico que el nuevo híbrido sea un disparador de perspectivas. No es que sus antecesores íntegramente de combustión interna, en especial las generaciones de los años noventa, ofreciera a sus clientes potencias superiores al entrante –técnicamente sí, ya que la quinta generación producía hasta 220 caballos, aunque nada que marque una notable diferencia en la comparación–, pero éste llega al mercado décadas después, con una tecnología avanzada que se supone que debería lograr una potencia a la altura de estos tiempos. En otras palabras, no deja de llamar la atención que este Prelude salga de fábrica con la misma potencia con la que lo hacía el de hace 30 años.

Sus 200 CV parecen poco en ese sentido, pero también ante el retiro europeo del poderoso Type R. Hay razones para ello, dos fundamentales que tienen que ver con la esencia, por un lado, y con lo técnico por el otro. Y es importante que lo tengan en consideración aquellos que se sintieron decepcionados por creer que en la aceleración de parado estaba su razón de ser. Su principal limitación radica en la propulsión. Aunque se equipa con un motor de cuatro cilindros 2.0, el que lo mueve es el eléctrico, por lo cual mediante software debería actualizarse incorporando una potencia adicional para la que este coche no ha sido desarrollado.

Honda Prelude HEV (1)

Ahora bien, una cosa es sentirse decepcionados por creer que la propuesta consistía en lanzar un coche deportivo de pura cepa y otra al revisar las cifras de aceleración de 0 a 100 km/h. Se puede prescindir de prestaciones propias de automóviles de alto rendimiento, pero como fabricante –si eres Honda, con más razón– no esperes la indiferencia de una crítica a la que se le encendieron las alarmas tras constatar que este nuevo cupé 2+2 firma el 0 a 100 más allá de los nueve segundos, sobre todo cuando el Civic híbrido, con el que comparte el tren motriz e:HEV, necesita en los papeles 7,8 segundos, mientras que la versión Civic Sport supo demostrar bajar el tiempo a 7,2 segundos activando el launch control.

Desde Honda dejaron claro que la intención, más allá de heredar elementos del Type R, no es hacer del Prelude un visceral como este último. Y, más allá de lo mencionado acerca de su introducción en Europa, está bien que así sea. De eso se ocupará la versión de competición que lo reemplazará en las carreras GT japonesas. Sin embargo, también afirmaron que esperan que el nuevo Honda Prelude le ofrezca a los clientes aceleraciones como las que genera el Civic híbrido. A juzgar por las primeras pruebas, la marca estaría fracasando en el intento.

Despojándolo de las comparativas, que no posea el control de salida da cuenta de un cupé que va en búsqueda de las sensaciones. En declaraciones anteriores, el jefe del proyecto había justificado el verdadero estilo de este Prelude haciendo alusión a la prioridad por la ligereza y no por la alta potencia. Es, de hecho, un 10 por ciento menos pesado que el Civic del que toma plataforma y, además, es más corto de batalla y más ancho de vías. Una vez entre nosotros, veremos si cumple con la dinámica de conducción que promete.

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Sobre mí

Mauro Blanco

Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.

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