El Ford Mustang es un modelo icónico, un coche inmortal condenado a existir durante todo lo que duren los coches, al menos tal y como los conocemos. Y al igual que otros modelos en su misma condición, está condenado a ser como es y a ser criticado por cualquier cambio que se atrevan a realizar sobre su apariencia o características. Un ejemplo claro es que, junto al Ford Focus Active, será el único turismo convencional que sobrevivirá a la quema de modelos que la marca realizará en Estados Unidos, donde centrará su gama en SUV y en crossover.
La imagen que atesora el Mustang, su aura, se ha ido forjando durante décadas hasta convertirse en un mito cuyos orígenes, puramente yankees, apenas son apreciables en Europa. Aquí, el nombre de Mustang tiene la fama actual por motivos que no tienen nada que ver con su fama en Estados Unidos y se trata más de un contagioso virus automovilístico que un conocimiento puro del modelo. No en balde, lleva apenas unos años llegando de forma oficial a nuestro mercado y aunque su conducción resulta especial y su V8 con cambio manual (por cierto, un cambio muy bueno) es poco común, no tiene la historia que acumula en su mercado local.
Esto no quiere decir que el Mustang no nos guste, todo lo contrario, el Mustang es uno de esos coches que ocuparía nuestro garaje tanto por su historia como por las prestaciones de su versiones más potentes. Versiones que, por desgracia, no se comercializan en Europa de forma oficial. Y este último apunte es importante, porque si te lo puedes permitir, solo tienes que buscar un especialista de confianza y traerte una de las versiones más radicales del modelo. Versiones como las nuevas “Signature Edition” de los 2020 Shelby GT350 y 2020 Shelby GT500.
Desparrame a la americana
Si por algo destacan los Mustang de Shelby es por ser auténticas bestialidades con ruedas, capaces de derretir neumáticos al mismo ritmo que queman gasolina. Pero hay una versión en especial, que destaca por encima del resto: el Shelby GT500. Este coche es uno de los más potentes y deportivos que se han creado sobre la base del Mustang y la variante Super Snake es el tope de gama, cuyas prestaciones son realmente elevadas.
No obstante, el Super Snake queda un poco eclipsado en esta ocasión, pues los ingenieros de Shelby han exprimido las posibilidades del GT500 hasta límites algo extremos. Así, el 2020 Shelby GT500 SE (Signature Edition) promete 811 CV extraídos de su V8 5.2 sobrealimentado. Para llegar a estas cifras, en Shelby han recurrido a un nuevo compresor, a mejoras en el sistema de refrigeración y a un nuevo intercooler, que trabajando en conjunto logran sumar 40 CV adicionales al motor del GT500.
En el caso del 2020 Shelby GT350, no hay cambios en el motor, el mismo V8 de 5,2 litros sobrealimentado del GT500 con otra configuración, y se mantienen los 533 CV originales, más que suficientes para acabar en la cárcel a poco que te descuides con el pedal derecho, aunque bastante lejos de la descabellada cifra de potencia del GT500 SE.
Mucho más que potencia bruta
Este caballaje ataca las ruedas traseras del 2020 ShelbyGT500 SE sin piedad mediante nuevos palieres reforzados. Para que no se desmande el eje trasero, además de un diferencial de deslizamiento limitado ya presente en el GT500, el Signature Edition tiene refuerzos en las torretas, nuevas barras estabilizadoras y muelles de tarado más duro. Los neumáticos pueden ser Michelin Sport Cup 2 y las llantas son siempre de 20 pulgadas.
Cambios que también se añaden en el GT350 SE, aunque en este caso se centran en el refuerzo de torretas, en las barras estabilizadoras, muelles más duros y nuevas llantas de 19 pulgadas. Son modificaciones que buscan una mayor eficacia en conducción deportiva, principalmente en circuito, donde otros cambios añadidos a estas versiones toman mayor coherencia, como la semi jaula trasera, el capó de fibra de carbono (para ambas versiones) y el selector del cambio con recorridos y longitud acortados.
Igualmente, tanto el 2020 Shelby GT500 SE como el 2020 Shelby GT350 SE puede equipar paquete de cuero para interior o una carrocería ensanchada. Cada unidad que se fabrique estará registrada en el Registro Estadounidense oficial de Shelby con un número “Shelby CSM”, que confirma su autenticidad como automóvil Shelby. Solo los modelos salidos de las instalaciones Shelby y las recraciones y restauraciones de la empresa Classic Recreations tienen este código.
Las ventas de cada coche beneficiaran a la Fundación Carrol Shelby, que fue establecida por el propio Carroll para ofrecer asistencia médica a los más necesitados, así como para crear oportunidades educativas para los jóvenes a través de programas de capacitación automotriz y de otras posibles profesiones, como formar parte del Museo automotriz Shelby.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS