En la era de los SUV y del incremento generalizado del peso de los automóviles disponibles en el mercado, el dúo formado por el Toyota GR86 y el Subaru BRZ constituye una rareza solo entendible desde la perspectiva de los verdaderos entusiastas de esto de los coches, como vosotros y nosotros. Su planteamiento, que apuesta por el motor atmosférico, la ligereza, la propulsión, el cambio manual y la maximización de las sensaciones a sus mandos, incluso incorporando neumáticos excesivamente estrechos para fomentar esas sonrisas que produce la pérdida de tracción y el coleteo asociado, supone un halo de esperanza para todos nosotros. Y debemos sentirnos agradecidos de su existencia en estos tiempos, puesto que las normativas anticontaminación y, sencillamente, la realidad actual del mercado del automóvil a nivel global cuestionan su continuidad a medio-largo plazo.

Así, el Toyota GR86 actualmente a la venta, que fue lanzado en el año 2021 como sustituto del Toyota GT86, exhibe los innegables atractivos de su propulsor atmosférico de cuatro cilindros en disposición bóxer, con 2.387 cc de cubicaje y 234 CV de potencia máxima. Apenas lleva poco más de un año en el mercado y su sucesor ya se vislumbra en el horizonte con algunos cambios que, sin duda, provocarán el arqueo de más de una ceja entre los más puristas.

Y es que, según informaciones recientes procedentes del país de origen de su fabricante, Japón, en 2025 llegará el sustituto del actual Toyota GR86. De nuevo, las cada vez más restrictivas normativas de emisiones que se están imponiendo progresivamente por parte de los poderes públicos están detrás de algunas de estas modificaciones. En este sentido, el solitario propulsor de combustión interna actual parece que será sustituido por un tren de potencia híbrido, cuyo protagonista de gasolina estaría constituido por el motor de tres cilindros que actualmente equipa el Toyota GR Yaris, la aclamada versión prestacional del más pequeño de la gama de los japoneses. En este modelo, el propulsor entrega por sí solo 261 CV.

La supervivencia del Toyota GR86 a partir de 2025 parece que estará vinculada a la adopción de un sistema híbrido, así como a un nuevo diseño de su parabrisas que no obstaculice la implementación de los sistemas de ayudas a la conducción cuya instalación vendrá impuesta por la normativa de la Unión Europea al respecto

El director de tecnologías de Toyota, Hiroki Nakajima, ha reconocido que este tipo de sistema de propulsión son “una buena idea” para producir vehículos más respetuosos con el medio ambiente, de cualquier segmento, incluso deportivos. La experiencia del fabricante japonés en el contexto de la deportividad electrificada es de sobra conocida, aunque está claro que lo aprendido en competición no tiene por qué ser directamente extrapolable a los vehículos de producción en serie.

En todo caso, ayuda y, precisamente, el Toyota Yaris de Rally1 que es vigente campeón del mundial de esta disciplina, tanto de pilotos como de constructores, es un vehículo híbrido. Por no hablar de la ristra de victorias y títulos en el Campeonato Mundial de Resistencia de la FIA obtenidos durante todos estos años pasados por sus diferentes prototipos para esta serie. Sin embargo, trasladar con éxito esta receta a un modelo de las aspiraciones del Toyota GR86, caracterizado por su ligereza y apuesta por una dinámica muy gratificante para su conductor, es un desafío bien diferente.

Por otro lado, existen otras regulaciones cuya inminente entrada en vigor también motivan la necesidad de renovar por completo este modelo. Según algunas fuentes, parece que las dimensiones de su parabrisas no son las adecuadas para poder implementar los sistemas de ayudas a la conducción que próximamente serán de instalación obligatoria para todos los automóviles disponibles para su adquisición en el continente europeo. El concreto culpable, según Autocar, es el compendio de cámaras necesarias para incorporar el sistema de reconocimiento de semáforos.