Bienvenidos a la enésima exageración hecha automóvil eléctrico, que podemos dar por seguro que no será la definitiva. Se llama Drako Dragon y tiene todos los ingredientes para destacar en la materia: es un mastodóntico SUV —supera los cinco metros de longitud, pesa más de 2,2 toneladas—, declara una elevadísima cifra de potencia —dos millares de CV—, ofrece un lujoso interior —accesible a través de puertas tipo ala de gaviota— y emplea materiales exóticos —mucha fibra de carbono— y sostenibles —también fibras naturales— en su fabricación.
La procedencia de este desconocido fabricante también es representativa de la era actual del automóvil. Drako es una empresa estadounidense creada en 2019 en San Jose, núcleo urbano más importante del Silicon Valley. Los dos inversores al frente de la misma, Dean Drako y Shiv Sikand, decidieron lanzarse a la industria de los automóviles de hiperlujo movidos por las posibilidades que ofrece el nuevo paradigma, basado en la propulsión eléctrica y muy dependiente del desarrollo del software.
De este modo, mientras los fabricantes tradicionales definen de mejor o peor manera sus estrategias para adaptarse al nuevo contexto, hay outsiders —como siempre— que se lanzan a aprovechar las oportunidades que ofrece este cambio de realidad. Esto es lo que pretende esta joven empresa norteamericana con su segundo modelo, el Drako Dragon, que ha sido el primero en ser desarrollado por completo por ellos.
El Drako Dragon será el SUV de hiperlujo de producción más potente y veloz de la historia”, afirma la marca sobre su segundo vehículo de producción
Dos mil caballos de potencia y más de seiscientos kilómetros de autonomía para este SUV de hiperlujo
Ya hemos presentado algunas de las características básicas de este SUV norteamericano, que ha sido diseñado en Italia por el equipo de GranStudio bajo la dirección de Lowie Vermeersch, con pasado en Pininfarina. En cuanto a su aspecto exterior, destaca la pronunciada caída del techo hacia la trasera —que es de tipo Kamm, o cortada—, que demuestra el trabajo aerodinámico llevado a cabo en su diseño. En la parte delantera nos encontramos con un orificio que deja pasar el aire a través y está destinado principalmente a reducir el arrastre aerodinámico, al tiempo que incrementa el apoyo a mayor velocidad. La ausencia de retrovisores, que se sustituyen por pequeñas estructuras con cámaras, también ayuda a minimizar la resistencia al avance de este vehículo.
Se fabricará sobre un monocasco de fibra de carbono y en los paneles de la carrocería se consigue reducir la presencia de plásticos en un 70 %, según ha declarado Drako, gracias a que se recurre a resinas compuestas elaboradas a partir de fibras naturales. La batería, que también es de nueva factura, permitirá cargas en corriente continua a potencias de hasta 500 kW. Sobre la autonomía, afirman que podrá recorrer hasta 676 km —medidos en ciclo EPA, que es el protocolo de homologación norteamericano, considerado más realista que nuestro WLTP— con una sola carga de su batería.
Los 2.000 CV de potencia máxima declarada son obtenidos de un sistema de propulsión de cuatro motores, uno por cada rueda. Cuenta, por tanto, con tracción total y sistema de vectorización de par cuya gestión electrónica está encomendada al denominado Drako DriveOS, el sistema operativo de desarrollo propio capaz de realizar ajustes cada milisegundo.
Son 322 km/h de velocidad punta los que se declaran para el Drako Dragon, que alcanzará los 100 km/h desde parado en menos de 2 segundos. Los 9 segundos que requerirá para completar un cuarto de milla —402 metros— le sitúan en el terreno de los hiperdeportivos más rápidos del planeta
Un interior repleto de pantallas y suspensión adaptativa complementan la propuesta
Si observamos las imágenes disponibles de su interior, se reafirma la condición de hiperlujo de este vehículo. Abundan las pantallas, hasta cinco, si dejamos de lado su instrumentación, que es también digital. La mayor de todas ellas ocupa la parte central del salpicadero, es táctil y su diagonal mide 17,1 pulgadas. Está destinada a la gestión del sistema de infotainment del vehículo, aunque muchos de los controles se encuentran en el volante y son físicos. En los laterales del salpicadero se ubican las pantallas que reproducen las imágenes de las cámaras que sustituyen a los espejos retrovisores exteriores. Los asientos delanteros, de fibra de carbono, tienen unas pantallas táctiles en sus respaldos a disposición de los ocupantes de las plazas traseras.
Desde los mencionados controles en el volante se puede modificar la altura libre al suelo de su carrocería, gracias a la suspensión adaptativa que incorpora el Drako Dragon. Son 152 milímetros de diferencia entre la posición más baja —163 mm de altura para la carrocería—, denominada Tarmac, y la más alta —315 mm—, que recibe el nombre de Overland. También son de gran tamaño sus frenos carbocerámicos —discos de 420 mm de diámetro para los delanteros y de 410 mm en el eje posterior, con pinzas de diez y cuatro pistones respectivamente—.
Las primeras entregas de este modelo, con prestaciones muy por encima de posibles rivales como el Lotus Eletre, tendrán lugar en el año 2026, aunque las reservas para hacerse con un Drako Dragon ya están abiertas. Piden 5.000 dólares estadounidenses para poder optar a alguna de las 99 unidades de lanzamiento —500 dólares, si no hay tanta prisa—, siempre reembolsables. El precio final del Drako Dragon arranca en los 290.000 dólares.
David García
No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.COMENTARIOS