La tecnología eléctrica no es nueva, es algo que se domina desde hace décadas y se ha empleado en muchas industrias. Por ejemplo, los primeros automóviles tenían motores eléctricos, aunque la tecnología de aquel entonces (más de 100 años atrás) no permitía si quiera baterías recargables en algunos casos. Otro ejemplo de tecnología eléctrica son los trenes actuales, que son en su inmensa mayoría eléctricos aunque tomen la energía a través de unas catenarias. Es la ventaja de ir sobre raíles, que resulta sencillo suministrar la energía aunque se ha llegado a experimentar en el transporte por carretera en camiones, pero salta a la vista que no cuajó.
Ahora, la electricidad ha vuelto a ser el centro de atención para dar vida al transporte por carreteras, motivado por los altos niveles de contaminación. Cada día hay más coches circulando por el mundo, las carreteras están más atestadas y los vehículos, que siguen quemando combustibles fósiles, saturan el aire con los residuos de las combustiones. Antes el problema no era tan acuciante porque la densidad del tráfico no era tan grande como la actual ni las ciudades estaban tan atestadas, además, hay que sumar que los coches modernos duran muchísimos kilómetros y los usuarios estiran su vida útil todo lo posible, ya que no es barato adquirir un coche y no todas las familias se pueden permitir cambiar el vehículo cada cinco años (justo cuando se termina de pagar la financiación en la mayoría de los casos).
Por el momento, los coches eléctricos siguen siendo una parte muy pequeña del mercado, a excepción de algunos países donde los eléctricos son una parte fundamental de las ventas como Noruega (líder indiscutible), los Países Bajos o Suecia. Los usuarios todavía no están convencidos y los precios siguen siendo altos. Sin embargo, los fabricantes siguen apostando parte de sus inversiones en desarrollo a la electricidad y entre esos fabricantes destaca BMW, cuya gama de modelos eléctricos crecerá con varias novedades en los próximos años llegando incluso a la Serie 7, su modelo de representación y buque insignia.
Desarrollo de nuevas celdas de baterías para aumentar su densidad
BMW lleva muchos años experimentando con la tecnología eléctrica y ya en 1972 pusieron un modelo con motor eléctrico en circulación: el BMW 1602 Electric. No obstante, la auténtica revolución llegó con el lanzamiento de BMW i, la submarca “alternativa” que buscaba ofrecer modelos “limpios” desde su concepción, creando un proyecto realmente ambicioso con solo dos modelos: el BMW i3 y el espectacular BMW i8, este último descontinuado en 2020 a pesar de seguir siendo un coche totalmente actual, aunque también cabe recordar que se trata de un híbrido enchufable y no de un eléctrico.El siguiente paso de la firma bávara es electrificar toda su gama y ya han anunciado que recortarán el 50 % de los motores de combustión próximamente, para dejar sitio a versiones electrificadas. Y para seguir con su evolución en materia de tecnología eléctrica, hace pocos meses inauguraron el Centro de Competencia de Alta Tecnología en Múnich, un centro que ha requerido la inversión de 200 millones de euros, emplea a 200 profesionales y en el cual, se llevan a cabo controles y análisis de toda la cadena de valor de celdas de baterías.
Obviamente, este centro emplea toda la experiencia que ha ido acumulando BMW en cuanto a tecnología eléctrica y el principal objetivo actualmente, es buscar soluciones para aumentar la densidad de energía de las celdas de batería, lo que permitiría a su vez, ampliar la autonomía de los coches eléctricos. Se trabaja desde el apartado de I+D, hasta la composición y el diseño de las celdas, además de realizar test para comprobar su idoneidad para la fabricación a gran escala. También se sientan las bases sobre las que se irá trabajando.
“La tecnología de celdas de baterías es un factor clave en el éxito de la estrategia del grupo en vehículos eléctricos, ya que influye tanto en el rendimiento operativo como en los costes de las baterías”. – Oliver Zipse, presidente del consejo de administración de BMW AG.
Los materiales, un apartado fundamental en las celdas de baterías
El apartado de la autonomía que pueden ofrecer las baterías es crucial para la evolución de los coches eléctricos y también para su aceptación entre los usuarios, pero debe ir acompañado de cargas lo más rápidas posibles, otro de los apartados que más reticencias encuentra entre los conductores acostumbrados a los rápidos repostajes de los coches con motor de combustión.
Para paliar dichos inconvenientes, no solo hay que trabajar en la densidad, también hay que hacerlo en lo respectivo a los materiales, algo que BMW ha encargado a su nuevo Centro de Competencia de Alta Tecnología. Pero la compañía alemana no puede hacerlo en solitario, la electricidad es algo que no dominan al 100 % los fabricantes de automóviles, centrados en la electrónica y en los motores de combustión, se hace necesario recurrir a terceros y aprovechar su experiencia y su especialidad en el tema. De hecho, BMW recurre desde instituciones científicas y universidades, hasta empresas consolidadas y otras de nueva creación.
BMW Group comenzó la experimentación con celdas de baterías en el año 2008, una experiencia que también se aprovecha en el nuevo centro de desarrollo creado en Múnich y que promete ser la fuente del éxito de los próximos coches eléctricos de la marca. La tecnología que empleará el futuro BMW Serie 7 eléctrico (¿BMW i7?) saldrá con toda seguridad de estas instalaciones, pero no da tiempo a que el BMW i4 y el BMW iX3 se aprovechen de los nuevos desarrollos al estar casi terminados y pronto comenzarán con sus ventas.
Entre las cosas que se irán probando en estas nuevas instalaciones, la marca destaca el minimizar al máximo las cantidades de material usado, así como optimizar todo lo posible las propiedades de ese material. Para ello, las celdas de baterías de someterán a una serie de pruebas que irán creciendo en dureza, hasta llegar a límites extremos con el fin de garantizar durabilidad, robustez y densidad energética.
Fabricación a gran escala, el fin último del nuevo centro de tecnología
Como cabe esperar, todo este trabajo tiene como finalidad, la fabricación a gran escala de las celdas de baterías. Se crearán prototipos de celdas de baterías para su análisis y testeo, así como asegurarse de que todas las celdas de baterías fabricadas son totalmente reciclables. Se empezó con esta idea del reciclado máximo desde el desarrollo del BMW i3, que sirve como base para todo el trabajo que se irá desarrollando en las nuevas instalaciones y el objetivo marcado es lograr una tasa de reciclaje superior al 90 %.
Actualmente, las baterías que usan los coches eléctricos de BMW proceden de las tres principales fábricas que tiene la marca en Dingolfing (Alemania), Spartanburg (Estados Unidos) y Shenyang (China). También se ha establecido la fabricación de baterías en un cuarto emplazamiento, en Tailandia, gracias a la colaboración con el Grupo Dräxlmaier.
Javi Martín
Si me preguntas de donde viene mi afición por el motor, no sabría responder. Siempre ha estado ahí, aunque soy el único de la familia al que le gusta este mundillo. Mi padre trabajó como delineante en una empresa metalúrgica con mucha producción de piezas de automóviles, pero nunca hubo una pasión como la que puedo tener yo. También he escrito un libro para la editorial Larousse sobre la historia del SEAT 600 titulado "El 600. Un sueño sobre cuatro ruedas".COMENTARIOS