Este BMW M5 W10 esconde una historia inesperada

Este BMW M5 W10 esconde una historia inesperada

Un coche que responde a esta incongruente denominación se encuentra actualmente a la venta


Tiempo de lectura: 4 min.

Las dos consonantes repetidas en el titular de este artículo, infrecuentes en español, provocarán el arqueo de más de una ceja de los lectores de nuestra revista. “Debe ser una incongruencia, un error”, se podría pensar. Las arquitecturas de cilindros dispuestos en W son propias del grupo Volkswagen, ¿qué tipo de extravagancia se esconde en este trabalenguas? ¿El resultado de las perversas ideas de un loco aficionado? En efecto, más o menos ese podría ser el resumen de la historia detrás de este BMW M5 W10, solo que ese entusiasta de esto de los coches, el responsable último de esta imposible fusión, fue Ferdinand Piëch.

Evidentemente, el automóvil que podéis ver en las imágenes que acompañan este artículo integra un motor de combustión interna fabricado por Volkswagen. El gigante alemán ha trabajado a lo largo de las últimas décadas en este tipo de configuraciones, asociadas a algunos de los más famosos automóviles identificados con los logos de numerosas marcas de las pertenecientes a su extenso porfolio. Además del Volkswagen Passat W8, un ejemplo muy recordado, aunque sin excesivo recorrido —solo tres años a la venta—, el W12 ha acompañado a Bentley en su trayectoria moderna, mientras que el W16 ha sido el protagonista de la saga reciente de hiperdeportivos de Molsheim, los Bugatti Veyron y Bugatti Chiron. ¿Y este W10?

Al igual que los W12 tienen sus raíces en los propulsores de uve estrecha VR6 —15º entre bancadas—, desarrollados por Volkswagen a finales de los años 80 del siglo pasado, el menos empleado VR5, versión con un cilindro menos del anterior, serviría para construir un diez cilindros compacto. Este último no superaría una fase previa de desarrollo y, por lo que se deduce de la limitada información disponible, solo tres unidades fueron construidas. Nada se sabe sobre la ubicación de una de ellas, que pudo haber sido destruida posteriormente en las propias instalaciones del fabricante alemán. Este ciudadano alemán consiguió salvar a una segunda de hacerse añicos, y ahora está en su poder, aunque las dificultades para poder ponerlo de nuevo en funcionamiento son enormes. La tercera está escondida bajo un capó con un logo inesperado y, aunque pueda parecer imposible, puedes acoger todo el conjunto en tu garaje si estás interesado.

Vokswagen desarrolló un propulsor W10 en el contexto del proyecto de su berlina de representación, el Volkswagen Phaeton, aunque el único vehículo que acogió una unidad de este propulsor, que se sepa, fue este BMW M5 (E39)

Y es que, pese al extenso catálogo de plataformas del que disponía la compañía de Wolfsburgo, ninguna de ellas era apta entonces para lidiar con las exigencias de este motor, por lo que el BMW M5 E39 terminó siendo el anfitrión elegido. Este coche sirvió como mula de pruebas para seguir avanzando en un propulsor que, aunque basado en el VR5 mencionado, integraba algunas diferencias. Aquel motor de cinco cilindros en uve, criticado por su exagerada complejidad para la escasa potencia entregada —hasta 170 CV— y que apenas se mantuvo siete años en el catálogo de Volkswagen, presentaba un bloque de acero y una culata de aluminio. El W10, por su parte, recurría en toda su estructura a este último material.

En este BMW M5 W10 que se encuentra actualmente a la venta, el propulsor ofrece alrededor de 500 CV de potencia máxima y 550 Nm de par, en torno a 100 CV más que el V8 del BMW M5 E39. Eso sí, los datos acerca del coche en general —no se sabe si actualmente está en condiciones de circular— y de las especificaciones concretas de este propulsor son escasos, y solo contamos con las referencias del anuncio de GDM Motors. Las leyendas, también procedentes de esta misma fuente, son más abundantes. Según dicen, Ferdinand Piëch estaba tan maravillado con el comportamiento de este BMW M5 W10 que terminó utilizándolo como su vehículo personal. Seguramente esto ayudará a sus vendedores a colocar este automóvil por un precio elevado, que solo puede conocerse bajo solicitud.

Volviendo a este especial propulsor, por desgracia fue un proyecto que cayó en el olvido, dejando paso a las otras configuraciones que sí tuvieron éxito comercial y que, tras las noticias recientes, están a punto de decir adiós para siempre. El ocaso de estas arquitecturas, cuyos responsables directos ya ni siquiera forman parte del organigrama del grupo teutón, dificultarán cada vez más ampliar la información sobre este particular diseño y, quién sabe, descubrir alguna otra inesperada creación del siempre ambicioso Ferdinand Piëch.

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David García

No conozco sensación mejor que la de un volante en las manos. Disfruto también con ellas sobre el teclado, escribiendo ahora para vosotros algo parecido a aquello que yo buscaba en los quioscos cuando era un guaje.

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