La división de personalización de Bentley lo ha vuelto a hacer. Una sucesión de modelos lanzados con precisión de cronómetro que ahora, en 2025, le permite al fabricante de lujo británico abusar del recurso revival, pero con estilo, eso sí. Como lo indica la propia firma, ha ido forjando su idiosincrasia de sedán cuatro puertas de veinte en veinte. “Una línea evolutiva ininterrumpida que desembocó en el Flying Spur actual”, señala, haciendo referencia a los tres coches a los que rinde tributo: en retrospectiva, el Bentley Continental Flying Spur 2005, el Turbo R 1985 y el que celebra 60 años desde su debut.
Todos salieron de la colección oficial Bentley Heritage y se encontraron con sus reflejos de nuestra era –todos sobre la base del Flying Spur modelo 2025–, pero en este juego del pasado y el presente me interesa, más que ninguna otra, la comparativa entre el Bentley Serie T 1965 y el Bentley Flying Spur Azure, que definitivamente no defrauda ante la primera misión encomendada: materializar en su acabado exterior aquel encanto que transmitía –y ahora más que nunca– el glamoroso plateado del Serie T fundacional.
Pero este ejemplar es el fundacional en todo sentido, porque se trata de la primera unidad existente. Es el chasis VIN0001, nacido como coche de pruebas de la empresa y matriculado a finales de septiembre, días antes de que la Serie T se presentara al mundo el 5 de octubre del 65 en el Salón del Automóvil de París. Una obra sensible como pocas vuelve a escena por segunda vez en poco más de un año, porque ya había sido noticia cuando regresó al Heritage Collection de Bentley tras una exhaustiva y merecida restauración.
 
Difícilmente se encuentre un Serie T con la carrocería tan excepcionalmente pulida como para poder usarla de espejo si lo tuviéramos frente a nosotros, y de la misma manera, sirviéndose del mismo “Shell Grey” original, posa este Flying Spur. Hasta las llantas de 22 pulgadas evocan el acabado del clásico y pionero del chasis monocasco en la historia del fabricante. No esperábamos menos puertas adentro, donde el cuero azul y los paneles de nogal del Bentley Serie T 1965 se replican con respeto y reinterpretación en la cabina del Azure.
Una combinación que, debo decir, le queda mejor al homenajeado que al interior de la reversión con asientos Bentley Dynamic Ride y Bentley Wellness. Su volante, fino y azabache, junto a una mayor preponderancia de la terminación en madera y a la instrumentación analógica, marcan la diferencia. De más está decir que si hay un aspecto en la que en nada se asemejan, es en la mecánica, ya que el Flying Spur Azure lleva dentro un sistema híbrido con 680 caballos de potencia.
Decía en la línea introductoria que esta reversión no es ni por asomo el primer trabajo de Mulliner en el año en lo que a homenajes respecta, ya que llegando al cierre del primer semestre lanzó el que se supone el canto de cisne del W12, un convertible con 750 caballos de potencia, limitado a 16 unidades y con características curiosas y pintorescas, como lo es la réplica de la onda sonora del motor sobre el salpicadero.


 
  
  
                    







Mauro Blanco
Veo arte en los coches y en sus diseños una potencia que va más allá de las cifras. Ex conductor de Renault 12 rojo modelo 1995 de épicos e imprevisibles episodios, al que recuerdo por la hostilidad de su volante, pero, sobre todo, por nunca haberme dejado en el camino.COMENTARIOS